Para finales de la próxima semana está contemplado que Colombia reabra sus fronteras terrestres con países como Ecuador, Venezuela, Panamá, Brasil y Perú.
Tras permanecer cerradas durante varios meses por cuenta de la pandemia del covid-19, hay una gran expectativa en las zonas limítrofes frente a lo que pasará el próximo 1 de noviembre.
Como se sabe, desde finales de septiembre el gobierno Duque anunció, a través del decreto 1297 de 2020, que el cierre de todos los pasos fronterizos terrestres, marítimos y fluviales del país, se extendería hasta el arranque de noviembre. Los vuelos aéreos internacionales ya se reabrieron desde mediados del pasado mes, aunque solo con algunos países y bajo estrictos protocolos de bioseguridad.
En cuanto a las fronteras terrestres, es claro que la atención mediática ha estado centrada en lo que pasa con Venezuela, a tal punto que no se sabe si a finales de la próxima semana se reabrirá el tránsito de personal por los puentes y otros pasos binacionales, sobre todo porque en las últimas semanas se está presentando un aumento de ciudadanos de la vecina nación que quieren ingresar de manera ilegal a Colombia, huyendo del agravamiento de las condiciones socioeconómicas y sanitarias en su territorio.
Incluso fue necesario reforzar la presencia militar y policial colombiana en varias zonas limítrofes para evitar el paso de centenares de personas por las trochas y caminos ilegales.
Al sur del país la situación es distinta pero no menos crítica. Tras varios meses de cierre, los comerciantes de Ipiales, una ciudad que vive del comercio bilateral con Ecuador, cuentan las horas para el 1 de noviembre. Sin embargo, el rebrote del Covid-19 en algunas ciudades colombianas y el hecho de que el dólar esté más barato en nuestro país que en el vecino (que tiene una economía dolarizada) podrían atravesarse en esas expectativas.
Incluso, Mario Pantoja, presidente de la Asociación de Comercio de Ipiales, le dijo a EL NUEVO SIGLO que Ecuador teme reabrir la frontera debido al incremento de la pandemia en Colombia, en los municipios cercanos a la zona fronteriza.
EL NUEVO SIGLO:- ¿Cuándo se espera que se reabra la frontera?
MARIO PANTOJA:- La verdad es que nosotros aspiramos a que este 1 de noviembre se reabra, pero lo sabemos es que, por el lado de Ecuador, no habría esa disposición.
El presidente Duque nos manifestó que el 1 de noviembre veía viable la apertura de la frontera y que el Ministro de Salud colombiano se iba encontrar con su par de Ecuador, y que lo mismo haría la Cancillería para determinar los protocolos de bioseguridad entre los dos países. Pero la verdad es que vemos que por parte del Ecuador no se tiene la misma intencionalidad, los datos de la pandemia en la frontera los asustaron porque empezaron a ver que el crecimiento de casos es cada día era superior y estaba en los municipios vecinos.
ENS:- ¿Qué tan importante es la reapertura de la frontera en estos momentos, tras varios meses de cierre?
MP:- Muy importante, máximo cuando la zona aporta mucho a nuestro Producto Interno Bruto en términos económicos. Es sustancial. Ipiales se nutre de cuatro mercados: uno es el mercado interno, otro el de los pueblos vecinos (que son 13 que vienen aquí a abastecerse), está el tema del comercio fronterizo y el más importante el de los hermanos ecuatorianos. Esos cuatro sectores nutren la economía, pero el que más pesa máximo, cuando la balanza comercial está a nuestro favor, es el ecuatoriano, a tal punto que hay muchos negocios que dinamizan en un 80 por ciento el comercio.
ENS:- ¿Cómo es el intercambio comercial normal?
MP:- Lo que es cierto es que el Ecuador nos mueve hoy en un cincuenta por ciento o más. Entonces nos están quitando hasta un 60 por ciento la posibilidad de la economía al cerrar la frontera.
ENS:- ¿Por qué Ecuador no quiere que se reabra la frontera?
MP:- Lo podemos plantear en el siguiente sentido: el comercio exterior, el que se está dando desde el interior del Ecuador y del interior de Colombia, no está afectado, porque la frontera para este está abierta. Es decir, el comercio exterior se está desarrollando: las grandes empresas en Colombia y los importadores de ambos países están haciendo el negocio. Y que la balanza comercial está a nuestro favor, es cierto.
Pero para los pequeños comerciantes, los pequeños empresarios que están radicados en esta región de Nariño la situación es terrible, porque nosotros no hacemos el comercio exterior, sino que los ecuatorianos directamente nos vienen a comprar. Y lo mismo para el Ecuador: nosotros nos abastecemos de muchas cosas allí, como el arroz, porque es más barato y por eso se da el contrabando.
Microcomercio, víctima
ENS:- ¿Entonces, qué es lo que está cerrado?
MP:- La verdad es que el microcomercio es lo que se ha cerrado. Es decir, lo que es el consumo para nosotros y para ellos (los ecuatorianos de frontera), a los que también les interesa abrir esos comercios. En general, tanto Tulcán y la provincia de Carchi, como Ipiales y Pasto, que son los municipios que tienen un comercio natural y se han visto afectados por el cierre de la frontera. No están permitiendo que esos pequeños empresarios tengan esa posibilidad de comerciar dada la situación que nos generó esta pandemia, que es terrible.
ENS: ¿Tiene ejemplos de lo que está pasando?
MP: Le voy a dar un dato: por ejemplo, en Ipiales tenemos el cierre de cerca de 500 locales comerciales. Personas que tenían 10 empleados ahora tienen cinco, y los que tenían cinco hoy tienen dos o tres, y personas que tenían tres, ahora tienen uno. Es decir, el empleo formal, que hasta antes de la pandemia estaba en un cincuenta por ciento, hoy es peor. Son situaciones complejas, difíciles, porque, en general, si el trabajador no tiene recursos no tiene con qué comprar.
ENS: ¿Qué se ha pensado entonces?
MP: Todos los análisis en las reuniones que hemos tenido con los comerciantes y expertos en la materia llevan a que la única solución es la reapertura de la frontera, máximo cuando del Gobierno nacional no encontramos ninguna ayuda, ni los subsidios a la nómina ni los créditos, porque piden unos requisitos las entidades bancarias que no se pueden cumplir.
ENS: ¿Algún estimativo sobre las pérdidas con la frontera cerrada?
MP: La verdad no le puedo dar un dato, porque no hay un censo o una entidad que nos facilite esos datos. Infortunadamente no se tiene un departamento de estudios socioeconómicos, pero lo que sí le puedo decir es lo del empleo: en negocios que se han cerrado, por ejemplo, en el centro de Ipiales, cada cuadra hay tres o cuatro.
ENS: ¿Qué otros problemas se han generado en la región?
MP: Se están dando los problemas intrafamiliares donde el detonante es el factor económico, porque no tienen dinero. Entonces hay peleas y rencillas en muchos estratos bajos. Esas son las realidades de la otra pandemia que no se está visibilizando y al Gobierno poco le ha interesado mirar.