“Gobernar también es manejar tempestades, administrar las crisis”, estimó Nicolás Liendo, decano de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda.
EL NUEVO SIGLO: ¿Qué tanto ha cambiado la agenda política con la pandemia?
NICOLAS LIENDO: La agenda ha cambiado, no solo en el país, sino en el mundo.
Se han generalizado una serie de problemas que tienen un origen en la pandemia. Cada país tiene su particularidad, pero ciertamente hay un efecto homogenizante de los problemas.
Se han potenciado una serie de temas que no estaban en la agenda, como es el estado de la salud, como es la toma de decisiones basadas en la evidencia, no en el ojímetro o en cuestiones politiqueras. Y la importancia de este dilema entre la salud y la economía. Encontrar el balance en esto que en el fondo es el dilema del desarrollo. Por ejemplo, en temas mineros, petroleros, ¿cómo generar desarrollo sin afectar la salud y el medio ambiente? Esto nos ha sacado de los problemas pequeños, pero a medida que va pasando vamos a ir volviendo hacia la agenda política del día a día.
ENS: Al Gobierno le ha cambiado la agenda con la crisis.
NL: Para gobernar uno plantea una agenda programática de visión de país, pero gobernar también es manejar tempestades, administrar las crisis. Los factores externos también te van moldeando en qué medida tu agenda es viable o no más allá de tu propia voluntad.
Yo creo que la agenda del presidente Duque fue un poco visionaria para el país. Si uno mira los temas anticorrupción, siguen siendo prioritarios en el país. El Presidente apoyó la consulta y han salido varios puntos a pesar de no haberla ganado.
El tema de la economía naranja. La pandemia nos mete en un modelo de economía diferente, basada en el trabajo en casa, semiestructurado. El Gobierno planteó una agenda para la cuarta revolución industrial que nadie tenía. En los dos próximos años se debe implementar a full la agenda de la economía naranja, porque es la economía que estamos viendo en la pandemia. Los restaurantes venden solo de manera virtual, las compras son más electrónicas y poco efectivo, las industrias culturales.
Pero hay otras cosas que van a quedar por fuera, como por ejemplo la reforma política. Yo no veo espacio, aunque es importante.
ENS: Esta crisis y sus impactos económicos, ¿cómo van a influir de cara a las elecciones presidenciales de 2022?
NL: Ya tenemos una crisis económica en todos los países del mundo. La crisis va más allá de la voluntad de los que gobiernan a nivel nacional o a nivel local. Lo que va a variar es la manera en que se gestiona. Ahí creo que está el espacio para mostrar la diferencia.
Para las elecciones todavía es muy temprano, pero ya a partir del segundo semestre de este año se tienen que ir empezando a develar las cartas de quienes van a jugar y ya el año que viene van a estar lanzados.
Como se administre la pandemia va a tener un efecto en la percepción por parte de los votantes de si la derecha ha sido efectiva para manejarla. Aquí está la oportunidad para el partido de gobierno y los miembros de la coalición, si tienen intenciones serias para 2022, de mostrar gestión y resultados. Bajar el desempleo del 20% al 10%, ojalá, es difícil. Mejorar el sistema de salud, rediseñar la educación a partir de las modalidades semipresenciales y virtuales.
Hay varios desafíos, pero sin duda el tema de la economía va a ser uno de los principales.
Ahora a la izquierda le queda hecha mucha de la tarea con esta pandemia, porque hay una enorme demanda de redistribución, de los subsidios, de que la nómina la pegue el Estado, todas esas cuestiones tienden a ser más identificadas con la izquierda. El riesgo es que cualquier populista llegue prometiendo la panacea con cualquier solución y termine instaurando un Estado como Venezuela.