Más allá de cual sea el próximo presidente de Estados Unidos, lo cierto es que la relación entre Washington y Bogotá descansa sobre una agenda que está ya muy construida a través de los años con gobiernos demócratas y republicanos.
Como lo manifestó hace casi quince días el embajador norteamericano en Colombia, Philip S. Goldberg, la relación “es muy sólida como lo ha sido en nuestra larga historia de cooperación”, anotando que “Colombia no tiene mayor aliado que los Estados Unidos, y los Estados Unidos no tienen un socio y aliado mejor ni más capaz en la región. Seguimos firmes en nuestro compromiso con esta alianza y con el pueblo de Colombia”.
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No se requiere un análisis muy detallado para comprobar que ese nexo se ha mantenido no a pesar, sino gracias a que allá y acá es valorado por encima de las diferencias partidistas.
Estos son cinco de los temas de esa agenda.
1. Narcotráfico
Con gobiernos demócratas o republicanos, los compromisos de Colombia en contra del tráfico de drogas se han mantenido, aunque en el transcurso del tiempo se han registrado avances y retrocesos.
El 26 de junio, la misma Casa Blanca publicó apartes del informe de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas (Ondcp), el que según una estimación de 2018 el cultivo de coca y la producción de cocaína en Colombia siguen siendo altos, pero se están estabilizando.
La estimación indica que el cultivo de coca en Colombia disminuyó de 209.000 hectáreas en 2017 a 208.000 hectáreas en 2018. De manera similar, la producción potencial de cocaína pura también decreció de 900 toneladas métricas puras en 2017 a 887 toneladas métricas puras en 2018. El cultivo en Colombia se mantuvo en niveles históricamente altos en 2018, aunque fue el primer año en que la cosecha no aumentó desde 2012.
Cifras del Gobierno calculan que entre y julio de 2020 la Fuerza Pública erradicó 54.059 hectáreas de cultivos ilícitos en el país y que la meta de este año es de 130.000 hectáreas, para lo cual aumentó los grupos que se dedican a esta tarea.
Según un documento publicado en septiembre por el Observatorio de Drogas, del Ministerio de Justicia, “la aspersión aérea se realiza en Colombia a partir de 1992 con cultivos de amapola y en 1994 con cultivos de coca. En el periodo de 1994 a 2000 se asperjó un promedio anual de 50.000 hectáreas de coca y se incrementó a un promedio de 126.000 hectáreas entre 2001 y 2005.
El mayor pico se produjo en 2006 con 172.000 hectáreas sembradas con una tendencia descendente en los siguientes años. En 2011 se asperjó un total de 103.300 hectáreas de coca, y en 2012 se asperjó 100.549 hectáreas. Las operaciones más intensas de aspersión se realizaron inicialmente en el departamento de Putumayo, donde se logró una notable reducción del área sembrada en coca; sin embargo, los cultivadores se desplazaron hacia el andén Pacífico, el cual dio inicio a uno de los principales núcleos de coca en la actualidad”.
2. Venezuela
La política exterior colombiana ha seguido enfocada aun durante la pandemia en impulsar en la región una cruzada contra la dictadura de Nicolás Maduro para que vuelva la democracia a Venezuela.
En la medida que se extienda la crisis en ese país crecerá la migración a Colombia, con el reto que en materia fiscal ello implica para poder atender esa población; en ese contexto, como miembro activo en el Grupo de Lima, el Gobierno seguirá trabajando en la parte política el aislamiento al gobierno de Maduro, que incluso contempla algunas medidas prácticas como prohibir el ingreso a nuestro territorio de integrantes y simpatizantes de ese régimen.
En enero, el presidente Duque dijo que continuará con la acción colectiva y el enfoque multilateral para denunciar los estragos que la dictadura le causa al pueblo venezolano, anotando cómo medio centenar de naciones ven representada en Juan Guaidó “una institucionalidad legítima para buscar una transición que parte del fin de la dictadura y el fin de la usurpación, que ponga en marcha el plan de reactivación económica y que pueda convocar elecciones libres”.
3. Líderes sociales
En julio un grupo de 94 congresistas estadounidenses le pidieron a la Casa Blanca que condene los asesinatos de líderes sociales en Colombia y que presione a la Casa de Nariño para que los responsables sean juzgados.
El 22 de octubre, en relación con los asesinatos de líderes sociales el presidente Iván Duque precisó que en 2016 fueron cometidos 61 homicidios; en 2017, 84; en 2018, 115.
La cifra expresada por el presidente Duque es la reportada por la Consejería Presidencial para los Derechos Humanos y Asuntos Internacionales con corte al 17 de octubre, que calculó en 41% la reducción de los homicidios contra líderes sociales y defensores de derechos humanos si se compara con el mismo periodo de tiempo en el 2019, advirtiendo que 56 casos están aún en trámite de documentación por parte de la Oficina en Colombia de la Alta Comisionada de Naciones Unidas de Derechos Humanos (Oacnudh). O sea que los 49 homicidios podrían en realidad ser 105.
Ese mismo día, el registro de líderes sociales y defensores de derechos humanos asesinados desde el 1 de enero de 2020 llegó para el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) a 237.
152 de esos homicidios se habrían cometido, según las cifras de Indepaz, desde el inicio de la cuarentena.
4. Proceso de paz
El diciembre pasado, con votos demócratas y republicanos, la Cámara y el Senado de Estados Unidos acordaron incluir más de 448 millones de dólares para Colombia en el presupuesto correspondiente a este año, lo que implicó un incremento de 30 millones de dólares respecto de la autorizada en 2019.
Una parte de lo aprobado (61 millones de dólares) son para asistencia al desarrollo, pero la mayor parte (146 millones de dólares) fue asignada al Fondo para Apoyo Económico (Economic Support Fund), que abarca los rubros a través de los cuales Estados Unidos respalda programas relacionados con el proceso de paz, programas indígenas, patrocinio a ONG y apoyo a la Fiscalía.
5. Comercio
Desde 2012, según cifras entregadas de la Cámara de Comercio Colombo Americana (Amcham), el tratado de libre comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos ha permitido un incremento de 16% en el número de empresas exportadoras, con 294 nuevos productos llevados a Norteamérica y que ingresen allí, “con cero arancel, 10.500 partidas arancelarias frente a 5.520 que tenían acceso con la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de la Droga (Atpdea)”.
Conforme a los datos de Amchan, se registró un retroceso inicial (2012, 21.979 millones de dólares; 2013, 18.458 millones de dólares; 2014, 14.105 millones de dólares; 2015, 9.853 millones de dólares) debido a la crisis petrolera (2014-2015).
Pero a partir de 2015, señaló Amcham, “las exportaciones de Colombia a Estados Unidos han crecido 14,6% alcanzando cifras por 11.290 millones de dólares y consolidándose como el principal destino de las ventas de Colombia con 28,6% de participación, y también presentó un crecimiento de 5,8% al compararlo con 2018 cuando fueron de 10.674,2 millones de dólares”.