En el Congreso no hay pulso entre gobiernistas y opositores, sino entre ‘presencialistas’ y ‘virtualistas’
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Ya fue bastante sui géneris que el receso de la presente legislatura se prolongara por casi un mes, pero no tanto como que el pulso que ha dominado los debates, incluso al interior de las bancadas, no sea entre gobiernistas y opositores, sino entre ‘presencialistas’ y ‘virtualistas’.
Frente a la necesidad expresada por los presidentes del Senado y de la Cámara, Lidio García y Carlos Cuenca, de los partidos Liberal y Cambio Radical, respectivamente, de empezar a sesionar sin más dilación y tratando de acatar lo establecido por el Gobierno nacional sobre el aislamiento obligatorio para hacer frente a la pandemia del coronavirus, se optó por empezar a trabajar de manera virtual el 13 de abril.
Así, los congresistas han estado sesionando, unos mostrando su beneplácito por una solución tecnológica ante una situación inédita y otros advirtiendo que tal vez lo actuado no sea del todo legal; pero pronto un tercer bando ha levantado una alerta sobre la inconveniencia que el Legislativo atienda sus deberes únicamente de manera virtual.
Legislar
En este contexto, ayer el Directorio Nacional Conservador (DNC) les pidió a García y a Cuenca convocar urgentemente sesiones presenciales con el fin de hacer control político a todas las medidas que el Gobierno nacional ha tomado en el marco del Estado de emergencia.
En una carta firmada por Ómar Yepes y Orfa Patricia Monroy, presidente y secretaria general encargada del DNC, respectivamente, la colectividad advirtió que es necesario que el Congreso no solo haga control político, sino que asuma su función constitucional de “derogar, revisar o adicionar las normas que con fuerza de ley haya expedido el Gobierno nacional en el marco del Estado de excepcionalidad”.
Esta inquietud conservadora se suma a la expuesta hace unos días por el senador José David Name, del Partido Social de Unidad Nacional (La U), sobre que “las grandes limitaciones que tenemos con un Congreso totalmente virtual son un obstáculo para ejercer un adecuado control político y lograr la correcta aprobación de proyectos de ley que urgen en el país”.
Pero además a Name le preocupa que “el Gobierno esté usurpando las facultades del Legislativo y reglamente leyes como la de regalías, que de la forma en la que está planteada actualmente, le quitaría autonomía a los entes territoriales”.
‘Presencialistas’
Es en este escenario fue que la semana pasada la plenaria de la Cámara aprobó una proposición para sesionar solo en forma virtual y prohibir que los congresistas se hicieran presentes en el Salón Elíptico.
La proposición fue presentada por la bancada del Centro Democrático cuando en el Capitolio Nacional se hicieron presentes la segunda vicepresidenta de la Cámara, María José Pizarro (Lista de la Decencia), así como por los representantes León Fredy Muñoz (Alianza Verde), David Racero (Lista de la Decencia), Inti Asprilla (Alianza Verde) y Katherine Miranda (Alianza Verde).
Alegando vulneración de los derechos fundamentales a la participación política, ejercicio y control del poder político, debido proceso y libertad de expresión, los cinco legisladores interpusieron una acción de tutela contra la decisión de la plenaria.
Casi simultáneamente Pizarro, Muñoz, Racero, Asprilla y Miranda fueron denunciados ante la Corte Suprema de Justicia por violar las medidas sanitarias contra el coronavirus, motivo por el cual también se puso una queja ante la Procuraduría General de la Nación.
‘Virtualistas’
Esa misma semana, exactamente el 28 de abril, por primera vez en el Congreso una iniciativa fue aprobada de manera virtual: en quinto de ocho debates la Comisión Primera de la Cámara le dio visto bueno a la reforma del artículo 325 de la Constitución para permitir la conformación de la Región metropolitana de la Sabana.
Sin embargo, en su contraparte del Senado no había consenso sobre la legalidad de las votaciones virtuales.
En una orilla, por ejemplo, se ubicó Paloma Valencia, del Centro Democrático, para quien las sesiones del Congreso de forma virtual están estipuladas por la Ley, es solo comenzar a votar; y en la otra senadores como Roy Barreras, de La U, quien expuso que de llegarse a aprobar cualquier cosa de forma virtual sería prevaricato por parte de los congresistas.
Entre tanto, en la Comisión Tercera de la Cámara los representantes Miranda y Racero se unieron a Carlos Carreño (Sergio Marín), del partido Farc, para reusarse a votar proyectos juzgando que “previo a empezar votaciones, el Congreso debería reunirse de manera excepcional tomando todas las medidas de bioseguridad para modificar nuestro reglamento, a modo que este contemple soluciones mixtas como la semipresencialidad, pero no puede empezar a operar sin que haya un reglamento que ofrezca seguridad jurídica a la actividad legislativa. Hacerlo es incumplir con los deberes constitucionales y legales como congresistas, razón por la cual, nos apartamos de participar en estas votaciones”.
Ayer, también, circuló una propuesta de Pizarro, Muñoz, Racero, Asprilla y Miranda para lograr un acuerdo político “que permita cumplir integralmente nuestras obligaciones constitucionales y legales de manera semipresencial”.
Los representantes expresaron que “ante la apertura gradual de la economía (…) se hace necesario un paso adelante en la combinación del ejército virtual con el presencial, resultando en un modelo semipresencial -como lo han hecho otros parlamentos del mundo en países epicentro de la pandemia- que le permita a nuestra corporación cumplir con sus deberes legales y constitucionales”.