Quedan 10 meses para los comicios de marzo, jornada en la que las diferentes coaliciones definirán sus candidatos presidenciales y simultáneamente se reelegirá o se renovará el Congreso.
También es un año el tiempo que separa al país de la primera vuelta para escoger al sucesor del presidente Iván Duque.
Desde ya los partidos políticos empiezan a hacer sus campañas proselitistas. ¿Cuál es el contexto en que se empiezan a mover? Se pueden vislumbrar al menos diez aspectos que hacen muy particular el panorama político actual.
• Tres coaliciones
Nadie duda del caudal electoral del Centro Democrático, probado en numerosos comicios y concretado en el crecimiento de su bancada en el Congreso y en el triunfo del presidente Duque en 2018.
Sin embargo, también es claro que este predominio descansa en los acuerdos políticos tácitos o explícitos con otras fuerzas, como las que conforman la coalición oficialista en el Congreso, misma que ampliada significó que la victoria en las pasadas presidenciales fuera contundente.
Por esto es que suenan extraños los rumores que señalan que el uribismo no haría una consulta en marzo con otras fuerzas –como los conservadores, los cristianos y La U–, toda vez que ese fue un factor (no el único, por supuesto) que trazó el camino exitoso de la candidatura de Duque.
Si eso fuera cierto, la eventual coalición de la centroderecha partiría en desventaja con sus contrapartes de la centroizquierda, ya que los dos grupos que representan a ese sector político (es decir, los organizados en torno a Sergio Fajardo y Gustavo Petro) sí tienen claro efectuar sendas consultas.
Así, dentro de un año, en la primera vuelta presidencial, lo lógico es que predominen los candidatos de las tres coaliciones: una de la centroderecha y dos de la centroizquierda.
• Más presidenciables
A ojos de algunos observadores, las precandidaturas presidenciales han proliferado, pero la verdad es que todavía faltan más por concretarse, dado que todas ellas se decantarán entre las consultas de marzo y la primera vuelta de mayo.
En el uribismo ya ‘saltaron al agua’ los senadores Paola Holguín y Carlos Felipe Mejía, así como el exviceministro Rafael Nieto, pero aunque Tomás Uribe y Óscar Iván Zuluaga han dicho que por ahora su nombre no está sobre la mesa, no son pocas las voces que insisten en mencionarlos.
Con ellos hay que contar la baraja conservadora (Juan Carlos Pinzón, Juan Carlos Echeverry, Mauricio Cárdenas, Efraín Cepeda y David Barguil), así como al senador John Milton Rodríguez, de Colombia Justa Libres, pero también al exalcalde Federico Gutiérrez que, como se sabe, integra con otros exmandatarios (entre ellos Enrique Peñalosa, Alejandro Char, Luis Pérez y Dilian Francisca Toro) un equipo que planea recorrer el país para construir una propuesta.
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La incógnita es cuándo dimitirá la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez para aspirar a la Presidencia dentro de un año.
Si todavía no está claro quién será el candidato presidencial de la centroderecha, en cambio sí es fijo que esa persona se enfrentará a Fajardo y Petro, quienes no han lanzado oficialmente sus aspiraciones, pero que sin duda saldrán ratificados por sus respectivas coaliciones: Fajardo midiéndose con Ángela María Robledo, Juan Manuel Galán, Juan Fernando Cristo, Jorge Enrique Robledo y a quien escoja la Alianza Verde (entre Iván Marulanda, Camilo Romero, Antonio Sanguino, Jorge Londoño, Sandra Ortiz y Carlos Amaya); y Petro con Roy Barreras y Alexander López (eventualmente también con Francia Márquez).
Por fuera de estos grupos está el exalcalde bumangués Rodolfo Hernández.
• Encuestas
Frente a esas opciones presidenciales, en las que ya se dijo que falta una definición clara en la centroderecha, los distintos sondeos de intención de voto han marcado el pulso Petro-Fajardo en el que hasta ahora aparece como mejor posicionado el exalcalde de Bogotá, foto que probablemente no cambie mucho en los meses inmediatos, pero que podría ir definiéndose más claramente a medida que se acerquen los comicios de marzo y comience formalmente la campaña.
• Popularidad de Duque
Pero las encuestas no solo importan por lo que dicen de los candidatos propiamente dichos, sino de la percepción que la ciudadanía tiene de la gestión del presidente Duque, dado que la defensa de su administración es un punto de honor para la centroderecha tanto como lo es para los sectores de oposición enfatizar sus eventuales errores.
Está por verse si en las próximas mediciones la calificación ciudadana vuelve a las cifras de finales de 2019, cuando se presentó el estallido social que se vio suspendido, por así decirlo, ante la aparición de la pandemia, y ahora revivió. En ese respiro, la atención de la emergencia sanitaria le brindó la oportunidad al presidente Duque de mejorar sus niveles de favorabilidad, sobre todo por el éxito que representó el programa diario de televisión.
• Ausentes en las listas
Ya EL NUEVO SIGLO ha expuesto cómo uno de los detalles que puede llegar a pesar en la composición del Congreso que se instale el 20 de julio de 2022 es la ausencia de los tres más grandes electores del actual parlamento: Álvaro Uribe, Antanas Mockus y Jorge Enrique Robledo.
En el caso de Uribe, aunque se da por sentado que la justicia finalmente precluya la investigación penal que se le seguía, es altamente probable que no vuelva al Congreso ya que esa es una petición familiar de vieja data. El Centro Democrático busca subsanar su ausencia como cabeza de lista al Senado confiando en el prestigio ganado por sus congresistas, en su gran mayoría desconocidos hace siete años, cuando arribaron arrastrados por la votación del expresidente, pero que hoy tienen amplio reconocimiento nacional. En todo caso, cuando se habla de Tomás Uribe y Óscar Iván Zuluaga no solo se les nombra como precandidatos presidenciales, sino también como posibles cabezas de lista.
Los verdes, por su parte, todavía no tienen fórmula para reemplazar a Mockus, quien debió dejar su curul por cuenta de un fallo del Consejo de Estado, pero quien además sufre quebrantos de salud. Quizás el mecanismo que escojan para definir su candidato presidencial los ayude a establecer una buena cabeza de lista. También se habla del poco probable regreso de Antonio Navarro al Congreso. El caso es que ninguna de las opciones contempladas hasta ahora permite anticipar una votación como la que aportó Mockus.
Y todavía es más incierta la solución a la ausencia de Robledo, quien dejó el Polo Democrático al escindirse de esa colectividad el partido Dignidad y además en marzo estará en el tarjetón de la consulta en la que participará. Todo parece indicar que tanto el Polo como Dignidad contemplan presentar sus listas en coalición: los primeros dentro del llamado Pacto Histórico y los segundos con la denominada Coalición de la Esperanza. El pero a esa posibilidad es qué pasaría con sus respectivas personerías jurídicas, porque se trata de una modalidad constitucional que todavía no se ha reglamentado.
• Congreso desprestigiado
El desprestigio del Congreso no es ninguna novedad, pero en esta campaña electoral ese será un tema de debate.
La verdad es que los parlamentarios colombianos quedaron en deuda, pues en medio de la crisis generada por la pandemia, a pesar de los proyectos de ley presentados por las distintas tendencias políticas para reducir o al menos congelar los salarios de los altos funcionarios del Estado, especialmente de los legisladores, los senadores y representantes no han sido capaces de dar ese paso.
Las iniciativas han sido de todos los calibres, desde las que determinaban que los legisladores que sesionaban en forma remota no cobraran gastos de representación, pasando por el congelamiento del incremento anual por uno o dos lustros, hasta las que modificaban drásticamente la composición salarial. Muy variadas, pero con una cosa en común: ninguna fue aprobada.
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Ahora avanza un proyecto para aumentar el periodo de sesiones ordinarias en dos meses, de tal manera que el receso que empieza en diciembre no termine el 16 de marzo sino el 16 de enero.
• Pandemia del covid
El incremento de los niveles de pobreza y la caída en la productividad de las empresas son dos de las más graves consecuencias de la pandemia, por lo que la reactivación económica y social es sin duda un tema clave de la campaña.
De hecho es urgente ampliar, profundizar y focalizar los programas sociales para atender a la población más afectada, es decir las personas que se empobrecieron y los micro, pequeños y medianos empresarios que perdieron parcial o totalmente sus emprendimientos; y con ello buscar la forma más eficiente de financiarlos.
Conseguir acuerdos para avanzar en estos objetivos no da espera y debe concretarse en el futuro inmediato; pero la sostenibilidad en el tiempo de las medidas que se adopten y, quizás su mejoría, serán el tema de las distintas fórmulas que presentarán los aspirantes presidenciales y parlamentarios.
• Paro nacional
Pero cuando se preveía que el menú de propuestas para avanzar firmemente en la reactivación económica y social mientras se supera la pandemia iba a ser el centro de las banderas políticas durante esta campaña electoral, resultó el estallido del paro tras el paréntesis de las restricciones impuestas por la atención a los primeros picos del coronavirus.
Hoy está contemplado que comience la negociación del pliego de emergencia, que es una priorización de las reivindicaciones levantadas en 2019, por lo que no se prevé que sea un debate fácil ni que desactive rápidamente los bloqueos, que por otra parte van a requerir negociaciones regionales.
En todo caso, lo ocurrido en las últimas semanas marcará la discusión política, debido a las responsabilidades que a algunos actores pueda caberles por los disturbios que produjeron daños a la infraestructura de transporte y en el comercio, o por el vandalismo contra la Policía (y los excesos en que esta pudo caer), así como por los bloqueos que afectaron el abastecimiento de las ciudades, todo lo cual dejó millonarias pérdidas.
Además claramente a los estragos sociales y económicos ocasionados por la pandemia se suman los que se desprenden de casi 20 días de paro.
• Reglas electorales
Solo una parte de las novedades aprobadas por el Congreso en el Código Electoral podrían entrar a aplicarse en estos comicios, pero saber exactamente cuáles y cómo depende de la decisión que está por tomar la Corte Constitucional sobre esa norma.
Sin embargo, ya la campaña empezó a ser afectada por las consecuencias que sobre las reglas electorales tienen los protocolos de bioseguridad derivados de la atención a la pandemia. Específicamente se trata de la recolección de firmas para los candidatos presidenciales y parlamentarios que así lo requieren para poder inscribirse cuando llegue el momento.
Aún no se sabe si esos protocolos incidirán en otras etapas de la campaña. La Registraduría y el Consejo Nacional Electoral desde el año pasado están usando las jornadas atípicas de votación como laboratorio para anticiparse a los problemas que pueden presentarse en comicios complejos como los de Congreso, por lo que llegado el momento seguramente emitirán junto con el Gobierno pautas acerca de, por ejemplo, la forma en que los candidatos podrán adelantar sus campañas proselitistas o cómo será el operativo en los días en que los ciudadanos sean convocados a las urnas.
• Reformas pendientes
Hay una serie de problemas nacionales que, como suele decirlo el presidente Duque, han envejecido mal esperando soluciones que a pesar del paso del tiempo no se concretan, entre otras razones porque requieren acuerdos a los que no se llegan ya que los diferentes actores concuerdan en lo que hay que hacer para corregir la situación, pero no en cómo lograrlo.
Un ejemplo de eso es la fallida reforma tributaria. No hay nadie que no considere oportuno mejorar los programas sociales y financiarlos adecuadamente; en cambio las fórmulas para conseguir esos objetivos son muy diferentes.
La historia se está repitiendo con la reforma a la salud, así como ha ocurrido con las diferentes iniciativas que han pretendido reformar la justicia y volverá a pasar cuando se afronten las muy aplazadas reformas laboral y pensional.