La semana política comenzó con un nuevo pulso entre el alcalde de Cartagena, William Dau, y su antecesor Pedrito Pereira, esta vez por los señalamientos que hizo el actual mandatario el domingo durante la primera entrega de su Libro Blanco de la corrupción en la capital de Bolívar.
“Es tanta la podredumbre, que toca hacerlo en tres entregas separadas”, dijo Dau al anunciar la primera parte, en la que detalló cómo según él algunos políticos celebran contratos con el Distrito a través de entidades sin ánimo de lucro “que hacen de todito” para “robarse la plata”.
“A mí me eligieron para acabar con la corrupción y la pobreza en Cartagena. Ahorita hay gente que me dice ‘Alcalde dedícate a gobernar’ o ‘ya se acabó la campaña’, pero, ¿qué pretenden? ¿Convivir con los corruptos y malandrines que se roban más de un billón de pesos al año? Parte de mi actuar como alcalde tiene que ser seguir combatiendo la corrupción”, puntualizó.
Dau sostuvo que se analizaron los informes finales de gestión de los funcionarios salientes y lo evidenciado por los secretarios, jefes de oficina y directores de entidades descentralizadas al recibir los cargos durante los primeros tres meses de su gobierno, y precisó que la corrupción se lleva el 70% del presupuesto, $1,2 billones al año.
Sin embargo, el exalcalde Pereira y su equipo de gobierno manifestaron que “el Libro Blanco se constituyó en una herramienta política, con la finalidad de recuperar, en algo, la gobernabilidad perdida y cautivar el apoyo de incautos ciudadanos que se distraen con la lapidación pública de exfuncionarios que propone el Gobierno, sin detenerse a examinar objetivamente cada cuestionamiento, todo esto mientras la ciudad tramita la mayor emergencia de su historia. Pan y circo al pueblo mientras perece”.
Los exfuncionarios rebatieron la información divulgada por Dau alegando que toda es falsa, y manifestaron estar prestos a rendir cuentas ante los distintos órganos de control e investigación.
“No evadimos el debate, no nos negamos a brindar toda la información requerida, por el contrario, más allá de los términos legales del empalme, en algunos casos inobservados por la administración entrante, ratificamos con hechos este espíritu de colaboración”, expresaron, anotando que “esta publicación carece de rigor técnico, desconoce principios elementales de la administración pública, se emitieron juicios absolutamente subjetivos, no se sostiene sobre cifras oficiales, realmente es un compendio de tergiversaciones y expresiones desafinadas que solo revelan la incompetencia para afrontar los duros problemas de la ciudad”.
Pereira y su equipo expusieron que “no vamos a caer en el juego propuesto en el Libro Blanco, no reconocemos en sus autores la competencia funcional para juzgar nuestras actuaciones, ratificada además por el Alcalde actual que los ha catalogado de ‘primaparos’ e ‘inexpertos’, pero entonces, ¿sí están capacitados para calificar a sus antecesores?”.
Tras considerar que el Libro Blanco “es un atentado flagrante contra la dignidad humana, contra nuestra integridad y la de nuestras familias, esta innecesaria exposición mediática, sin haber sido vencidos en un juicio conforme a todas las garantías constitucionales y legales”, afirmaron que “los organismos de control, de conformidad con la Constitución y la ley, son los encargados de este análisis probatorio, una vez se presenten las denuncias respectivas”.