La semana que terminó estuvo marcada por la polémica surgida tras el accidente en el que murieron 16 policías y otros resultaron heridos.
El helicóptero Blackhawk que los transportaba dentro de la ofensiva de las autoridades contra el Clan Úsuga se precipitó a tierra el martes entre Carepa y Chigorodó, Antioquia.
Cuatro días antes, una aeronave Casa 235 de la FAC se había accidentado cerca a Agustín Codazzi, Cesar, falleciendo los 11 militares que eran transportados en la aeronave.
El jueves, el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, lamentó la falta de solidaridad de algunos líderes políticos con las familias de los 27 policías y militares muertos en los dos accidentes aéreos y criticó que “antes que una tragedia humana ven una oportunidad electoral”.
“No son eventos para pescar en río revuelto”, anotó el ministro Villegas, señalando que “la política ha corroído la capacidad de ser solidario”, tras reiterar que en los dos eventos la información apunta sin duda a que fueron ocasionados por una combinación de mal tiempo, fallas mecánicas y eléctricas y no por ataques de grupos delincuenciales.
“Nuestros héroes de la patria, en el caso del helicóptero que dejó 16 policías muertos, cuando volaba entre Chigorodó y Mutatá, no iban precisamente para las playas de Acandí, sino a perseguir al Clan Úsuga, que produce más de 500 millones de dólares al año, les hemos capturado más de 300 de sus integrantes y les hemos decomisado 15 toneladas de coca en cuatro meses”, destacó.
La reacción del alto funcionario se debió a declaraciones del uribismo sobre el particular.
El mismo jueves, el senador Álvaro Uribe, del Centro Democrático, dijo que “hoy tenemos en el íntimo convencimiento la grave preocupación de que este doloroso asesinato de soldados y policías, en Urabá y en el Cesar, fue causado por el terrorismo. Esto se suma a hechos anteriores también causados por el terrorismo. Yo lo resumiría de esta manera: dolor por la vida de nuestros soldados y policías e incertidumbre por la seguridad de los colombianos”.
Para Uribe, “a estos dos hechos se le suman los anteriores. Entonces es muy triste que la delincuencia cometa esto, que se le trate de tapar, que se asesine a los soldados y policías, y que se le genere esta incertidumbre a la seguridad, a la seguridad aérea de las Fuerzas Armadas de Colombia, que es la seguridad aérea del país”.
Al día siguiente, el propio presidente Juan Manuel Santos se refirió al asunto en la ceremonia del Día del Ejército y aniversario de la Batalla de Boyacá, expresando que “uno no entiende que para detener esa victoria para que no llegue la paz, algunos lleguen al extremo de atacar a nuestras Fuerzas con acusaciones que nada tienen que ver con la realidad”.
“Cuando hacíamos este minuto de silencio por estos héroes que fallecieron en el accidente del avión Casa de la Fuerza Aérea y en el accidente del helicóptero, el Blackhawk de la Policía, pensaba yo qué motivación puede tener alguien para denegar de la verdad, para hacer acusaciones falsas. Cuál es el motivo. Y ahí me vino a la cabeza este escrito: la motivación, la decisión, tiene que imponerse”, sostuvo, para más adelante manifestar que "yo no me explico por qué cada vez que nos acercamos más a la paz, se llenan de ira e intenso dolor y acuden a esas armas malévolas, torcidas, que son las mentiras, para hacer acusaciones que ningún beneficio le traen a la patria".