La muerte de tres policías y un soldado, el sábado último, originada por el frente 63 de las Farc en Caquetá, reanudó la polémica sobre si el Estado debe extremar cuidados para defender la integridad de los delincuentes que persigue o están en su poder. Los occisos tenían 12 años presos a órdenes de las Farc, como plagiados. De hecho, la muerte los liberó. Sin embargo, esta circunstancia hizo que personas interesadas y la misma subversión sacasen a luz severas críticas contra soldados y policías que, a menudo, aparecen relacionados con el fallecimiento trágico de narcodelincuentes.
Piedad, enojada
Amigos que la rodean atribuyen a la ex senadora Piedad Córdoba horas de malestar el sábado y domingo últimos al saberse el triste fin de cuatro de los 381 secuestrados en poder de las Farc. El juego que la administración de Andrés Pastrana le dio para impulsar el retorno de varios secuestrados a la libertad, la movió a pensar que tenía condiciones para intermediar entre la subversión y la comunidad. La ofendió entonces que en el último episodio con secuestrados no fuese buscada su intervención. Por cierto, el nombre de Córdoba sólo ha estado vinculado a la liberación de 105 de 3.292 personas que las Farc han retenido desde 1964.
Temor en Medellín
Alonso Salazar, alcalde de Medellín, hizo saber que teme una reacción violenta del hampa como expresión de enojo por la captura del delincuente Maximiliano Bonilla, alias “Valenciano”, anteayer en Venezuela. El sujeto estuvo detenido en la cárcel de Medellín y alcanzó a fugarse cuando supo que Estados Unidos lo reclamaba en extradición como peligroso narcotraficante. Ayer en la misma cárcel no existía claridad acerca de si Venezuela pone directamente a “Valenciano” en manos de la Justicia estadounidense o lo remite pronto a Medellín.