Los productores de café aseguran que la situación climática que se experimenta golpeará nuevamente la cosecha y que esta tendrá un registro muy por debajo de diez millones de sacos.
El representante por Caldas ante el Comité Nacional de Cafeteros Mario Gómez Estrada le dijo a EL NUEVO SIGLO que, contrario a lo que pasa con la agricultura y su área cultivada, en el café esta pasó de un millón a 800.000 hectáreas, mostrando que hay que trabajar muy duro para recuperar el terreno perdido.
Declaró que, si bien, la producción ha ido recuperándose, lo viene haciendo a un bajo ritmo, entre otras cosas porque en Colombia se sigue avanzando con el plan de renovación de cafetos. La idea es pasar a la variedad Castillo, la cual es muy resistente a la roya y a los embates del clima.
“Anteriormente manejábamos diez mil árboles por hectárea, ahora nos tocó bajar a ocho mil o siete mil para evitar contratiempos y agilizar la recolección del grano”, explicó.
“Estamos adelantando una renovación muy grande, le estamos apostando a la recuperación de la caficultura, asunto muy urgente para los productores, porque a menor cosecha menor ingreso y sin dinero no se mueve la economía de las regiones”, conceptuó.
Gómez dijo que actualmente el gremio cafetero y el Gobierno trabajan en un plan para ayudar a los pequeños agricultores que aguantaron años de crisis y por eso habrá auxilios para aquellos cafetales de nueve años para que ingresen a la renovación y sumen posteriormente con su producción.
Para el dirigente cafetero al problema de invierno y plagas se suma la producción del “nuevo eje cafetero”, compuesto por el sur del Tolima, Cauca y Nariño, en donde el exceso de lluvias y la roya han hecho de las suyas.
“En este momento hay producciones muy bajas por la ola invernal y por eso la cosecha del primer semestre será escasa, asunto que ya se nota en la florescencia”, agregó.
Gómez afirmó que contra el clima es muy difícil pelear, pero que la caficultura debe convivir con el cambio climático y seguir caracterizándose por una excelente productividad y una alta competitividad.
Reveló que con agronomía y estudios de Cenicafé se podrá llegar a cultivar y cosechar aun en medio de las más agudas complicaciones meteorológicas. Precisó que muy seguramente a esos estudios, investigaciones y trabajos se sumarán las entidades multilaterales que llegarán a financiar todo lo que demande la caficultura colombiana, la cual sigue siendo vanguardista en asuntos de exploración y búsqueda de soluciones técnicas y científicas para mejorar la producción cafetera.
Sobre precios dijo que, pese a que la cosecha de café de Brasil superará 50 millones de sacos, el precio del café colombiano se mantendrá al alza porque hay escasez de grano suave, que es el que producen Colombia, Centroamérica y Perú.
“Hay voces que hablan de una producción brasilera de 43 y 49 millones de sacos, pero la verdad hay autoridades en la materia que dan cuenta de una cosecha muy por encima de los 50 millones de sacos”, indicó Gómez.
Según el experto, a las 500.000 familias que devengan su sustento del cultivo del café les llegó la hora de entrar en una nueva era, la cual estará matizada por nuevos hallazgos para optimizarlo.
Esas familias, las del poncho a cuadros, las del machete para desmontar, las del Jeep Willys, que carga café a las cooperativas hasta que el carro casi se arrastra, les ha tocado vivir todas las vicisitudes, pero pronto se darán cuenta que los esfuerzos valieron la pena.
Hoy están saliendo poco a poco de la tristeza. Taciturnas, las mulas siguen sacando el grano de las fincas verdes, de casas altas, coloridas y adornadas de flores. Afortunadamente se escucha el traquetear de la despulpadora y aún se ve pensativo bajo el tenue sol al jornalero estirar el rastrillo para acelerar el secado del grano.
Todo pasa en la tierra cafetera, llueve, se desploman carreteras, se cae la cosecha y se conmueve con los anuncios de Nueva York, pero lo mejor es seguir mejorando la producción para volver a los buenos tiempos de la gran cosecha.