Mientras cerca de ocho millones de habitantes de la capital del país transitan a diario incómodamente por la malla vial, irónicamente el 76 por ciento del Distrito Capital, zona rural, está totalmente deshabitada, no solo porque es reserva ambiental, sino por el olvido del estado con el campo.
Con base en el Plan Maestro de Alimentación y el Plan de Desarrollo “Bogotá humana”, la Secretaría Distrital del Desarrollo Económico (Sdde) inició un trabajo mancomunado para que establecer que población habita en las 122.000 de las 124.000 hectáreas hectáreas rurales de Bogotá.
Además que el área rural en su mayoría está protegida ambientalmente porque es el corazón de la vida y el agua, la ciudad no contaba con información socioeconómica oportuna, precisa y pertinente, que permitiera establecer la línea base para la Política Pública de Ruralidad de Bogotá que la actual administración, dentro de su plan de acción, pretende instaurar como principal herramienta para mejorar las condiciones de vida de esta población.
Es por esto que, entre abril y junio de 2013, la Secretaría de Desarrollo realizó el censo de la población rural de Bogotá. Gracias a este censo hoy la ciudad conoce que existen 16.787 bogotanos y bogotanas que habitan la ruralidad del Distrito Capital, distribuidos en 4.353 hogares, donde el 26 por ciento de esta población son niños menores de catorce años.
El censo determinó que el 96 por ciento de las viviendas rurales cuenta con el servicio de energía eléctrica mientras que por el contrario, tan solo 17 por ciento de estas cuenta con conexión al alcantarillado. Comprende que el 78 por ciento de los hogares percibe que sus ingresos son insuficientes para cubrir sus gastos básicos, tales como alimentación y vestido, debido a que 88 por ciento de la población que actualmente se encuentra trabajando, tanto en actividades rurales como de la economía urbana, devenga menos de 600.000 pesos mensualmente.
En lo que concierne a las actividades agropecuarias, el Censo de la Ruralidad de Bogotá determinó que en las 1.306 fincas halladas el 52 por ciento tiene por lo menos un animal bovino, y que el 49 por ciento de las mismas tiene sembrado algún tipo de cultivo. Sobre las actividades pecuarias, el inventario ganadero total fue de 5.223 cabezas de ganado, de las cuales predomina el sistema de producción lechero (55 por ciento) y de doble propósito (33 por ciento).
Respecto a las actividades agrícolas, la producción de alimentos fue de 6.315 toneladas, de las que sobresalió el cultivo de papa, en sus distintas variedades, participando en un 83 por ciento del total de producción. Al indagarse por el uso y la distribución del suelo rural, el 49 por ciento de las hectáreas pertenecientes a las fincas censadas correspondieron a pastos, 20 por ciento a bosques naturales, 13 por ciento a vegetaciones no nativas y 13 por ciento a cultivos.
Como se detalla, se encuentra un panorama caracterizado por bajos ingresos, deficiencia de ciertos servicios públicos, y predominancia de actividades ganaderas y cultivo de papa.
Modelo
A este propósito, Carlos Simancas, titular del despacho explicó que el modelo de intervención comprende las zonas donde la vocación o capacidad de uso del suelo permite la producción agropecuaria, un Plan general de asistencia técnica directa rural que busca mejorar la productividad y las condiciones socioeconómicas de los campesinos.
“Una de los propuestas más significativas, resultado del censo, es aquella que incentiva la reconversión ambiental de las actividades productivas en zonas protegidas (cerca de 1.000 hectáreas de las 6.820 reconocidas por el censo) y que provocan mayor interés de la administración distrital para mantener la relación positiva entre estas actividades de los campesinos del Distrito y los servicios ambientales de interés global como la biodiversidad y el cambio climático”, dijo el funcionario.
Se trata de una propuesta que reta con un nuevo enfoque del campesino tradicional, a través de la reconversión ambiental a un paisaje productivo mediante el uso sostenible de recursos naturales y gestión agrícola liderada por ellos mismos, especialmente en el manejo y cuidado del agua, la cual constituye una de las mayores riquezas de la región”. Simancas agregó que “que en 2012 la SDDE invirtió más de 2.511 millones de pesos, mientras en lo corrido de 2013 la inversión en la ruralidad de Bogotá ha ascendido a 1.163 millones”.
El Plan de Asistencia Técnica Rural Directa que adelanta la Sdde en los Cerros Orientales Chapinero, Santa Fe, Suba, Usme, Ciudad Bolívar y Sumapaz, está a cargo de un equipo conformado por profesionales y técnicos, conformado principalmente por hijos de las familias que viven en estas comunidades.
Si bien hoy en la Sdde celebra el éxito de contar con esta información que permite diagnosticar la situación de la ruralidad de la ciudad. “Afirmamos con completa seguridad que el compromiso institucional es aún mayor para corregir este complejo panorama socioeconómico, respetando por supuesto el papel vital medioambiental de la ruralidad. Mejorar la calidad de vida de los hogares que componen la ruralidad de la ciudad puede y debe ir de la mano con la protección al agua”.
Al tiempo que la población rural de Bogotá suma 16.787 y la urbana ocho millones de habitantes, hasta ahora se tiene un dato exacto sobre cómo viven los campesinos que están a pocos minutos de la ciudad.
Critican programa de asistencia técnica
Falta de compromiso con el sector de los campesinos de Bogotá en materia de asistencia técnica agropecuaria y ausencia de infraestructura que permita sacar los productos a los centros de acopio denunció el concejal del movimiento Progresistas, Diego García.
El cabildante García reclamó acciones y medidas concretas para desarrollar un programa de producción agropecuaria que pretende crear un sistema sostenible, para poder hacer de la ruralidad bogotana una actividad que genera el 6 por ciento y no el uno como en la actualidad.
García advirtió que la meta es aumentar al 6 por ciento el volumen de producción agropecuaria, en la zona rural, tal como está determinado en el Plan de Desarrollo Distrital, esto significa que “Bogotá va a dejar de producir 27.400 toneladas al año y pasará al terminar esta administración a 164.00 toneladas, es decir, dejamos de producir 75 toneladas en un día y pasamos a producir 450 toneladas”, explicó.
El concejal García fue crítico con la Administración Distrital en lo atinente a las acciones adelantadas sobre el tema de asistencia técnica agropecuaria, cuando se revisan lo que implica este tema y las decisiones que se han tomado alrededor de dicho sector, “es cuando le dijo que considero que no son el tipo de acciones que van a permitir que la asistencia técnica mejore”, argumentó.
En este sentido, el concejal de Progresistas anunció que presentará un proyecto de acuerdo que busca reformar el programa de asistencia técnica, pero que solo lo radicará cuando exista un consenso sobre el tema con la administración y con los colegas que quieran unirse al mismo.
Por su parte, la concejal Olga Victoria Rubio, del Mira, dijo que el problemas no es de planificación porque estas todas las herramientas jurídicas e instrumentos de planeación a la mano, “con lo que tenemos es suficiente. El problema es de gerencia estrategia en la administración, necesitamos más gerentes estratégicos que pongan en marcha estas políticas porque no hemos protegido a los campesinos”.
La concejal Rubio pidió que se invierta más recursos en la zona rural del Distrito ya que según el Plan de Gestión para el Desarrollo Rural Sostenible (Pgdr) disminuyó 59 por ciento y los proyectos ejecutados 47 por ciento.
“Las inversiones en otros ejes, programas y proyectos superan en 5, 10, 15, 20 y más veces la presupuestada para el eje denominado ruralidad humana, lo cual nos hace entender el porqué protestan los campesinos de Bogotá, de Cundinamarca y de todo el país”, manifestó la concejala, ante lo cual señaló que “así como la justicia es para los de ruana, la baja inversión en el presupuesto Distrital, también es para los de ruana”
Según la proyección hasta 2016 la meta es aumentar sólo un 6 por ciento el volumen de producción de la zona rural de Bogotá mediante procesos de reconversión productiva.