Plebiscito: encuestas y calculadora electoral | El Nuevo Siglo
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Sábado, 10 de Septiembre de 2016
Unidad de análisis

El escenario de la campaña se mueve rápidamente. El “Sí” toma más ventaja, pero el “No” se mantiene cerca al 30%. El porcentaje de probable abstención sigue preocupando, en tanto que se habla de una votación que podría estar entre 10 y 11,5 millones de sufragios. A ello se suma que en los resultados del 2 de octubre santismo y uribismo tendrán un pulso electoral en el que juegan las votaciones de las presidenciales y de Congreso de 2014, así como la de diputados de 2015. Informe EL NUEVO SIGLO

 

  1. EL “SÍ” TOMA VENTAJA: es claro que después de que se anunció en La Habana el cierre de la negociación el apoyo al proceso de paz ha aumentado lenta pero sostenidamente. Prueba de ello son las encuestas de los últimos diez días, que tienen la ventaja de que se hicieron ya con la pregunta que se le formulará a los colombianos en la votación del plebiscito refrendatorio el 2 de octubre. El viernes de la semana pasada, en la Polimétrica de Cifras y Conceptos (para Caracol Radio y Red + Noticias) el 68% dijo que votaría positivamente. De igual manera, la primera Datexto (para El Tiempo y La W) el 59,5% dijo que apoyaría el “Sí” en las urnas. Ese fortalecimiento de esta tendencia dentro del plebiscito se confirmó esta semana, según las encuestas que se revelaron este viernes último. En la Datexco, por ejemplo (siendo la única que ha logrado repetir sondeo con la pregunta oficial), el apoyo al “Sí” ya subió a 64,8%, lo que implica, entonces, que en ocho días esta opción se fortaleció un poco más de 5 puntos. A su turno, en la encuesta Ipsos (para la revista Semana) el “Sí” salió aún más alto, llegando a un 72% de los consultados que respondió que votaría positivamente la refrendación del acuerdo final de paz entre el gobierno Santos y las Farc. Es claro que en esta tendencia alcista del “Sí” ha sido clave no solo una mayor divulgación de los puntos determinantes del acuerdo, sino que las campañas a favor del proceso de paz en todo el país comenzaron firmemente hace una semana, en tanto que el presidente Santos y su gobierno enfocaron toda su acción política en este tema. A ello se suma, que hay una mayor exposición mediática de los debates alrededor de las ventajas y desventajas del pacto con la guerrilla. Por igual, ya está al aire la ofensiva publicitaria a favor del acuerdo. Y, como si fuera poco, no se puede negar que el cumplimiento al 100%, según el Gobierno, del cese el fuego bilateral y definitivo, ha sumado valores agregados a los partidarios de refrendar lo negociado en La Habana.
  2. EL “NO” SE MANTIENE ESTABLE: paradójicamente la trepada del “Sí” en las distintas encuestas no ha significado que el “No” haya perdido terreno de forma proporcional a la opción rival. En la Polimétrica, el “No” se encontraba el viernes de la semana pasada en 28%. En la primera Datexco, esta opción se ubicaba en un 33,2%. Ya en la segunda Datexco, este viernes, el “No” bajó a 28,1%, es decir que perdió cinco puntos. En la Ipsos, por su parte, los que no quieren que se refrende el acuerdo de paz negociado con la guerrilla son el 28% de los consultados. Si se analizan en perspectiva todos estos guarismos, se encuentra que el “No” no ha bajado en los mismos porcentajes que ha subido el “Sí”. Y ello se explica, precisamente, porque los partidarios de aprobar el pacto suscrito con la guerrilla han salido más de la franja de los indecisos que de la de los opositores. ¿Por qué se mantiene el “No” alrededor del 30%? Hay tres circunstancias políticas que pueden explicar este fenómeno. De un lado, que el uribismo se lanzó a una campaña sin cuartel en todo el país. Segundo, que hay gente que no tolera nada con las Farc y votará en su contra siempre. Y, tercero, que hay una mayor exposición mediática de los debates alrededor de los puntos negativos y positivos del pacto con la guerrilla, lo que le ha permitido a muchas personas darse cuenta de las implicaciones de lo negociado y tomar una postura más informada al respecto. De otro lado, es evidente que más allá de la ofensiva política, publicitaria e informativa, la discusión alrededor del acuerdo ya aterrizó en los núcleos familiares, laborales, sociales, comunitarios y otros espacios en donde ya se volvió un asunto epidérmico y la sola mención del tema genera discusiones y rifirrafes profundos, así en la mayoría de los casos gran parte de los intervinientes no se hayan leído las 297 páginas del texto del acuerdo.
  3. LA ABSTENCIÓN NO CEDE SUSTANCIALMENTE: uno de los elementos más determinantes de las encuestas de la última semana ha sido el porcentaje de consultados que responde que no piensa votar el 2 de octubre. Se trata de porcentajes que van desde el 20%, el 30% y hasta el 48%, en tanto que los que afirman que sí lo harían oscilan entre el 50% y 66%. Se trata de porcentajes que no se pueden comparar, debido a que en algunos casos los encuestadores diferencian entre los votantes habituales y aquellos que no lo son o introducen otras variables sobre probabilidad o no de ir a las urnas. Pero aun así, es claro que, parafraseando al presidente Santos, en torno a que la votación del plebiscito el 2 de octubre es la elección más importante de los colombianos en las últimas décadas, no deja de preocupar que la franja de abstencionistas, que en Colombia siempre han bordeado el 50%, no se esté reduciendo de forma más sustancial, no sólo porque está en juego la posibilidad de aprobar o improbar un acuerdo de paz que lleva cuatro años polarizando al país, sino porque las Farc son la organización más odiada e impopular en el país. Para algunos expertos la tendencia abstencionista se debe a que hay mucha gente que simple y llanamente no acostumbra ir a las urnas. Otra porción prefiere abstenerse porque siendo tan complejo el texto del acuerdo y tan altisonante el debate entre los partidarios del “Sí” y el “No”, prefieren no ponerse de ningún lado. Un experto en opinión pública explicaba esta semana que la abstención también se alimenta de la saturación electoral, política, publicitaria e informativa, que prácticamente está atiborrando a las personas, que en muchos casos tienen problemáticas económicas y de otra índole que son más importantes para ellos y frente a las cuales no ven acción del Estado para solucionársela. Tampoco deja de llamar la atención que en las encuestas los dos principales líderes políticos del país y cabezas cada cual del “Sí” y el “No”, es decir el presidente Santos y el expresidente Uribe, hayan bajado en materia de imagen favorable, evidenciando así que la ciudadanía ya está cansada de su desgastante pulso.
  4. ¿CUÁNTOS VOTOS TENDRÁ EL PLEBISCITO?: es la pregunta del millón. Un encuestador advertía una semana atrás que, en las elecciones típicas, cuando los sondeos de opinión proyectaban determinado porcentaje de participación en las urnas, había que castigarlo con 20 puntos menos para acercarse a un rubro real de votación. Esa premisa pesa aún más cuando se trata de un acto electoral atípico y en el que, además, no van a funcionar incentivos electorales como el de la media jornada laboral de descanso para quienes sufraguen. Así las cosas, si en las distintas encuestas se promedian los porcentajes de personas que dicen que van a votar, habría que hablar de un 55% a 60%. Y si ese porcentaje se castiga con un 20% menos, entonces bien se podría hablar de 35% o 40% de ciudadanos sufragando el 2 de octubre. Sobre un censo electoral vigente de 34.899.945 personas habilitadas para votar, se podría estar hablando, entonces, de un poco más de 11,5 millones de personas asistiendo a las urnas el 2 de octubre. De estos habría que descontar el porcentaje de votos nulos o no marcados. Por ejemplo, en la segunda vuelta presidencial de 2014 entre votos en blanco, nulos y no marcados hubo más de un millón de sufragios. ¿11,5 millones de votos es mucho o poco? Ese potencial de votos es más de cuatro millones menos que los obtenidos en la segunda vuelta presidencial de 2014, cuando hubo 15,8 millones de votos, con un porcentaje de abstención de 52%. Además, esos 11,5 millones son inferiores a lo que pasó en la primera vuelta presidencial, cuando la votación fue de 13,2 millones de votos, con un porcentaje de abstención de 60%. Incluso, en los comicios para Congreso de 2014 asistieron a las urnas 14,3 millones de colombianos, que sobre un censo electoral vigente para esa fecha de 32.803.324 personas habilitadas para votar, es decir que la abstención llegó a 55,8%. Sin embargo, hay otros analistas que consideran un pronóstico muy alto hablar de 11,5 millones de votos el 2 de octubre y prefieren apostar por algo más de 10 millones de votos. En cualquier caso, se da por descontado que el “Sí” pasará el umbral del 13%, es decir de los 4,5 millones de votos necesarios para ser válido. Lo que sí resulta bastante aventurado es señalar cuántos votos sumaría el “Sí” y el “No”.
  5. ¿EL PULSO DE LOS POTENCIALES ELECTORALES EN JUEGO?: más allá de cuál sea la opción que triunfe en las urnas y de la ventaja que le saque la ganadora a la perdedora, lo cierto es que hay varios pulsos políticos y electorales paralelos en juego. Por ejemplo, si la coalición que respaldó a Santos en la segunda vuelta presidencial en 2014 se formó alrededor del respaldo al proceso de paz, sumando el candidato 7.839.342 de votos, es claro que si el 2 de octubre no se iguala ese potencial de sufragios, debería entenderse que la plataforma política de apoyo al pacto Gobierno-Farc perdió terreno en apenas dos años. Pero igual podría decirse del uribismo, ya que Óscar Iván Zuluaga perdió ante Santos en esa segunda vuelta, sumando 6.917.001, que se pueden leer también como el porcentaje de colombianos que no estaban de acuerdo con el proceso de paz, ya que este tema fue el central de la campaña. Es claro que alcanzar esa meta parece hoy muy complicada para el “No” y habría que preguntarse, entonces, qué pasó con ese respaldo político al uribismo. Otros analistas sostienen que, en realidad, la comparación uribista debe hacerse con base en la votación de primera vuelta de Zuluaga, cuando sumó 3.769.005 de votos o incluso con la del Centro Democrático en las elecciones de Senado en 2014, cuando alcanzó 2.045.564 sufragios. Y, bajo la misma tesis, entonces la votación del “Sí” debería sumar, entonces, el agregado de los respaldos en las urnas que sacaron en marzo de 2014, en los comicios de Senado, los partidos que hoy respaldan esa opción. Es decir: La U, 2.230.208 votos; Conservadores, 1.944.284; liberales, 1.748.789; Cambio Radical, 996.872; Alianza Verde, 564.663; y Polo, 541.145. Esa suma daría más de 6,3 millones de votos que deberían reportarse por el “Sí”. Claro está que este es apenas un cálculo hipotético ya que en los partidos de la coalición santista hay divisiones respecto al acuerdo de paz con las Farc, como lo prueban los reparos de sectores conservadores y de Cambio Radical al acuerdo de justicia negociado. Incluso otros analistas sostienen que la comparación no debería hacerse con base en los comicios parlamentarios sino respecto a la votación de diputados en octubre pasado, en las elecciones regionales, ya que este es el termómetro electoral más reciente y de índole nacional.