Plan de Obama para evitar precipicio fiscal | El Nuevo Siglo
Miércoles, 19 de Diciembre de 2012

El presidente Barack Obama recibió en la Casa Blanca al jefe de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, John Boehner, para discutir sobre el llamado "precipicio fiscal", una nueva reunión que parece indicar una aceleración de las negociaciones, cuando faltan pocos días para que venza el plazo del 31 de diciembre.

 

"El presidente y el vicepresidente de la Cámara de Representantes se reúnen en la Casa Blanca para continuar sus discusiones sobre el 'precipicio fiscal' y una reducción equilibrada del déficit", indicaron a la AFP portavoces de ambos políticos en idénticos términos.

El encuentro duró 45 minutos, según el portavoz de Boehner. En la reunión también participó el secretario del Tesoro Tomothy Geithner.

"El presidente estima que los parámetros para un potencial acuerdo están más cercanos", dijo el portavoz de la Casa Blanca Jay Carney, según quién las discusiones fueron "francas y directas".

 

Boehner ya había estado el jueves pasado en la Casa Blanca. El sábado el sitio Político informó que el republicano había propuesto al presidente un acuerdo que prevé un aumento de la tasa del impuesto a las rentas superiores al millón de dólares, lo que supone un cambio en la línea republicana. A cambio, reclamaría una sensible reducción del gasto público.

Al menos en público, los republicanos se habían negado hasta ahora a acceder a la principal demanda de Barack Obama: aumentar la presión fiscal sobre los ingresos superiores a los 250.000 dólares anuales para un matrimonio o 200.000 dólares para una persona sola.

Ninguno de los dos partidos hizo comentarios públicos sobre el contenido de las negociaciones, que tienen como únicos protagonistas a Obama y Boehner.

Las reducciones de impuestos aprobadas durante el mandato de George W. Bush expirarán automáticamente y determinarán un alza generalizada de las tasas para casi todas las franjas de ingresos. Paralelamente, los gastos públicos deberán caer sensiblemente de acuerdo con una ley aprobada en 2011.

 

Ambos partidos pretenden prolongar las reducciones de impuestos para la mayoría de los estadounidenses y ponerse de acuerdo en una reforma fiscal que conduzca a una reducción a largo plazo del déficit público.