Sin duda uno de los intérpretes más universal es el español Plácido Domingo. El más versátil, con prodigiosa voz. Tenor, barítono y director de orquesta. La Organización de las Naciones Unidas para la Cultura, la Educación y la Ciencia -Unesco- lo ha nombrado Artista para la Paz. Él considera este galardón ‘un honor y una alegría’. Esta distinción se suma a las muchísimas que ha recibido durante su vida. En 2002, le fue otorgada la Medalla de la Libertad por el Gobierno de EE.UU. Ese mismo año la Orden del Imperio Británico. En Ciudad de México se yergue una estatua en su honor.
En 2008 fue convocado por la revista BBC Magazine un jurado de 16 críticos especializados que lo designó como el más grande tenor de todos los tiempos. Tiene un récord de una hora de aplausos en la Ópera de Viena, después de cantar La bohème, marca que figura en el libro Guinness.
El nombramiento hecho por la Unesco es apenas justo. Él además de artista es un filántropo que siempre se ha preocupado por la gente de menores recursos y ha contribuido con viviendas y ayudas en diferentes partes del mundo en casos de catástrofes.