Pieza procesal | El Nuevo Siglo
Sábado, 13 de Julio de 2013

Cayó en nuestras manos esta pieza procesal de indudable valor histórico. Es una tremenda acta de levantamiento de cadáver que ni el mismo CTI puede describir con tanta claridad.

Pormenores. El 25 de agosto de 1962 (hace 51 años) apareció un cadáver sobre la carretera que de Mateguadua conduce a Río Loro (Valle). El diligente inspector de Policía, avisado del hecho, apresuradamente juramentó y posesionó a dos peritos y, en compañía de su secretario, emprendió la penosa labor de hacer el levantamiento del occiso.

 

Riqueza. Así comenzó esta aventura idiomática-forense-judicial la más singular de que se tenga conocimiento. No solo por la intensidad de la escena de sangre que se describe, sino también por la riqueza descriptiva, el uso libérrimo del lenguaje y la precisión deductiva de los investigadores.

Evolucionamos. Al ver la prueba gráfica concluimos que nuestra justicia ha evolucionado, aunque sea levemente, y nos damos a la tarea de destacar algunos apartes de este intrigante caso policíaco. La ortografía, copiada fielmente, es parte del encanto:

 

Objeto de la diligencia: “… diligencia de levantamiento de un cadáver que fue allado muerto allí y que fue visto por unos campesinos que pasaban y al verlo que no se movía y que estaba encharcado de sangre lo reconocieron como muerto y avisaron al suscrito inspector…”

 

Descripción general, estado civil y profesión del occiso:

“…se encuentra sobre una charca de sangre el cadáver de un individuo de sexo masculino de unos 48 años de edad aproximadamente, al parecer casado porque tiene una argolla de matrimonio en el dedo anular de la mano izquierda, de profesión mecánico porque la ropa la tiene untada de grasa quemada, de piel morena tirando a negra, flaco, carepalo y medio canoso, y de unos 1,60 metros de altor, desconociéndose mas datos sobre la personalidad del muerto por tratarse de un hombre forastero y sin amistades en la región…”

 

Peculiaridades. “El cadáver del difunto se encuentra bocarriba, con la boca abierta y los ojos cerrados, con la cabeza medio ladiada como mirando un guanábano en completa producción, con el brazo derecho estirado hacia un lado y como saludando a alguna persona y el brazo izquierdo en estado de reposo, los pies semicruzados como haciendo el numero 4 (cuatro) y en aptitud totalmente rígida…”.

 

Descripción. “… Presenta un machetazo en la cabeza que arrancó desde la raíz de la oreja hasta parar levemente en la altura del cráneo, otro en la quijada inferior con estracion dental de dos molares y un raigón, otro en el pecueso que le alcanzó a afectar un escapulario de trapo completamente borroso, otro en la paleta izquierda que alcanzó a llegar hasta cerca del espinazo, otro en la región del nalgatorio que le interesó mayormente la nalga derecha y parte del guesito de la alegría, otro en el cuadril derecho y dos en la canilla derecha…”  Anotación: “Se ve claramente que los autores del asesinato no le pegaron más machetazos al cadáver porque seguramente vieron que el muerto había dejado de existir…”

 

Moñito: Esta antológica pieza forense demuestra que desde hace mucho tiempo la rama judicial en Colombia ha estado y continua estando...“como mirando un guanábano en plena producción”. ¿O no?