Cohesionar de forma efectiva las fuerzas de la Unidad Nacional debe ser una de las prioridades del presidente Santos para enfrentar los retos que se vienen el próximo año en el Congreso y que esta coalición se mantenga como un soporte político de su gobierno. Si bien se logró sacar adelante la agenda legislativa en este primer tramo, quedan interrogantes por responder.
El haber mantenido la Unidad Nacional fue uno de los puntos a favor en materia política del primer mandato de Santos, que le permitió hacer aprobar en el Parlamento una ambiciosa agenda de proyectos. Sin embargo, sufrió un duro revés en su segundo gobierno por la decisión del Partido Conservador de apartarse de la coalición, quedando con el Partido de La U, el Partido Liberal y Cambio Radical.
No obstante, los temores de muchos de que incluso conservadores y uribistas se unieran para bloquear la agenda legislativa del Gobierno y contrarrestar la Unidad Nacional, la verdad es que contadas excepciones el Centro Democrático y el Partido Conservador no actuaron como uno solo, en tanto que la coalición de gobierno logró sacar adelante proyectos clave como la reforma de equilibrio de poderes, el Presupuesto General de la Nación 2015, la extensión por unos años más de la Ley de Orden Público y la reforma tributaria.
Sin embargo fueron varios los momentos en este primer periodo del Congreso en que la Unidad Nacional no actuó como una sola fuerza, como se vio en la elección del Contralor General, que a pesar del guiño del presidente Santos a Edgardo Maya, no había consenso en el Partido Liberal y La U frente a este nombre.
También se vio en el primer debate en Senado del proyecto de equilibrio de poderes en el tema del tribunal de aforados, cuando el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, reconoció que “nos derrotaron. La Comisión Primera del Senado tomó una determinación distinta a la que había planteado el Gobierno".
Puntos en contra
Varios expertos consultados por EL NUEVO SIGLO coincidieron en que la coalición de gobierno debe cohesionar sus fuerzas de cara a los grandes retos que vienen.
El politólogo Pedro Medellín dijo que uno de los desafíos grandes que tiene la Unidad Nacional es su institucionalización como coalición de gobierno.
Medellín explicó que la institucionalización a la que hace referencia tiene que ver con que cada uno de los partidos y parlamentarios asuman los principios y las prácticas de ser coalición de gobierno. Es decir, que ningún proyecto que presente el Ejecutivo puede estar bajo cuestionamiento.
En este sentido puso como ejemplo el episodio que se vivió con el proyecto de ley de seguridad privada y vigilancia que socializó el Ministro de Defensa con las empresas de seguridad, pero “el senador Mauricio Lizcano por cuenta propia presentó un proyecto y lo radicó en la Comisión Segunda por encima del Gobierno”. Agregó que “si los senadores actúan por fuera del Gobierno y sin la consulta del Gobierno, no son Unidad Nacional”.
En tanto que el director del Grupo de Investigación de Partidos de la Universidad Nacional, David Roll, dijo que “la Unidad Nacional es una coalición de partidos que necesita ponerse de acuerdo en cosas fundamentales. Que quede muy claro en qué están de acuerdo, por ahora en el proceso de paz, pero en qué de la reforma política, en qué del proyecto de Estado, eso hace falta. Y sobre todo que lo va a necesitar la Unidad Nacional para poder ganar las próximas elecciones sea quien sea el candidato”.
En este sentido el politólogo no ve que “el panorama de la Unidad Nacional esté tan consolidado como antes a pesar de que se han aprobado muchas leyes. No está tan unido pero tampoco se puede decir que en este momento hay una explosión de partidos hacia fuera de la Unidad Nacional”.
Roll cree que podría sobrevivir un tiempo más, pero “requiere más diálogo y más pactos entre la Unidad Nacional y los partidos que son de la Unidad Nacional, y entre los partidos y sus propios congresistas”.
Mientras que para Iván Garzón, director del programa de Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana, se había advertido que este semestre es “como el comienzo del fin de la Unidad Nacional, lo que no sabemos es si le aguantará al Presidente los cuatro años o si por el camino se desintegrará”.
El académico consideró que el acuerdo que le dio vida a la Unidad Nacional “está pegado con babas y son cada día más notorias las fisuras, no solo por los apetitos burocráticos internos sino además porque algunos de los miembros ya empiezan a pensar en el 2018, y creo que empiezan a prever que es muy probable que el Gobierno siga con la popularidad en picada”.
Garzón consideró que el Gobierno ha fallado en no pasar a darle a la coalición una connotación política e ideológica a lo que “siempre fue un acuerdo burocrático, y en ese sentido se sabía que las bases eran muy poco sólidas”.