Después de cinco debates de control político sobre la contratación de la máquina tapa-huecos, a la concejala María Victoria Vargas, del Partido Liberal, le pareció que las respuestas del secretario Distrital de Movilidad, Rafael Rodríguez, no han sido convincentes y por eso empezó a recoger las 23 firmas que requiere para impulsar una moción de censura.
“He preguntado a mis colegas que si han quedado satisfechos con las respuestas que nos dieron en los debates de control político sobre la máquina tapa-huecos y ninguno dio respuesta afirmativa”, expresó Vargas, para quien el secretario Rodríguez “debe asumir la responsabilidad de este insólito contrato de ciencia y tecnología. Ya es hora de acabar con la actitud de posar como Pilatos”.
Al Concejo el secretario Rodríguez le dijo que no tiene ni tuvo participación en el proceso de contratación de la máquina tapa-huecos, toda vez que quien celebró el contrato fue la Unidad de Mantenimiento Vial y que no tiene control directo, ni sobre sus funcionarios.
En este sentido, Vargas recordó que el Acuerdo 257 del 2006 sobre Reforma Administrativa expresa que la entidad tiene como función liderar y orientar las políticas en proyectos de mantenimiento y rehabilitación de la infraestructura vial.
Frente a las denuncias de los organismos de control en el sentido que para el contrato de la máquina no se hizo licitación porque se encajó en un proyecto de ciencia y tecnología, es decir, una total innovación nunca antes vista, la directora de la Unidad, María Gilma Gómez, dijo en debate de control político que a nivel mundial no es nueva la máquina pero que en Colombia sí.
La máquina será priorizada
A propósito de la máquina, el alcalde encargado Rafael Pardo, la estuvo inspeccionando.
“Según el reporte entregado, la Unidad de Mantenimiento Vial tiene responsabilidad sobre lo que es la malla vial local e intermedia que son 8.500 kilómetros. En el año 2012 se estableció un programa a través de cabildos locales para identificar los sitios que requerían intervención de alguna profundidad, de allí salieron 2.000 segmentos viales para intervenir, para ello se designaron unos interventores locales. A la fecha está en ejecución el 10 por ciento”, dijo Pardo.
“Toda la Unidad ha tenido una transformación en términos del modelo de actividad. La ciudad desde hace varias décadas había adoptado el modelo de contratistas. Este cambio de modelo ha significado un proceso complejo. Es más grande la maraña de contratos que la maraña de huecos y eso implica decisiones complejas. La UMV ha tomado como decisión trabajar dos grandes contrataciones: una con el sindicato para el suministro de mano de obra y maquinaria para esas intervenciones de segmentos, y la otra es con la Empresa de Desarrollo Urbano de Antioquia que hace la intervención de redes”, manifestó el mandatario.
“La máquina remalladora es un convenio que busca nuevas alternativas para intervenciones en segmentos viales que no requieran una intervención estructural. El convenio tiene unas metas en función de metros cúbicos suministrados (huecos tapados) y su eficiencia se verá cuando esté operando plenamente. Le pedí al responsable de la Secretaría de Movilidad, ordene lo que hace el Instituto de Desarrollo Urbano, IDU, en troncales y vías principales y lo que hace la UMV, en las vías secundarias, y que fije prioridades para la máquina remalladora para que se priorice su accionar en los cuadrantes que se han definido en los cabildos ciudadanos, empezando por las rutas del Sistema Integrado de Transporte Público, SITP, y posteriormente en el resto de la malla vial identificada en dicho cuadrante”, sostuvo Pardo.
Pardo destacó que desde el año pasado se previó la incorporación de dos máquinas remalladoras más, las cuales están ya en la Zona Franca, y de tres más que se sumarán en breve tiempo para lograr los objetivos trazados por la Unidad frente al rezago de más de tres décadas en el mantenimiento vial de Bogotá.