En su segundo día de trabajo, la Décima Conferencia de las Partes de la Convención de Basilea, que cuenta con la con la participación de 115 países y la asistencia de más 400 personas, hizo un llamado a la comunidad internacional para evitar la producción de residuos peligrosos.
Según lo explicó el secretario ejecutivo de la Convención de Basilea, Jim Wills: "Hay países que no tienen condiciones para atender la situación que se viene dando con estos desechos peligrosos, y reciben desechos sin poder darle la disposición final, lo cual va a atentar contra la salud de toda la humanidad".
Por su parte, la directora de Asuntos Económicos y de Medio Ambiente de la Cancillería, Paula Caballero, fue más radical al afirmar que "lo que se está buscando en la cadena productiva es que desde el comienzo, dentro de la óptica del ciclo de vida de los productos, se minimice al máximo la generación de este tipo de desechos". Para la funcionaria la relevancia del Convenio de Basilea radica en que regula estrictamente el movimiento transfronterizo de los residuos peligrosos, al tiempo que establece obligaciones para el control de los mismos.
Según lo ha dicho Paula Caballero, durante esta semana se examinarán y fijarán mecanismos para prevenir y minimizar el impacto de los residuos tóxicos que afectan a la salud humana y al medio ambiente. Adicionalmente, dijo que es de vital importancia para la supervivencia de los seres humanos y el medio ambiente el consenso global sobre la regulación del movimiento transfronterizo de residuos peligrosos, y desarrollar acciones conjuntas entre países. "Ningún país puede resolver de una manera unilateral este tema", señaló la funcionaria anfitriona, en manos de quien está la Presidencia Pro Témpore de la Décima Reunión de las Partes del Convenio de Basilea.
Mientras tanto, el ministro de Medio Ambiente Frank Pearl, ha señalado que "en el caso en que por necesidad esos desechos se produzcan, entonces se deben subir los estándares del manejo de esos residuos". Asimismo confió en que esta convención, que concluye el viernes, "permita acuerdos bilaterales, acuerdos entre dos países, si hay un país que tiene la tecnología para manejar los residuos y otro que no la tiene, que ese país que no tenga la tecnología pueda exportar con unos protocolos muy seguros a un país desarrollado esos residuos para que los manejen bien y para que no dañen el medio ambiente".