El ministro español de Economía, Luis de Guindos, anunció este lunes que la contracción de la economía del país en 2012 será "en torno a -1,4%, -1,3%" y por lo tanto inferior a las previsiones del gobierno, que esperaba hasta ahora una caída del 1,5% del PIB.
"Vamos a tener un crecimiento que va a ser menos malo" de lo previsto "en torno a -1,4%, -1,3%", declaró el ministro durante una entrevista con la radio pública RNE.
De Guindos reconoció sin embargo que la contracción de la economía será fuerte en el último trimestre de este año. "El cuarto trimestre va a ser el más duro, va a ser el más complejo", aseguró.
El Banco de España ya había adelantado que la recesión se prolongará en los últimos tres meses de 2012, sumando el sexto trimestre consecutivo de crecimiento negativo del PIB del país, sumido en la crisis desde el estallido de su burbuja inmobiliaria en 2008.
En el tercer trimestre, la cuarta economía de la Eurozona, que volvió a entrar en recesión a finales de 2011 apenas dos años después de haber salido de ella, registró una bajada del PIB de 0,3% respecto al trimestre anterior, en que ya había caído 0,4%.
El gobierno español, que preveía una contracción de 1,5% para el conjunto de este año, cuenta con que la recesión continúe en 2013 con una caída del 0,5% del PIB.
"España está poniendo las bases de la recuperación, que llegará en los próximos trimestres", aseguró el ministro de Economía a RNE.
Aunque la presión de los mercados se relajó tras haber alcanzado máximos este verano boreal, España sigue en el punto de mira de los inversores, que exigen elevados intereses al país para financiarse.
Pese a dicha presión, el gobierno conservador dirigido por Mariano Rajoy no tomó aún una decisión respecto a una eventual petición de ayuda a la eurozona, lo que permitiría activar un progama de compra de bonos por parte del Banco Central Europeo (BCE) en el mercado secundario de deuda.
De Guindos volvió a evitar este lunes pronunciarse sobre una solicitud de rescate.
"La ayuda que necesita España es que se eliminen las dudas sobre el futuro de la zona euro", subrayó el ministro. "El FMI ha dicho que si esas dudas desaparecían nuestra situación de financiación sería mucho mejor", agregó.