La situación de los precios internacionales del crudo juega a favor de la economía colombiana que apostó a que el valor del hidrocarburo se ubicaría por encima de los US$50 en el segundo semestre de 2017
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El crecimiento de la economía colombiana está estrechamente ligado al precio internacional del petróleo, tanto así que con el colapso ocurrido a mediados de 2014 el país sufrió una importante pérdida de recursos, que llevaron a reducir en casi 50% los ingresos por exportaciones. Pero este fenómeno solo ha ocurrido dos veces en la historia del país.
Uno de los casos en que se nota la dependencia de los supuestos macroeconómicos del país frente a los precios del petróleo es que el Presupuesto General de la Nación, presentado hace una semana al Congreso, se basa en precios internacionales del crudo superiores a los US$50 para lo que resta de 2017 y de US$60 para 2018.
De mantenerse esta situación, pues los valores del crudo en el mercado internacional en los últimos días han mostrado cierta estabilidad por encima de los US$50 por barril, las cifras que contempla el Estado podrían armonizarse con la nueva realidad del mercado, lo que traería mayores ingresos al país.
Un análisis sobre el impacto en la economía del valor del petróleo en el mercado internacional señala que la contribución directa del sector petróleo sobre el crecimiento del PIB en Colombia es aparentemente reducida, la participación del PIB petrolero sobre el total oscila entre 3,5%-5% en el periodo 2000-2008; y sus efectos indirectos sobre la actividad económica son, también de manera aparente reducidos.
Este sector es intensivo en capital, particularmente tecnología de punta, su demanda por servicios laborales es baja y está concentrada en trabajo con alto nivel de calificación, su costo de producción está compuesto en gran parte por insumos importados y sus necesidades financieras son cubiertas en gran parte por flujos de Inversión Extranjera Directa.
No obstante, la variación de los precios en el mercado internacional puede terminar afectando el crecimiento a través de distintos canales.
Por una parte, los derivados y productos de la refinación del petróleo continúan siendo el principal componente dentro del mercado energético como fuente de abastecimiento de la demanda doméstica. Si bien existen en la economía colombiana controles que buscan retardar o prevenir la transmisión del cambio de precios del petróleo al de los combustibles, no es descartable que los choques de precios terminen afectando la función de costos y generen desplazamientos de la producción sectorial. Por otra parte, la variación de los precios tiene consecuencias sobre la estabilidad cambiaria y fiscal.
Tanto los excedentes de petróleo que se exportan como los destinados a la actividad doméstica, representan para el país los mayores ingresos generados por un producto individual.
Como actividad económica, este sector representa importantes recursos tributarios y de capital, que contribuyen a mejorar el desempeño de las finanzas públicas y de la actividad económica en general.
Recuperación de actividad
Para la analista del mercado petrolero, Diana Delgado, de cumplirse el pronóstico sobre el petróleo arriba de los US$50 por barril, los analistas pronostican una recuperación en la actividad exploratoria y de producción en Colombia.
De acuerdo con los resultados del Estudio de Ambiente de Inversión, realizado por la Asociación Colombiana del Petróleo, ACP, en 2017 se calculan inversiones para la producción entre US$3.070 y US$3.370 millones, más del doble de los US$1.500 millones del año pasado.
En materia de exploración, las compañías de hidrocarburos estiman destinar entre US$1.400 y US$1.570 millones, en su mayoría para cumplir obligaciones contractuales aplazadas de años previos, en contraste con los US$790 millones del año pasado.
Este salto estará enfocado principalmente en detener la caída de la producción, la cual se ubica entre 890 mil y 910 mil barriles diarios en promedio durante 2017.
Ello en comparación con los 885 mil barriles de 2016 y muy por debajo del 1’005.000 barriles por día registrados en 2015.
Sin embargo, aún estas tímidas expectativas no se han logrado porque atentados contra la infraestructura y bloqueos han mantenido la producción por debajo de los 850 mil barriles diarios.
Así mismo, gracias a los estímulos otorgados por el Gobierno para la exploración costa afuera, offshore, la tendencia de inversión en este tipo de áreas se podrá mantener al alza. En 2017, las empresas destinarán US$650 millones a exploración petrolera marítima, subraya Francisco José Lloreda, presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo.
Dramática caída
El investigador asociado de Fedesarrollo, Mauricio Reina, sostuvo que la búsqueda de mayor actividad exploratoria y productora de crudo en Colombia debe partir de la aceptación de una nueva realidad de los precios internacionales que puede durar varios años.
El mercado petrolero internacional disfrutó durante más de una década de un ciclo de precios altos, caracterizada por la combinación de un vigoroso dinamismo de la demanda y una oferta restringida por acciones deliberadas de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP.
Ahora el sector enfrenta una etapa de bajas cotizaciones, resultado de una demanda debilitada y una competencia abierta entre productores, cuya duración estará determinada por la capacidad de las petroleras de hacer ajustes productivos para acomodarse a las nuevas condiciones de los precios.
En efecto, desde el segundo semestre de 2014 los precios del petróleo sufrieron una vertiginosa caída por factores como la desaceleración de la demanda global, el auge de la producción de recursos no convencionales en Estados Unidos y la decisión de la OPEP de mantener inalteradas las cuotas de producción de sus países miembros.
Estos elementos han llevado las cotizaciones a oscilar en niveles cercanos a los US$50 por barril en los últimos meses, cifra no vista desde principios de 2009, tras el estallido de la crisis internacional.
Este nuevo panorama de precios ha supuesto un cambio de paradigma para el sector, en la medida en que las mejoras en productividad y la reducción en costos se hacen cada vez más necesarias para los productores que deseen mantenerse en el mercado.
En un principio algunos analistas interpretaron la actitud de la OPEP como una estrategia para hacer económicamente inviables los recursos no convencionales de Estados Unidos.
Cabe recordar que en los últimos siete años Estados Unidos logró agregar cuantiosos recursos de hidrocarburos a través del desarrollo de proyectos no convencionales que le permitieron iniciar el tránsito hacia la suficiencia energética, reduciendo el consumo de petróleo proveniente de importaciones.
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