LA POLÉMICA entre la Alcaldía de Bogotá y la Gobernación de Cundinamarca por el proyecto del Tren de Cercanías toma cada día mayor intensidad.
Al comienzo de la semana el mandatario capitalino, Enrique Peñalosa, descalificó la opción de los trenes ligeros para conectar a la ciudad con los municipios vecinos y reiteró que el sistema Transmilenio moviliza cinco veces más pasajeros hora-sentido que el tren de pasajeros regional más cargado del mundo.
A ello se suma que la Alcaldía tiene dudas sobre si sería necesario subsidiar la tarifa a las miles de personas que utilizarían el Tren de Cercanías, así como sobre el costeo de las obras en la ciudad.
Agregó que a este tipo de trenes era necesario ponerles rejas a lado y lado para evitar que se convirtieran en focos de basuras y para “fumar marihuana”. Dijo, incluso, que por estas falencias desvalorizan todo el sector aledaño como un “cáncer”.
Peñalosa plantea, entonces, hacer más troncales de Transmilenio que lleguen hasta los municipios de la Sabana y para ello podrían construirse vías para los articulados por los mismos corredores férreos que hoy atraviesan la ciudad.
Otra cosa piensa el gobernador Jorge Emilio Rey, quien insiste en la viabilidad del Tren de Cercanías, como parte del plan de integración vial y de movilidad con Bogotá, del cual también hacen parte iniciativas como la terminación de la Avenida Longitudinal (ALO), la ampliación a cinco carriles de la Autopista Norte, la avenida Suba-Cota, la interconexión con La Calera, las Fases II y III de Transmilenio a Soacha y la Perimetral del Sur.
En cuanto al Tren de Cercanías, Rey indicó que el proyecto va tan adelantado que se está a la espera la decisión del Gobierno Nacional para alcanzar el cierre financiero, lo que evidencia la seriedad de un proyecto que lleva más de cinco años de estudios de diseños, rutas y factibilidad.
Precisó que uno de los puntos que ya está definido es que Bogotá no tendrá que subsidiar a los cundinamarqueses que tomen este tren, con un costo promedio de 2.500 pesos por pasaje.
El trayecto Facatativá-Bogotá -el más adelantado en diseños- contribuirá a mejorar la movilidad de sectores como Fontibón y las calles 26 y 13. Se calcula que podría movilizar casi 170 mil personas al día.
Respecto a lo que dijo Peñalosa sobre que el corredor férreo se convertiría en un foco de drogadicción y basuras, así como un problema para la valorización para los predios adyacentes, Rey calificó esos argumentos como “extremos” e incluso advirtió que iguales problemas se ven en Transmilenio. Recalcó, por igual, que los trenes de cercanías tienen las menores tasas de accidentalidad en el mundo.
Desde 2015
Lo cierto es que este proyecto ya había sido avanzado por las anteriores administraciones de Bogotá y Cundinamarca, en cabeza, entonces, de Gustavo Petro y Álvaro Cruz respectivamente.
Gobernación y Alcaldía, junto a Planeación Nacional y la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) trabajaron en definir la hoja de ruta para el Tren de Cercanías.
Desde entonces se tenía proyectado que la primera línea del Tren de Cercanías funcionaría estará entre Facatativá y la Estación de la Sabana o incluso hasta más al centro, en la carrera Décima con calle 19. Un total de 40,5 kilómetros. Mediante un ramal se uniría alAeropuerto Eldorado (I) y este, a su vez, con el Eldorado II (aeropuerto alterno de Bogotá proyectado a construirse entre Madrid y Faca). El Tren tendría 20 estaciones cada 400 metros del corredor férreo a lo largo de Madrid, Funza y Mosquera, para conectar con las localidades de Fontibón y Puente Aranda.
Los otros dos tramos serían el corredor Sur, para conectar con Soacha (18 kilómetros y 18 estaciones) y el Norte (desde Zipaquirá), aún en estudio.
La idea es que el Tren de Cercanías se articule con la primera línea del Metro, Transmilenio y los buses del Sistema Integral de Transporte Público. Con Planeación Nacional y la ANI se acordó ya que el Regiotram (nombre del proyecto) se adelantaría mediante una Alianza Público Privada (APP). En otras palabras, la empresa privada, mediante concesión, financiaría el 70% del costo y recobraría su inversión vía recaudo de pasajes. La Nación y el Departamento costearían el resto. Incluso Cundinamarca creó la Empresa Férrea Regional.
Urbanización, otro choque
Pero el del Tren de Cercanías no es el único tema en que la Alcaldía y la Gobernación vienen chocando. La propuesta de Peñalosa de coordinar la creación de grandes desarrollos urbanísticos en varios municipios de la Sabana ha tenido peros de los alcaldes y el propio Rey.
Peñalosa sostiene que el crecimiento urbano en Bogotá está disparado y se está haciendo mal o ilegalmente, sin parques ni grandes vías. Agrega que a muchas personas de menores recursos se les expulsó a sectores como Soacha y población de ingresos altos se está trasladando a Chía, La Calera, Cajicá y otros municipios aledaños, en desarrollos de barrios de lujo sin equipamiento urbano. En medio de ello, la capital tiene un déficit de 300 mil viviendas y teniendo en cuenta que tendría un crecimiento de tres millones de habitantes, ello requerirá una construcción de un 50% más de edificaciones, que no pueden hacerse todas dentro de su perímetro actual, por lo que es necesario pensar en una expansión ordenada a municipios aledaños. Para ello propone reformar la reserva Thomas Van der Hammen y crear desarrollos urbanísticos, bautizados como Ciudad Norte, Ciudad Río, Ciudad Bosa-Soacha y Ciudad Mosquera.
Frente al tema de promover la urbanización en territorios cercanos a Bogotá, el Gobernador subrayó esta semana que esa propuesta es inequitativa y desconoce la autonomía y realidad de los municipios. Insistió en que la vía adecuada siempre será la concertación.
Rey dijo, además, que conjuntamente con los alcaldes impulsarán el proyecto llamado ‘Región de Vida’, a través del cual se busca que durante los próximos 50 años se habilite suelo urbano, pero de manera organizada y equilibrada, que respete el medio ambiente, con base en los Esquemas de Ordenamiento Territorial, y que contemple la descontaminación del río Bogotá, evitando su urbanización.