Jueves, 24 de Noviembre de 2011
El alcalde electo de Bogotá Gustavo Petro ha comenzado a pelar el cobre. Aún sin posesionarse, cuando se creía que habría de ejecutar una excelente gestión como paso previo a una candidatura presidencial, las cosas empiezan a salirle mal.
En efecto, nombró una comisión de empalme multitudinaria que, en vista de su ineficiencia por el número de personas designadas, se vio obligado a reducirla a una tercera parte.
Palos de ciego. Petro cometió otro error colosal al incorporar a Alejandro Botero a la nómina de los comisionados, porque este le había suministrado la información sobre el “carrusel de la contratación distrital”, y él, en reciprocidad, lo nominó para la delicada función de empalme. En vista de la reacción ciudadana, el alcalde electo tuvo que retirarlo. Lo propio hizo con el huilense Vladimir Fernández Andrade, a quien tuvo que sacar de inmediato porque tiene asuntos pendientes con la Justicia.
Otro reversazo. Posteriormente, el ex senador se reunió con la alcaldesa Clara López, quien lo convenció del disparate que implicaba la prolongación del Metro tal como la había propuesto en la campaña electoral. Petro no tuvo alternativa y debió echar reversa a su ofrecimiento, al aceptar los resultados de los estudios técnicos que hablan claramente del error de la promesa relativa a ese medio de transporte masivo.
El Ordenamiento. En su reunión con la alcaldesa López, el señor Petro le pidió (en una actitud salida de lo normal) que aplazara hasta enero la aprobación del Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá, solicitud que doña Clara no aceptó, recordándole que, por ley, la expedición le corresponde a la actual Administración y no a la que viene.
Otros entuertos. También ha dicho el jefe de los Progresistas que desmontará paulatinamente el pico y placa a partir del 1 de enero. Es evidente que sin malla vial adecuada y frente a un crecido parque automotor que aumenta diariamente, la medida terminará congestionando más las calles de la megalópolis.
La pretensión de aumentar el impuesto a los vehículos es ingenua, pues esto no desestimulará la venta de automotores que hoy se compran con inusitada facilidad. La conclusión parece lógica: el desmonte del pico y placa agrava la crisis, profundizada por la oleada invernal que se prolongará hasta el primer trimestre del 2012.
Preguntas. ¿Cómo conseguirá Gustavo Petro los tres billones 500 mil millones de pesos que le costará el generoso repertorio de promesas que hizo en la campaña?
La emergencia invernal. Mientras el gobernador cundinamarqués Andrés González procura recuperar el río Bogotá, y faltan dragas para descongestionar esa arteria fluvial, el ministro Mauricio Cárdenas anuncia que “chatarrizará” los equipos incautados a los mineros “piratas” de Timbiquí, Dagua, Ayapel, Caucasia y Chocó, consistentes en dragas, buldózeres y retroexcavadoras que podrían emplearse atendiendo la emergencia invernal. El Mandatario ha pedido ayuda a la Aduana, pero la tramitomanía no lo permite.