El tema de la paz sigue generando divisiones en el Congreso de la República. El representante Arturo Yepes Alzate, dijo que hay que superar el sofisma que la oposición plantea, en el sentido que firmado el acuerdo de La Habana, seguirá la violencia en Colombia.
Señaló que “obvio que un grupo de firmas de los comandantes combatientes no traerá por sí sola la normalización del país, pero también es cierto que la suma de voluntades del gobierno y la empresa privada, para poner a andar iniciativas en lo municipal y nacional que contribuyan al mejoramiento de la vida de todos en la sociedad, sí lo hará. Tomará tiempo, pero lo lograremos”.
Yepes manifestó que “por eso es tan importante en este momento, que la sociedad colombiana supere la crisis de credibilidad. Basta ya de las discusiones en lo político y de los representantes de la institucionalidad, en el país todavía podemos hablar de esperanza, de un empresariado comprometido, serio, de avanzada, moderno y con conciencia social”.
Indicó el congresista que “todos los sectores como el gobierno, el establecimiento y el empresariado, deben mejorar su comunicación con el público, para que enfrentemos el reto de la reconciliación con valentía y movamos el crecimiento del país”.
Agregó de la misma manera que “así podremos afrontar el gran reto, derrotar 40 años de influencia desmedida del narcotráfico, para poder avanzar hay que regresar a la mentalidad emprendedora y vencer el pensamiento mafioso y la cultura traqueta, tramposa, mentirosa y corrupta”.
Reafirmó que “nuestros jóvenes deben volver al amor por el estudio y a la convicción que conseguir dinero es paulatino y requiere esfuerzo. Como proponía Álvaro Gómez, necesitamos un acuerdo sobre lo fundamental”.
Destacó Yepes que “cuando un combatiente se desmovilice, porque se firma el acuerdo de paz, hay que apoyarlo con educación, no sólo con un empleo temporal y de baja calidad; tampoco podemos quedarnos en el asistencialismo del Estado y el subsidio. La responsabilidad es tratar de encontrar personal con alto potencial y darle oportunidades dentro de la vida civil”.
Entre tanto, el obispo de Tibú, Monseñor Omar Sánchez, , aseguró que en el Catatumbo -región más conflictiva del país y que podría ser un laboratorio de paz- la gente no está identificada con el proceso de La Habana, le apuesta más a seguir sembrando coca, mientras que en los territorios el gobierno no está listo para poner en marcha los acuerdos que se firmen con las Farc.
El prelado dijo que en su Diócesis, “los campesinos son escépticos, ven muy abstracta la paz y no la creen posible. Además, indicó que, en la región muchos de sus habitantes no están involucrados con los diálogos en Cuba y están más empeñados en aumentar los cultivos ilícitos como base de su economía,” al margen de si se negoció eso o no”.
“Este es un territorio de mucha resistencia, son valientes para trabajar, pero también muy resignados a que aquí los actores armados siempre van a estar, que no son posibles de extinguir, no hay ese imaginario, ese referente de paz y esa es una de las grandes tareas que necesitamos hacer la iglesia, instituciones, ONG, agencias, incluso el gobierno. El Estado es muy lento, su apuesta fundamental está en La Habana, pero en los territorios las cosas no están puestas”, subrayó Monseñor Sánchez.