La importancia social de la familia, la conservación del medioambiente en un país “bendecido por Dios” con una rica biodiversidad, el llamado a que la violencia huela a soledad y quede atrás, evocando al Nobel García Márquez y el anuncio de que los colombianos no están solos porque como él hay muchos dispuestos a acompañarlos en el primer paso por la reconciliación, trató el papa Francisco durante su encuentro con el presidente Santos en la Casa de Nariño.
Tras evocar que llega a nuestro país siguiendo “a huella de mis predecesores, el beato Pablo VI y san Juan Pablo II y, como a ellos, me mueve el deseo de compartir con mis hermanos colombianos el don de la fe”, recordó que solo con fé y esperanza se pueden superar las numerosas dificultades del camino y construir un país que sea Patria y casa para todos los colombianos.
En la clara y emotiva intervención, nos recordó que Colombia es una Nación bendecida de muchísimas maneras: “la naturaleza pródiga no sólo permite la admiración por su belleza, sino que también invita a un cuidadoso respeto por su biodiversidad. Colombia es el segundo país del mundo en biodiversidad y, al recorrerlo, se puede gustar y ver qué´ bueno ha sido el Señor (cf. Sal 33,9) al regalarles tan inmensa variedad de flora y fauna en sus selvas lluviosas, en sus páramos en el Choco´, los farallones de Cali o las sierras como las de la Macarena y tantos otros lugares. Igual de exuberante es su cultura; y lo más importante, Colombia es rica por la calidad humana de sus gentes, hombres y mujeres de espíritu acogedor y bondadoso; personas con tesón y valentía para sobreponerse a los obstáculos”.
Francisco enfatizó en que “el respeto sagrado a la vida humana, sobre todo la más débil e indefensa, es una piedra angular en la construcción de una sociedad libre de violencia” y destacó la importancia social de la familia, soñadada por Dios como el fruto del amor de los esposos, “”lugar donde se aprende a convivir en la diferencia y a pertenecer a otros”.
En ese sentido también instó a escuchar a los pobres, a los que sufren porque “en ellos se aprenden verdaderas lecciones de vida, de humanidad, de dignidad. Porque ellos, que entre cadenas gimen, si´ que comprenden las palabras del que murió en la cruz, como dice la letra de vuestro himno nacional”.
El peregrino de la paz también hizo referencia a los esfuerzos de alcanzar la paz en el país y encontrar caminos de reconciliación.
“En el último año ciertamente se ha avanzado de modo particular; los pasos dados hacen crecer la esperanza, en la convicción de que la bu´squeda de la paz es un trabajo siempre abierto, una tarea que no da tregua y que exige el compromiso de todos. Trabajo que nos pide no decaer en el esfuerzo por construir la unidad de la nacióny, a pesar de los obstáculos, diferencias y distintos enfoques sobre la manera de lograr la convivencia pacífica, persistir en la lucha para favorecer la cultura del encuentro, que exige colocar en el centro de toda acción política, social y económica, a la persona humana, su altísima dignidad, y el respeto por el bien común. Que este esfuerzo nos haga huir de toda tentación de venganza y búsqueda de intereses solo particulares y a corto plazo”
En clara alusión a la dirigencia política expresó que “No es la ley del más fuerte, sino la fuerza de la ley, la que es aprobada por todos, quien rige la convivencia pacífica. Se necesitan leyes justas que puedan garantizar esa armonía y ayudar a superar los conflictos que han desgarrado esta Nación por décadas; leyes que no nacen de la exigencia pragmática de ordenar la sociedad sino del deseo de resolver las causas estructurales de la pobreza que generan exclusión y violencia…. No olvidemos que la inequidad es la raíz de los males sociales”.
De esta forma el papa Francisco animo “a poner la mirada en todos aquellos que hoy son excluidos y marginados por la sociedad. .. Todos somos necesarios para crear y formar la sociedad. Esta no se hace sólo con algunos de pura sangre, sino con todos. Y aquí radica la grandeza y belleza de un país en que todos tienen cabida y todos son importantes. En la diversidad está la riqueza”
También llamó a dar voz a los que no tienen voz y exaltó la labor de la mujer en la sociedad. “Su aporte, su talento, su ser madre» en las múltiples tareas. Colombia necesita la participación de todos para abrirse al futuro con esperanza”.
Finalmente recordó a todos los colombianos que tenemos ante sí una noble y difícil tarea: la reconciliación defendiendo la vida y construyendo una sociedad inclusiva.
“Ni los diluvios ni las pestes, ni las hambrunas ni los cataclismos, ni siquiera las guerras eternas a través de los siglos y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz de la vida sobre la muerte. Una ventaja que aumenta y se acelera. Es posible entonces, continúa el escritor, «una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra» (Discurso de aceptación del premio Nobel, 1982).
Finalizó Francisco, quien fue interrumpido en cinco ocasiones por los aplausos de los asistentes señalando “Quise venir hasta aquí para decirles que no están solos, que somos muchos los que queremos acompañarlos en este paso; este viaje quiere ser un aliciente para ustedes, un aporte que en algo allane el camino hacia la reconciliación y la paz…Están presentes en mis oraciones. Rezo por ustedes, por el presente y por el futuro de Colombia”.