En Antioquia regresaron los políticos y las balotas negras fueron para los considerados ajenos a las componendas  y a las triquiñuelas. Reapareció la familia Valencia Cossio con uno de sus delfines en la lista cerrada de Cámara. La senadora Liliana Rendón también quedó con cuota en la lista que encabeza el tributarista Óscar Darío Pérez, amigo de todas las jornadas del exgobernador Luis Alfredo Ramos Botero.

Los sacrificados. Sacrificaron en el llamado “altar de la democracia” a Carlos Ignacio Cuervo, un médico que se la juega toda por la divisa uribista pero, a contrario sensu, los uribistas siempre se la juegan a él.  Carlos Ignacio conoce al dedillo el tema sanitario en Colombia y hubiese sido un verdadero remedio para la postrada y caótica salud, hoy en cuidados intensivos por cuenta de los politiqueros de turno. Caso similar ocurrió con Diego Tobón Echeverri, a quien confinaron en el cuarto de San Alejo.

Una pregunta puntual. Y si eso pasa en Antioquia, la tierrita de Uribe, ¿qué estará pasando en  departamentos como Santander, el Gran Caldas y el territorio opita, en donde quedaron tendidos a la vera del camino personajes como Juan Carlos Grillo, Jorge Figueroa, Emilio Echeverri, Hugo Tovar Marroquín y la emblemática líder Gloriza Ramírez, la hija del gran Hernando, todos ellos convertidos en “cadáveres de cosas”?

Los leprosos del Valle. Veamos ahora lo que está pasando en el hermoso Valle del Cauca: 

Entre un inhabilitado moral para ocupar cargos públicos y una encopetada doña de la sociedad caleña elaboraron la lista cerrada de los candidatos a la Cámara de Representantes por el Valle del Cauca  del movimiento “Uribe Centro Democrático”.

Los apadrinados. La casi totalidad de los aspirantes son figuras desconocidas con respetabilísimos padrinos. El primer renglón le fue asignado a Carlos Cuero, amigo del padre Alfred Walker, quien trabaja comunitariamente en el barrio El Retiro del distrito de Aguablanca de Cali. En anteriores comicios  fracasó al tratar de llegar al Concejo de La Sultana del Valle.  De segunda  figuraría Claudia Aristizábal, sobrina de la señora Elsa Dorronsoro, alternando de este modo un candidato de extracción popular con una del otro extremo.

También serían tenidos en cuenta el exconcejal de Palmira Luis Fernando Agudelo; el excandidato a la Alcaldía de Tuluá Luis Bernardo Hoyos; el empresario  Robinson González, recomendado por Fabio Valencia Cossio; el exdiputado Martín Tovar y un exagente de policía.

La balota negra. No pasaron el examen de conducta para empujar la plancha los políticos con electorado cautivo Milton Castrillón, Tyrone Carvajal, Marino Paz Ospina, Piedad Varela Marmolejo, Diego Ramos Moncayo, Rubén Darío Agudelo, ni el académico Miguel Yusti. Es decir, que en este caso los votos para llegar al umbral, estimado en sesenta y cinco mil sufragios, tendría que ponerlos el propio Uribe Vélez, pues los escogidos, entre todos, difícilmente reunirían una cifra cercana a los cinco  mil votos, siendo generosos en el cálculo.