A falta de dos fechas para que finalice el hexagonal de la Concacaf clasificatorio para el Mundial Rusia-2018, Estados Unidos tiene el pase al repechaje continental, situación que cambiaría y tomaría tintes dramáticos si Panamá y Honduras se niegan a personificar el papel de víctimas.
Si los pronósticos y los análisis previos fueran los guiones a seguir, los panameños tienen todo en contra en su visita a Estados Unidos y los hondureños lucen con pocas posibilidades de salir de Costa Rica con todo el botín.
Porque los Ticos están al borde de la clasificación y con un empate sacarán boleto directo a Rusia-2018.
Pero si mañana en la novena jornada del hexagonal canaleros y catrachos rompen las quinielas y también los libretos, la eliminatoria se quedaría candente con el destino de los Estados Unidos en un desesperante suspenso.
Tras la clasificación de México, quedan disponibles dos boletos directos en la eliminatoria de la Concacaf, y el cuarto jugará un repechaje con un seleccionado de Asia.
“Pienso que el rival es favorito”, aceptó el colombiano Hernán Darío Gómez, seleccionador de Panamá en los días previos a su visita al estadio de la ciudad de Orlando para enfrentar a Estados Unidos.
Panamá, con 10 puntos, es tercero del hexagonal, pero no está lejos, y Estados Unidos le sigue con nueve unidades en la cuarta posición.
Con el cuchillo entre los dientes, los canaleros se aferrarán a la ilusión de ir al Mundial por primera vez. En este hexagonal han estado más cerca que nunca. Eso sí, lo que tienen lo han logrado con lo indispensable: apenas han marcado siete goles, pero su fortaleza no está en el ataque.
¿Predecible?
La función intermedia se proyectará en San Luis Potosí. Se prevé un partido de pocas emociones. México, el líder del hexagonal con 18 puntos y único clasificado hasta ahora, recibirá a Trinidad y Tobago, colista con tres puntos y único eliminado.
El escenario para este partido será el estadio Alfonso Lastras y no el Azteca de la capital. El cambio de sede no se debe al sismo que sacudió a la Ciudad de México el pasado 19 de septiembre. Hay otras razones.
Ya clasificada la selección mexicana, los directivos decidieron sacarla del Azteca debido al grito homofóbico de la afición que, por cierto, ya provocó otra multa de FIFA –la décima– a principios de esta semana por unos 10.200 dólares.
Aparte, con el técnico colombiano Juan Carlos Osorio, el Tri ha dejado de ser un imán de taquilla en el Azteca. En este hexagonal, aun con la disminución de aforo a 76.000 localidades, no ha habido un solo lleno.
México tuvo asistencias de 71.000 personas contra Estados Unidos, 61.000 contra Costa Rica, 38.000 contra Honduras y 35.000 contra Panamá.
El estadio Alfonso Lastras de San Luis Potosí tiene capacidad para 25.000 espectadores, pero se espera que presente un lleno en el partido ante los 'Soca Warriors'.
Misión imposible
El colombiano Jorge Luis Pinto sabe que tiene dos misiones muy bravas para volver a poner en la lucha a Honduras, que es quinto de la tabla con nueve puntos. Primero ir a ganar a Costa Rica y luego cerrar en casa ante México.
La primera parte de esta misión es ir al estadio Nacional de San José para protagonizar la función estelar de esta jornada del hexagonal.
Para Pinto esta visita a Costa Rica será especial porque él llevó a la 'Sele' hasta los cuartos de final Brasil-2014: el mejor papel de los ticos en un Mundial.
“En ningún momento pasa por mi cabeza tener un ambiente hostil en contra. Costa Rica tiene una afición muy respetuosa”, consideró Pinto quien tiene el ambiente más candente en territorio catracho.
En Honduras han criticado ferozmente a Pinto por usar línea de tres defensas centrales con dos carrileros; haber adoptado ese esquema en el partido anterior derivó en que Estados Unidos les arrancara el empate cerca del final y con ello los tenga fuera de zona de clasificación.
Del lado tico, el seleccionador Oscar Ramírez vive un momento más tranquilo. Sabe que el pase al Mundial es inminente, pero ha preferido no desbordar su emoción sin antes resolver el juego contra Honduras.