Overkill, violencia contra la mujer | El Nuevo Siglo
Domingo, 3 de Agosto de 2014

En Colombia fueron asesinadas en los últimos dos años 337 mujeres con arma blanca, al tiempo que el mayor porcentaje de casos con violencia excesiva, también conocido como “overkill”, se encontró, significativamente, en el femicidio íntimo por compañero, fenómeno que viene creciendo en todo el mundo, especialmente en Latinoamérica y, lamentablemente, en nuestro país.

El director del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, Carlos Eduardo Valdez Moreno, en diálogo con EL NUEVO SIGLO explicó que el informe “Forensis-Datos para la Vida 2013” consigna que el 55,8 por ciento de los casos de muertes de mujeres no tenían patrón de lesión overkill y la mayoría de las víctimas sufrió femicidios no íntimos.

“El overkill es un tipo especial de lesión que denota la sevicia y la agresividad de la lesión. Son lesiones recurrentes en áreas que tienen una connotación especial para el agresor, áreas sociales, áreas anexas y muy seguidas, donde hay exceso de agresión o exageración de la lesión y por esta razón se llama overkill”.

Valdez Moreno explicó que “el trauma excesivo con el que se produce un femicidio con arma cortopunzante, entendido como la presencia de overkill, depende de la relación víctima-agresor. Para una mujer, que es asesinada, existe mayor riesgo de sufrir trauma brutal si el agresor fue o había sido su pareja sentimental”.

 

Categorías

 

A su turno, el especialista en medicina forense, Jhon Alexánder Vergel, explica que la violencia contra la mujer es un problema global, pese a que la conciencia sobre este fenómeno ha venido creciendo en muchos países, incluyendo los latinoamericanos.

El experto señala en su investigación que es necesario aclarar los términos con los que se registra la muerte violenta de la mujer, pues científicos utilizan términos traducidos del inglés como femicidio, feminicidio, generocidio, ginecidio o uxoricidio, sin tener claridad sobre las diferencias entre unos y otros.

El investigador explica que el término femicidio es definido como el homicidio de una mujer causado por un hombre por razones de misoginia y es clasificado de acuerdo a la relación de la víctima con el agresor.

Por ejemplo, el femicidio íntimo es cuando la muerte es producida por un hombre con el que la víctima  tenía una relación cercana o romántica. En otras palabras, por el compañero sentimental, la ex pareja, un amigo, familiar y compañero de apartamento, entre otros casos.

A su turno, el femicidio no íntimo se produce cuando no se tenía una relación amorosa, familiar o de convivencia con el agresor. Es decir cuando el victimario es un desconocido, conocido sin trato, compañero de trabajo, cliente, profesor, compañero de estudio o arrendatario.

De acuerdo con el especialista en medicina forense, el femicidio íntimo se divide en dos subtipos: primero, femicidio por compañero íntimo, también llamado uxoricidio. Es decir, cuando la muerte es causada exclusivamente por un hombre con el que la mujer  tenía o había tenido una relación romántica. Aquí clasifican categorías como novio, esposo, amante y expareja.

Agrega Vergel que el otro subtipo es el femicidio íntimo cometido por victimario distinto al compañero sentimental. Es decir cuando el agresor  es un hombre con el que se tenía una relación cercana, de convivencia o familiar, pero no amorosa. Por ejemplo,  un amigo, un familiar e incluso un compañero de apartamento.

En opinión de este investigador, los crímenes motivados por la ira se caracterizan por su extrema violencia, es decir por la presencia de overkill. El agresor busca, incluso, causar más lesiones de las requeridas para producir la muerte.

De allí que para los investigadores encontrar dos o más heridas cortopunzantes, cortantes, por proyectiles de arma de fuego o trauma contundente severo, permiten identificar un patrón overkill. Otros autores consideran que sólo al encontrar más de cuatro heridas cortopunzantes sería suficiente para hablar de overkill.

 

Cifras mortales

 

El médico Vergel explica que de los 337 casos referenciados, se encontró que 172 mujeres, el 32,9 por ciento, habían sufrido femicidio íntimo por el compañero o excompañero; 39 casos, el 11,6 por ciento, correspondieron a femicidios íntimos por amigos o familiares; y 166 muertes, el 49,3 por ciento de las analizadas, pertenecían a la categoría de femicidio no íntimo.

Utilizando el concepto de overkill, es decir por el  número de lesiones causadas a las víctimas, se encontraron 149 casos en esta categoría, es decir un 44,2 por ciento; en contraste, los restantes 188 casos, el 55,8 por ciento, no presentaban este patrón de agresión.

En el otro análisis, cuando se utiliza la definición de overkill según las regiones corporales en las que se concentraron las lesiones, se detectó que161 mujeres, el 47,8 por ciento, sufrieron este patrón de lesión.

Así las cosas, el médico especialista sostiene que de los 132 femicidios íntimos por el compañero o excompañero, 73 casos, el 55,3 por ciento, tenían overkill y en los restantes no se encontró este patrón.

 

Profundizar investigaciones

 

De acuerdo con Vergel, es necesario incrementar la investigación de la violencia femicida en Colombia y documentarla mejor, por cuanto, como ya se dijo, el porcentaje de femicidios con arma blanca en los que se encuentra violencia excesiva es bastante alto, 45,5 por ciento. “Este es un hallazgo preocupante”, acota el investigador.

Insiste en que la proporción de patrón overkill en una mujer asesinada es del 49 por ciento si el agresor es o fue su pareja. En contraste, esta proporción baja al 39,6 por ciento si el agresor no tenía relación cercana con la víctima.

Esa mayor intensidad de la violencia femicida por parte del compañero se ha explicado por varios factores, entre los que se incluyen la falta de trabajo del agresor; la separación de la pareja; haber advertido al compañero sobre la intención de dejarlo o haberlo  dejado por otro hombre. Incluso, presentar un episodio de abuso desencadenado por los celos incrementa cinco veces el riesgo de femicidio.

Vergel señala que aunque el femicidio se incluye en el espectro de los crímenes de odio, definidos como crímenes contra un individuo o grupo por el odio a su raza, etnia, género, orientación sexual o religión, también se debe considerar que el tipo relación víctima-agresor implica una serie de particularidades, por ejemplo el trauma excesivo en el ataque. Esto requiere un estudio diferenciado para encontrar mecanismos específicos de prevención.

 

Más diferenciaciones

 

Para el director de Medicina Legal la gravedad de trauma y el tipo de femicidio no exhiben la misma relación cuando el overkill es definido como la presencia de trauma en varias regiones corporales. Por esta razón se recomienda utilizar como definición, en las muertes por arma blanca, la presencia de cinco o más heridas.

Insiste Valdez Moreno en la necesidad de continuar con el trabajo de investigación con los procesos y clasificaciones internacionales de la severidad del trauma así como con los estudios analíticos que permitan establecer la fuerza de asociación entre el tipo de femicidio y la presencia de overkill.

De allí que el alto funcionario haga un llamado de atención al Gobierno y las autoridades para que profundicen esta clase de análisis, pues este fenómeno viene creciendo en los últimos cinco años en Colombia. “La mujer y los niños siguen siendo vulnerables a la agresión”, precisó el director de Medicina Legal.

Agregó que “los índices de homicidio en mujeres no han descendido y se mantienen prevalentes en los últimos cinco años y, por lo tanto, el llamado de atención es a tener un mayor cuidado, visibilizar la vulnerabilidad y tomar cursos de acción para su protección”.

En cuanto a la creciente presencia de actos de sevicia en el asesinato, Valdez Moreno explicó que esa circunstancia tiene varios orígenes, entre ellos los celos que terminan con hechos violentos contra la mujer.

Los cuadros estadísticos señalan que en el Valle del Cauca se registra el mayor número de asesinatos de mujeres, seguido por  Arauca, Cundinamarca y Antioquia.

En cuanto a los agresores de las mujeres, en primer lugar están personas desconocidas, en segundo ex esposos y ex novios y después los parientes.

“La mayoría de los asesinatos, no solo en los departamentos en mención sino en otras regiones del país, son por celos y por hechos de intolerancia”, acotó.

Insistió el funcionario que “en estos crímenes hay una tendencia marcada a lesionar a la mujer, por celos básicamente y por otros hechos, entre ellos la intolerancia”.

De allí que para el director de Medicina Legal es necesario diseñar “una política de protección hacia la mujer, especialmente, en materia de enseñanza desde temprana edad en el respeto y la tolerancia. Es muy importante que se diseñen políticas que protejan a población vulnerable y su difusión desde temprana edad a los niños y a las niñas”.

Para ello deben estudiarse no sólo los análisis y estadísticas de entidades como Medicina Legal sino los de otros organismos, centros de referencia y un sinnúmero de profesionales, entre ellos psicólogos, sociólogos, trabajadores sociales y médicos, entre otros.

 

Nueva política

 

En la actualidad desde Medicina Legal se trabaja con una serie de investigaciones sobre los niveles de lesión relacionados con la intolerancia, ello con el propósito de elaborar una serie de publicaciones epidemiológicas y de llamados de atención hacia muchos sectores, desde el Gobierno hasta la sociedad civil.

“Es necesario diseñar en conjunto políticas que lleven a abordar este tema con más profundidad. Con la academia el Instituto está adelantando estudios tanto en psicología y en sociología que nos lleven a determinar con mayor profundidad estos daños, sus efectos y las variables que las afectan”, narró.

Igualmente se trabaja con los fiscales y jueces en temas importantes como la definición del daño colectivo y la prevención del mismo. “Es decir, con ellos estamos adelantando estudios sobre mujeres que vienen siendo lesionadas para determinar el riesgo que tendría una mujer blanco de esos ataques o que continúa sufriendo nuevas heridas e incluso la muerte”, explicó Valdez.

Por ejemplo, está el dramático caso de Vivian Paola Urrego Pulido, asesinada el 31 de marzo de 2012, con 28 heridas con arma blanca en diferentes partes de su humanidad, por su excompañero Javier Giovanni Ceballos Murcia, en un centro comercial en Bogotá.

“Este tipo de casos son los que queremos prevenir con los estudios epidemiológicos que deben ser conocidos por los fiscales y demás autoridades”, dijo el director de Medicina Legal.

Como se sabe, la muerte violenta de Vivian Paola fue la última agresión que sufrió, luego de una larga historia de agresiones por parte del excompañero.

Insistió el funcionario en que con los estudios en curso y el trabajo conjunto con las autoridades se debe llegar a evitar este tipo de desenlaces y preservar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencias.