MIRADOR
Recomponer
QUE los árboles de la paz no tapen el bosque de la economía social. Es preciso que el Gobierno actúe ya, con firmeza y sin dilaciones para recomponer la marcha del país, complicada por los tropiezos de un enrarecido entorno global.
El Ejecutivo necesita recobrar la confianza perdida en la economía y el porvenir inmediato.
No al pesimismo ni al negativismo, sí al realismo y a la cruda verdad.
No hay crisis económica, es cierto, pero la situación es bien complicada.
Un nuevo recorte en gasto mayor a $6 billones, cuenta, pero no es suficiente. La economía hay que levantarla, tanto como el ánimo de consumidores.
El país va regular y hay nerviosismo en hogares. El consumo afloja porque el ingreso no alcanza.
No todo pasa por la reconciliación con insurgentes en Cuba. La concordia va más allá de un eventual cese de hostilidades, dejación de armas, perdón y reparación. Es más que un plebiscito por la paz.
La tranquilidad está en el día a día, en tener empleo, en encontrar trabajo, en seguridad ciudadana, en atención digna y oportuna en salud, en acceso a la educación, en protección a niños y ancianos pobres, en agua potable para los pobres que ignora el Estado, en nuevas inversiones, en apertura, no cierre de negocios y en un ingreso digno.
Los hogares son fieles a ver, escuchar y leer lo que les distrae, les conviene o los saca de tristezas. Sin embargo, es hora de que los medios dejen la publicidad barata de lo sensacionalista por esa asquerosa manía de que el mejor negocio es anunciar lo que al pueblo le gusta.
A las gentes hay que informarlas con responsabilidad social, con cercanía, con solidaridad y con respeto. Humanizar la información. Contarles lo que hacen las autoridades para mejorar su entorno, la economía regional y nacional, la generación de empleo, la salud y la protección de los derechos ciudadanos.
De la misma forma en que a diario reportamos el ABC del proceso de paz en Cuba y los ataques del ELN, en términos de equidad también tenemos la obligación periodística de contar la marcha de la economía y las decisiones para mejorar los sectores productivos, sin ignorar el campo.
La economía de bolsillo, la de los hogares, la de las familias, la de los jornaleros, asalariados, pensionados y desempleados, requiere medidas de fondo o va a ser devorada por el torbellino de la crisis global.
Austeridad sí, pero combinada con medidas audaces que recompongan la economía.