En las próximas horas podría ser destituido el procurador general de la Nación, Alejandro Ordóñez. Con ello muy posiblemente pasaría a la condición de víctima, dando fuelle a su candidatura presidencial, convirtiéndose en una ficha clave para el expresidente Uribe en su campaña de la abstención activa o el No en el plebiscito para refrendar acuerdos de paz.
No está claro, sin embargo, si el Consejo de Estado finalmente va a adoptar la decisión de destituirlo. Así lo haría, de acuerdo con consultas realizadas por EL NUEVO SIGLO en la alta corporación, con base en que la reelección en el cargo no está autorizada en la Constitución y sobre la base de que algunos magistrados que lo eligieron deberían haberse declarado inhabilitados para hacerlo, por tener familiares en la entidad.
Sea lo que sea, el capitis diminutio, que ha sobrellevado el Procurador desde que fue elegido para un segundo período, no le ha perturbado ni uno solo de sus pronunciamientos y facultades.
Para algunos es la piedra en el zapato del proceso de paz, para otros, sin embargo, es el último baluarte de las instituciones frente a ello.
En las últimas encuestas presidenciales el Procurador ha tenido un incremento en las tasas de conocimiento y favorabilidad. Igualmente mantiene, por otro lado, dosis de desfavorabilidad altas.
En todo caso, ha desechado presentarse por el Partido Conservador y preferiría hacerlo independientemente por firmas.
Todo depende, claro está, de si el Consejo de Estado lo destituye o no, porque de lo contrario estaría dispuesto a cumplir sus funciones hasta el último día de su segundo periodo.
Muy pocas veces, en la historia colombiana, un procurador ha salido a luchar por una candidatura presidencial. De hecho, el último de ellos, sin ser sin embargo destituido, fue Horacio Serpa, derrotado no obstante en tres oportunidades, en sus propósitos presidenciales.
Serpa, de otra parte, también fue ministro, embajador y congresista. Ordóñez, de su lado, ha ejercido una carrera dentro de la rama judicial, desde que fue juez hasta magistrado del propio Consejo de Estado.
No se sabe, igualmente, si la presentación de su candidatura presidencial por firmas impida, más adelante, un acuerdo dentro del Partido Conservador. Ordóñez tiene ese origen partidista y en las toldas de la colectividad azul se dice que las diferentes aspiraciones serán resueltas a través de una consulta popular.
Varios senadores conservadores son proclives a la candidatura presidencial del actual Procurador. No obstante, dentro de las filas conservadoras santistas, de la que hace parte la mayoría de la bancada parlamentaria, también indagan la candidatura del actual ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas.
Incluso, en fuentes parlamentarias consultadas por EL NUEVO SIGLO, se sostiene que cada día hay más posibilidad de que Cárdenas se deslice hacia el partido de La U, con algunos conservadores, y que desde allí se busque la candidatura presidencial.
En tanto, la exministra Marta Lucía Ramírez, quien ya participó en una aspiración presidencial anterior, logrando cerca de dos millones de votos y el tercer puesto en la primera vuelta del 2014, se mantiene como la más opcionada para ganar el evento al interior del conservatismo.
Pero si a la consulta popular conservadora ni Ordoñez ni Cárdenas es posible que el acontecimiento no cuente con la competencia que se produjo en la ocasión anterior, cuando un sector del partido, especialmente el de senadores y representantes a la Cámara, pretendió la inscripción en la reelección del presidente Juan Manuel Santos.
Si Ordóñez es destituido, a partir del fallo del Consejo de Estado, en realidad lo que se hará es anticipar su candidatura presidencial.
Algunos sectores, dentro del Partido Conservador, le están pidiendo que, en ese caso, no se presente por firmas independientes sino lo haga directamente, como uno de los precandidatos en la consulta popular de esa colectividad.
Ordóñez, no obstante es también cercano al Centro Democrático, especialmente al elxpresidente y senador Álvaro Uribe Vélez.
Tampoco es claro, sin embargo y pese a esa cercanía, si Ordóñez más bien tomaría el camino de presentarse a la Convención Nacional del Centro Democrático, donde en estos días ha quedado claro que no se respetará la fila india encabezada por el excandidato Oscar Iván Zuluaga y que habrá una competencia libre, al interior del partido, para seleccionar el candidato.
Es por ello que, según fuentes cercanas al Procurador General de la Nación, habría que esperar el desarrollo de los acontecimientos políticos, puesto que cada día trae su afán.
Por lo pronto, dijo la fuente, hasta ahora ni se sabe siquiera cuáles van a ser las condiciones en las que se va a desarrollar el plebiscito y cuál sea la determinación de los colombianos en las urnas.
En la actualidad, la pugna entre el Procurador y el Consejo de Estado ha cobrado dureza, particularmente porque la Corporación pidió que se investigara al jefe del Ministerio Público por sus recursos contra la ponencia que lo destituye y la imposibilidad de llegar a una votación en la materia.
Esto significa que, si no en esta semana, a lo menos en el corto plazo, la Corporación entrará a pronunciarse de fondo en el asunto.
Si al Procurador se le declara su reelección nula, que a la larga tiene los mismos efectos de la destitución, se podrá producir, a su vez, el mismo escenario que ocurrió con el entonces alcalde de Bogotá, Gustavo Petro.
Ante ello, cercanos al Procurador Ordóñez, le han pedido que más bien renuncie y prepare el escenario político posterior. Aún así, el funcionario se mantiene a la expectativa de lo que diga el Consejo de Estado.
Aparte del vicepresidente Germán Vargas Lleras, el exalcalde está arriba en las encuestas presidenciales. Muchos dicen que está allí por cuenta de la destitución de la Procuraduría, lo que paradójicamente podría acontecer en caso de que el Consejo de Estado haga mismo con Alejandro Ordóñez.
Mientras el presidente Juan Manuel Santos ya resolvió el problema de la campaña por el SI al Plebiscito, nombrando de director general al expresidente César Gaviria, el jefe del Centro Democrático, el expresidente Uribe, todavía en la disyuntiva de si proponer la abstención activa o dirigir sus huestes hacia el NO.
Sería claro, no obstante, que de darse la destitución de Ordóñez inmediatamente pasaría a engrosar las filas de quienes, al lado del Centro Democrático, también piden una revisión de los acuerdos de La Habana. De modo que en Ordóñez, Uribe podría encontrar el escudero que Santos encontró en Gaviria. Esa sería la primera consecuencia del fallo del Consejo de Estado.