Ante la caída en el nivel de confianza ciudadana, el mandatario estadounidense, Barack Obama, intentó anoche dar un mensaje optimista, frente a un Congreso reticente, durante su discurso anual del Estado de la Unión, en el que anunció medidas para estimular la recuperación económica y reducir la desigualdad de ingresos, que se acrecentó en el país, al igual que la pobreza, a raíz de la recesión.
Obama, quien llegó al Capitolio a las 9 de la noche, hora local, expuso su visión de lo que será este año político con una imagen optimista y un discurso combativo que, sin embargo, no convenció a la oposición republicana.
"Gracias a la valentía y a la determinación de personas como ustedes, Estados Unidos ha luchado mucho por este optimismo", señaló en referencia a la caída del desempleo, que se situó en 6,7% en diciembre cuando llegó a alcanzar el 10% en el peor momento de la crisis en 2009.
En su esperado discurso retomó uno de los ejes de su campaña de reelección: el apoyo a la clase media.
Insistió en que 2014 es un "año de acción", y en línea con lo que había adelantado días atrás reiteró que tiene un bolígrafo y un teléfono" para firmar medidas administrativas y movilizar a los estadounidenses.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, había asegurado horas antes que el presidente sigue teniendo "objetivos muy ambiciosos", a pesar de que en 2013 afrontó varios reveses legislativos, desde el control de las armas de fuego a la extensión de los subsidios por desempleo.
El fallido lanzamiento de unos de los aspectos centrales de la reforma de salud -el de seguros médicos- tuvo un nefasto efecto en el nivel de confianza de los estadounidenses en Obama.
Un sondeo del diario The Wall Street Journal publicado ayer afirma que el 33% de los ciudadanos es pesimista y está preocupado, en tanto el 26% se expresó dudoso sobre lo que sucederá de aquí a enero de 2017, cuando termina el mandato de Obama, ante el deterioro de los datos desde hace un año.
A pesar de todo, Carney reiteró que el mandatario es "optimista" y está hasta "entusiasmado" a la hora de afrontar 2014, un "año de acción" según calificó la Casa Blanca.
Desde el inicio de 2011, Obama debe lidiar con una Cámara de Representantes dominada por los republicanos, que bloquea la mayoría de sus reformas, sobre todo las fiscales.
En el Senado las cosas han ido mejor gracias a la mayoría demócrata, donde en junio del año pasado se aprobó una reforma de la ley de la inmigración, una de las promesas electorales del presidente.
Los diferentes puntos de vista de ambos partidos sobre los ingresos y los gastos provocaron en octubre una paralización del gobierno federal durante dos semanas. Los congresistas han logrado alcanzar un acuerdo a mediano plazo sobre el presupuesto, pero el debate sobre el aumento del techo legal de la deuda amenaza con desencadenar la enésima batalla.
La situación se complica además porque un gran número de congresistas quiere preservar su futuro ante las elecciones de noviembre, en las que se renovarán la Cámara de Representantes y un tercio del Senado.
En 2012, durante la campaña presidencial y refiriéndose a los republicanos, Obama ya proclamó que "no podemos esperar" a que el Congreso actúe. Sus colaboradores han advertido que "ejercerá su autoridad" firmando decretos.
Primera decisión: el presidente anunciará que los nuevos trabajadores contratados por el Estado federal pasarán a cobrar un salario mínimo de 10,10 dólares la hora, frente a los 7,25 de ahora, informó la Casa Blanca.
El Congreso ya está preparando un proyecto de ley para aumentar el salario mínimo, pero su aprobación es dudosa por la hostilidad de los republicanos. Esta medida afectaría a más de 20 millones de personas, mientras que por decreto de Obama solo beneficiaría a varios centenares de miles de trabajadores, apuntó el martes The New York Times.
Estos datos muestran el alcance de las medidas administrativas en un país donde la Constitución define un delicado equilibrio de poderes. La Cámara de Representantes, por ejemplo, es la única que puede autorizar nuevos gastos.
"Un nuevo discurso lleno de políticas recicladas y eslóganes viejos no ayudará a la clase media", manifestó la oficina del presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, quien pidió a Obama apoyar los proyectos de su partido sobre energía o formación profesional.
Los conservadores, que contestaron al discurso del presidente a través de la representante Cathy McMorris-Rodgers, exhortaron a Obama que convenza a sus aliados demócratas para que le den más facilidades para negociar acuerdos comerciales e internacionales.
Brendan Buck, portavoz del presidente de la Cámara de Representantes John Boehner, apuntó que el discurso de Obama servirá para ver si está dispuesto a ir en contra de su propio partido en este "año de acción". De lo contrario, será "un nuevo eslogan sin sentido de la Casa Blanca"./EL NUEVO SIGLO – AFP