Un mes después de ser adoptada la ley de matrimonio homosexual en Francia, y pocos días antes de que se celebren las primeras bodas gay, los opositores al texto siguen movilizados y volverán a desfilar el domingo en París en una manifestación que se anuncia masiva.
Prometido por el presidente François Hollande durante su campaña electoral, defendido por toda la izquierda, el "matrimonio para todos" suscitó una fuerte oposición en Francia, en particular de la derecha y de los medios católicos.
Anunciando una movilización "masiva", los opositores al matrimonio homosexual llamaron una vez más a manifestar en París, como lo hicieron varias veces desde el 13 de enero.
"El domingo, vamos a demostrar que nuestro movimiento es un movimiento durable", afirmó Frigide Barjot, humorista cuyo seudónimo parodia el nombre de la actriz Brigitte Bardot y que oficia de portavoz del colectivo "manifestación para todos", por oposición al "matrimonio para todos".
Barjot agregó que las exigencias de los manifestantes son simples: "la ley debe ser retirada, no puede dejarse tal cual porque cambia la filiación humana". "Nadie puede pretender que un niño no procede de un hombre y una mujer", dijo.
Para este último desfile antes de que se celebre la primera boda homosexual, prevista el miércoles en Montpellier (sur), los organizadores no escatimaron los medios.
Varios trenes especiales están previstos desde diferentes regiones de Francia hacia París, así como cientos de autocares. Dos millones de octavillas fueron impresas y distribuidas en toda Francia y se desplegaron grandes banderolas en los puentes, principalmente en los que atraviesan las principales carreteras.
División en la derecha
Como en las anteriores manifestaciones, el principal partido de la derecha, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), llamó a sus militantes a participar en ésta. "Lo que es importante es que se comprenda que al manifestar decimos también una diferencia de valores", declaró su presidente, Jean-François Copé, que confirmó su presencia en el desfile.
Pero el matrimonio homosexual, una vez votada la ley, hizo aparecer la división de la UMP, cuyo debate de fondo, relegado a un segundo plano por el enfrentamiento de sus dirigentes François Fillon y Jean-François Copé desde la derrota electoral del ex presidente Nicolas Sarkozy, resurgió claramente sobre este tema, pero también sobre la derechización del partido y la actitud respecto al ultraderechista Frente Nacional.
No bien fue promulgada la ley el sábado pasado, varias personalidades de la UMP, entre las cuales los ex ministros Luc Chatel y Nathalie Kosciusko-Morizet, dijeron claramente que la derecha no podría volver atrás sobre el matrimonio homosexual si volviera al poder en 2017.
Uno de los dirigente de la corriente más a la derecha del partido, Guillaume Peltier, se declaró el lunes contrario a la candidatura de Kosciusko-Morizet a la alcaldía de París, para la que es considerada favorita, a raíz de su posición sobre el matrimonio homosexual. Kosciusko-Morizet, actualmente diputada, se abtuvo al ser votada la ley.
Las declaraciones de Peltier le le valieron el miércoles un "llamado al orden" de buró político del partido.
Por su parte, la ex ministra estimo el martes que detrás de la toma de posición de Peltier "hay gente que querría demostrar que la derechización y la alianza con el Frente Nacional son indispensables".
Del lado del gobierno, la ministra-portavoz Najat Vallaud-Belkacem acusó a la derecha de intentar una "recuperación politiquera" de la manifestación del domingo, y llamó a la calma.