El exparlamentario Germán Olano reconoció su responsabilidad en el delito de tráfico de influencias en el proceso que se desarrolla por el escándalo conocido como el ‘Carrusel de la contratación’ en Bogotá.
Olano aceptó que sirvió de puente para que el contratista Julio Gómez pudiera reunirse con el Grupo Nule para concertar el recibimiento irregular de contratos multimillonarios en la capital.
Desde su posición privilegiada como funcionario público, Germán Olano admitió que movió influencias para beneficiar a los primos Nule de tal forma que a ellos se les adjudicaran contratos viales a cambio de jugosas comisiones.
El exparlamentario habría influido en Miguel Ángel Moralesrrusi, excontralor Distrital, y en Liliana Pardo, por entonces directora del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), para que a los Nule les fueran recibidos los contratos de reparación de la malla vial, la tercera fase de Transmilenio y la valorización, a pesar de que estos no cumplían los requisitos exigidos por las autoridades.