“Ojalá seanlos últimos secuestrados de las Farc y que esta organización cumpla con su palabra. Cumpla con su palabra de no volver a secuestrar nunca jamás”, manifestó el presidente Juan Manuel Santos al concluir ayer su visita a los miembros del Ejército y la Policía liberados la víspera por las Farc.
“Y como lo dije ayer es un paso que valoramos. Valoramos en su dimensión pero como lo dije también ayer, no es suficiente. Queremos unas muestras más fehacientes de su verdadera voluntad de terminar con este conflicto”, indicó el Mandatario.
El gobernante conversó con los integrantes de la Fuerza Pública en los hospitales Militar y de la Policía, en Bogotá, donde fueron examinados.
Los militares y policías le manifestaron al Presidente que están listos a seguir trabajando por el país en sus respectivas instituciones, lo cual es algo que llena a todos los colombianos de orgullo por sus Fuerzas.
“Y hablando con ellos, se siente uno muy orgulloso como colombiano de tener soldados y policías que lo único que dicen es sentirse orgullosos de pertenecer a la Policía, de pertenecer al Ejército, de haber sido combatientes, y están listos a seguir combatiendo. Eso es algo que nos llena a todos los colombianos de orgullo por nuestras Fuerzas”, sostuvo Santos.
El Presidente manifestó que por ahora el parte médico de estos cuatro miembros del Ejército y seis de la Policía es que “están muy bien de salud todos”, y añadió que los uniformados le dijeron “que se sentían bien de cuerpo y de alma”.
“Y gracias a Dios, y gracias al respaldo que estas personas tuvieron durante todo este tiempo, hoy pueden enfrentar su nueva vida, en libertad”, concluyó el Jefe de Estado.
Familias reunidas
Los uniformados fueron examinados por los médicos a la espera de regresar con sus familias.
Los partes médicos revelaron que los uniformados liberados presentan "buenas condiciones generales", si bien la mayoría de ellos seguirán internados los próximos días para profundizar el estudio de su salud mental y física, ya que padecieron enfermedades tropicales durante el cautiverio.
Los familiares cuentan las horas para poder tenerlos de regreso a sus hogares.
Al intendente de la Policía Jorge Romero "lo pudimos ver anoche un ratito. No quiso hablar del cautiverio y nosotros sólo queríamos que sintiera el cariño que le ha faltado en los últimos 13 años", explicó a la agencia France Press (AFP) su hermano Javier.
"De salud lo vimos bien aunque físicamente está más flaquito y su semblante es un poco diferente. Pero está lúcido. Preguntó por toda la familia que ya conocía y también por la que no", describió Javier, de la mano con una de las cinco sobrinas nacidas durante el cautivero del policía.
Los liberados relataron que se les permitió escuchar mensajes que sus familiares les enviaban a través de la radio.
La familia del agente también está a la espera de saber qué contienen las bolsas que Romero, y otros liberados, portaban el lunes cuando bajaron del helicóptero que les recogió en un pueblo selvático del sureste de Colombia.
"Ya sabemos que trajo un bastón que preparó en la selva con ayuda de un guerrillero para su madre, que ya no lo puede usar porque está en silla de ruedas", reveló Javier.
Norma Trujillo, la esposa del sargento de la Policía José Libardo Forero, también expresó su alegría al comprobar que "él está bien. Está feliz de estar con su familia".
La víspera "se emocionó mucho al ver lo hermosa que era su hija y que su hijo se había hecho un hombre y se parecía mucho a él", dijo a la AFP la esposa de Forero, raptado en un asalto guerrillero a una comisaría en julio de 1999.
Por esa época las Farc llegaron a tener en su poder a casi 500 uniformados, si bien en los últimos años han visto un proceso de debilitamiento y de muerte de sus máximos líderes que les ha arrinconado a zonas apartadas del país.
¿Paz?
La entrega de los uniformados cierra un capítulo del secuestro con "valor político", pero está lejos aún de abrir una perspectiva de negociación con el gobierno, que reclamó la liberación de todos los rehenes civiles, estimaron analistas.
La liberación el lunes de seis policías y cuatro militares, cautivos desde hacía más de doce años, junto con la promesa de cesar el secuestro extorsivo de civiles, fueron presentados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) como "gestos de paz".
El presidente Santos, que había reiterado la exigencia de liberar a todos los secuestrados antes de pensar en un diálogo de paz, respondió que la libertad de esos uniformados "es un paso que valoramos en toda su dimensión", pero insisitió que es aún insuficiente y pidió "muestras más fehacientes de su verdadera voluntad de terminar con este conflicto".
Para Medófilo Medina, historiador de la Universidad Nacional de Colombia y quien conoció a varios de los más importantes jefes de las Farc, entre ellos el abatido Alfonso Cano, la posibilidad de que se produzca un diálogo de paz con la guerrilla no está planteada "por el momento".
"Las liberaciones se inscriben en el canal humanitario. No tienen una influencia directa sobre una posible negociación. No hay que olvidar que en 2001 las Farc liberaron a más de 200 miembros de la fuerza pública y al año siguiente se cerró el proyecto del Caguán", dijo Medina a la AFP, en referencia al fracasado diálogo de paz que llevó a cabo el ex presidente Andrés Pastrana.
Sin embargo, según este historiador, la decisión de las Farc, que ha quedado sin rehenes de valor político, sumada a la promesa de cesar el secuestro extorsivo de civiles muestra "una voluntad de buscar una salida política al conflicto, que dependerá también de cómo el gobierno tome ese paso".
En sus primeras declaraciones luego de la liberación, Santos dio a las Farc una señal sobre lo que espera ahora. "No basta con dejar de secuestrar: hay que liberar a los civiles y dar cuenta a las familias de todos ellos".
"Pienso que Santos sí tiene el interés, le creo cuando dice que le gustaría ser el presidente de la paz, pero esa decisión requiere de audacia y coraje. Hay sectores muy poderosos en Colombia que le apuestan a la guerra", señaló Medina.
Desde 2008, las Farc liberaron unilateralmente a 30 políticos, policías y militares que mantenían secuestrados como "canjeables" por sus cientos de guerilleros presos. Otros rehenes fueron rescatados en operativos de la fuerza pública, y algunos murieron en cautiverio.
A la vez, la guerrilla ha secuestrado a lo largo de los años a un número indeterminado de civiles para financiarse mediante los rescates que pagan las familias.
León Valencia, director de la Corporación Nuevo Arco Iris, especializada en el conflicto armado, resaltó que "por primera vez las Farc hacen una concesión sólo con el propósito de ir a una mesa de negociación. Porque el gobierno había pedido acabar con el secuestro y liberar a los rehenes antes de ir a un diálogo", recordó.
El politólogo Alejo Vargas, profesor en la Universidad de los Andes, no descarta de su lado otras concesiones de las Farc con el fin de llegar a un diálogo de paz.
"Ya tener en la mesa a representantes del Estado sería un logro para ellos, pues los convalida como el otro actor político. Desde el punto de vista práctico las Farc no van a exigir casi nada, pero desde el punto de vista simbólico lo pedirán todo. El estatus político es lo que necesita las Farc", dijo Vargas a la AFP.
Y aunque "por el momento" esa mesa de negociación se vea lejana, Medina insiste en que se debe entender que "ésta no es una guerra regular y por tanto no se puede terminar en una fecha y lugar determinados".
"Tiene que terminar en una mesa de negociación o sino se prolongará indefinidamente, con una descomposición del conflicto como ya la estamos viendo", aseveró.
Las Farc, fundadas en 1964 y con unos 9.200 combatientes en la actualidad, son una de las guerrillas más antiguas del mundo.
Los que faltan
El capítulo del secuestro sigue abierto en Colombia, con un número indeterminado de civiles aún en cautiverio en poder de los varios grupos armados ilegales que operan en este país.
"Realmente no se sabe cuantos cautivos hay en Colombia. A ciencia cierta no se sabe cuántas personas permanecen en poder de los grupos guerrilleros, paramilitares, bandas criminales o de delincuencia común", dijo a la AFP Olga Gómez, directora de la ONG Fundación País Libre, que trabaja por las víctimas del secuestro.
Con base en cifras del ministerio de Defensa, País Libre señala que 405 civiles secuestrados por las FARC entre 2002 y 2011 aún permanecen en su poder.
Hace poco más de un mes, las Farc prometieron cesar el secuestro de civiles con fines de financiamiento. Y en ese momento, su máximo líder Rodrigo Londoño, alias Timoleón Jiménez o Timochenko, aseguró que "todas esas cifras son falsas".
"Los precisos porcentajes que País Libre asigna a las Farc, obedecen quizás a elaboraciones preconcebidas", dijo el comandante guerrillero, aunque sin suministrar él mismo ningún dato.
La promesa de poner fin al secuestro extorsivo es recibida con escepticismo por las autoridades. "Las Farc se comprometieron a dejar de realizar secuestros extorsivos, pero no han dicho lo mismo de otro tipo de retenciones para conseguir réditos de tipo político, por ejemplo", dijo a la AFP un analista de Inteligencia del Ejército.
Para las Farc, fundadas en 1964, el secuestro llegó a ser una práctica extendida desde la década de los 80. En los años recientes, el plagio extorsivo de esa guerrilla ha afectado también al floreciente sector petrolero.
Cálculos de la Corporación Nuevo Arcoiris, que estudia el conflicto armado, señalan que en los últimos tiempos las Farc secuestraban entre 80 y 100 civiles por año, aunque con liberaciones rápidas.
Según País Libre, en el primer semestre de 2011 se denunciaron 177 secuestros, de los cuales 100 atribuidos a la delincuencia común, 60 a las Farc, 13 a la también guerrilla izquierdista Ejército de Liberación Nacional (Eln) y cuatro a bandas de ex paramilitares de extrema derecha vinculadas al narcotráfico.
Pero otras organizaciones manejan cifras diferentes. La Fundación Nueva Esperanza de los Secuestrados, activa desde 2003, dice tener registros de 725 casos de secuestrados en poder de las Farc desde 1995 hasta ahora.
"No basta con dejar de secuestrar: hay que liberar los secuestrados civiles que siguen en su poder, y hay que dar cuenta a las familias de todos y cada uno de ellos", advirtió el presidente Santos el lunes.