INFORME. Oración, silencio, soledad y votos de castidad se cumplen en un solo lugar con una disciplina de hierro, como lo es acorde en la vida de un monasterio. Aunque no es común encontrar lugares de esta actividad en sectores residenciales, en la capital existen casas o conventos que están dentro de la jurisdicción de la Arquidiócesis de Bogotá donde viven comunidades de religiosos, las cuales en su mayoría se ubican alejadas de los tramos urbanos.
En los monasterios, edificaciones destinadas al culto religioso, con un lugar llamado iglesia destinado específicamente a ello, los monjes observan ciertas reglas que son propias de esa comunidad, que los acercan a la espiritualidad alejándolos de la vida mundana. Los sectores del monasterio destinados a la vida de los monjes se denominan claustros que cuentan con bibliotecas, salas de reuniones y jardines.
Según datos que EL NUEVO SIGLO consultó con la Arquidiócesis de Bogotá, en la capital se sitúan 8 monasterios: Monasterio Carmelitas Descalzas, Monasterio de Santa Clara, Monasterio de la Enseñanza – Orden de la Compañía de María, Monasterio de Santa Inés, Primer Monasterio de la Visitación de Santa María, Monasterio Nuestra Señora de Gracia - Agustinas, Iglesia Monasterio la Concepción - Monumento Histórico Nacional y Monasterio Benedicto de Tibatí.
Monasterio Carmelitas Descalzas
“Cambios y cambios y algo que no cambió”: es el homenaje de las Carmelitas Descalzas de Bogotá a su madre y fundadora Santa Teresa de Jesús en el V Centenario de su nacimiento. Fundado en 1606 en la capital del Nuevo Reino de Granada, Santa Fe de Bogotá, fue el primero de Colombia y de América del Sur. Este Carmelo fue iniciativa de la dama santafereña Doña Elvira de Padilla quien habiendo conocido los escritos de Santa Teresa, quiso fundar un Carmelo Descalzo en esta ciudad y, para ello donó su casa, sus propiedades y fue la primera Carmelita Descalza del Nuevo Reino de Granada y quien ingresó con dos de sus hijas, dos sobrinas y otras jóvenes distinguidas de Santa Fe de Bogotá.
En 1863, la comunidad tuvo que salir en exilio por orden del general Tomás Cipriano de Mosquera y unas monjas se refugiaron en el Carmelo de La Habana, Cuba, mientras que otras, cruzando el Atlántico, fueron a Consuegra, España. En 1873 se restauró el monasterio con el regreso de algunas de ellas en el centro de la ciudad, hasta instalarse en 1931 en Chapinero y finalmente en 1973 en Usaquén, donde residen actualmente en la Calle 119 4-59.
Su principal trabajo es la confección de escapularios para fomentar la devoción y el amor a la Virgen María, Hermana y Madre en el Carmelo. Realizan también el trabajo de iconos, muy apreciados para quienes gustan de este arte religioso. Además dan a conocer su espiritualidad a través de los libros de sus santos. Y, quienes los visitan disfrutan llevando las galletas y dulces que allí se elaboran.
Un poco más al norte, exactamente en la Calle 128B No. 19 – 25, se ubica el Monasterio de Santa Clara, un lugar hermético y tranquilo que entre la iglesia y sus jardines, hace un espacio especial para cumplir los votos de castidad.
En la Avenida Calle 201 No. 67-12, se ubica el Monasterio de la Enseñanza – Orden de la Compañía de María, el cual fue fundado por el Arzobispo Raxoi en 1765 como colegio de señoritas nobles. Su construcción fue finalizada en el año 1821 por el arzobispo Múzquiz, cuyo escudo de armas aparece en el frontón de la fachada neoclásica del convento. La iglesia es de planta de cruz griega. Hoy es colegio y residencia de la Compañía de María, y no es visitable.
Proceso de formación
El cuarto Monasterio está ubicado en la vereda Carrasquilla Vía La Punta K 5 Madrid, Cundinamarca. El Monasterio de Santa Inés, Calle 74 No. 11 - 56, del cual el 6 de octubre de 2013, se presentó a la comunidad la cuarta sede, ceremonia de consagración y bendición presidida por monseñor Pedro Rubiano Sáenz y monseñor Ómar Alberto Sánchez Cubillos OP.
Allí la formación dura varios años, distribuidos en varias etapas, en las que gradualmente se conoce y experimenta este estilo de vida y discierne mejor su vocación; así mismo la Comunidad conoce a la aspirante.
Para ser admitida una aspirante se requieren ciertas cualidades naturales que son: salud física, madurez psicológica proporcionada a la edad, recto juicio, carácter abierto e idoneidad para la vida comunitaria.
Así mismo deben cumplir unas etapas de formación, tales como el postulantado, etapa en la que la aspirante, guiada por la Maestra, empieza a experimentar el género de vida contemplativa, viviendo desde ese momento en la clausura, e introduciéndose en las diversas observancias religiosas; recibiendo además formación humana y de iniciación de vida cristiana, litúrgica, religiosa y dominicana. Esta etapa dura un año y terminado éste, si la postulante lo desea y la comunidad ve su idoneidad continúa al noviciado en el que lleva el velo blanco y su período es de 2 años.
Finalmente pasa al Juniorado, donde después de 2 años la Novicia hace su Primera Profesión de votos temporales, por medio de la cual se consagra a Dios, siguiendo a Cristo, para llevar una vida evangélica en la Orden y donde signo de esta consagración recibe el velo negro. Con esta Profesión se compromete al cumplimiento de los consejos evangélicos por un tiempo determinado, que en nuestra Comunidad es de un año, al final del cual puede renovar su profesión, y así sucesivamente por cuatro años. Este tiempo es una preparación para la Profesión Solemne, en la que la monja se consagra totalmente a Dios en la Orden hasta la muerte y como signo de esta consagración definitiva recibe el anillo.
Contrario a los anteriores Monasterios, en inmediaciones de la ciudad, en la Calle 74 No. 11 - 56 se ubica el Primer Monasterio de la Visitación de Santa María. Entrar a este sitio es la oportunidad de sentir cómo el silencio recorre la edificación.
Los 3 Monasterios que complementan este listado son el Monasterio Nuestra Señora de Gracia - Agustinas, ubicado en la Calle 234 No. 82-80 – Usaquén, la Iglesia Monasterio la Concepción - Monumento Histórico Nacional, situado en la Carrera 9ª No. 10 – 19 y el Monasterio Benedicto de Tibatí de la Calle 192 No. 9 – 45, que aunque su fin es similar, poseen su propia esencia e identidad