Obstáculos para el desarrollo financiero | El Nuevo Siglo
Miércoles, 9 de Julio de 2014

Gracias a su estabilidad alcanzada en los últimos años, los mercados financieros colombianos se destacan en el mundo y por una intensa competencia entre sus intermediarios. De acuerdo con un informe de la Asobancaria, los organismos multilaterales lo corroboran, al resaltar la solvencia y los bajos riesgos de crédito, de mercado y de liquidez que tiene la banca nacional.

La competencia entre los bancos se manifiesta en una tendencia decreciente de los márgenes de intermediación y de la rentabilidad en el país, que están cerca del promedio regional. También estimula una mejora constante de la eficiencia, que se ha trasladado a los usuarios, a través de unos menores precios de los servicios bancarios durante los dos últimos años.

A pesar del notable progreso logrado en la última década en profundización e inclusión financiera, el tamaño de los mercados y las dificultades de acceso frenan la competitividad y la productividad de la economía, lo cual le impide elevar más rápido que hasta ahora su capacidad de crecimiento y retrasa además el logro de unas mejores condiciones de vida para la población, la reducción de la pobreza y la disminución de la desigualdad.

Señala un análisis del gremio financiero, de una manera desafortunada, la estabilidad financiera se reforzó por medio de una regulación que hoy luce represiva y de un régimen tributario distorsionante, que frenan el desarrollo de los mercados y obstaculizan la inclusión financiera.

Por una parte, las severas normas de capital, provisiones y liquidez aumentan los costos operativos del sistema y reducen su rentabilidad, porque limitan su capacidad de apalancamiento. Por otra parte, los controles administrativos a las tasas de interés -que se ejercen a través de las de usura, las del crédito para vivienda y las del crédito de redescuento para el sector agropecuario-, desestimulan la oferta de crédito formal a amplios segmentos de la población, a los cuales desplazan a los mercados informales, donde las tasas de interés son mucho más elevadas.

Además, las inversiones forzosas que deben hacer los establecimientos de crédito en títulos de desarrollo agropecuario, para fondear el crédito de redescuento otorgado a ese sector, tienen un alto costo de oportunidad para la banca, sin que hayan satisfecho la demanda de los pequeños productores ni de la población rural. Por último, el GMF y el recaudo de las retenciones de IVA, renta e ICA en las compras con tarjetas de débito o de crédito, aumentaron la preferencia por  el dinero en efectivo frente a otros medios de pago, con lo cual han generado una desintermediación bancaria y dificultado la inclusión financiera.