Mientras sea alcalde Gustavo Petro no veremos concluida y en funcionamiento la longitudinal de occidente anunciada en 1924, ordenada por Acuerdo del Concejo de Bogotá en 1961, trazada hacia 1968 y en construcción a pedazos desde 1980. Tanto tiempo la hace simbólica. Petro no la quiere porque cuando empezó a hablarse de ella imaginó que era iniciativa estadounidense. Esa vía reduce a 30 los 80 minutos que hoy separan a Bosa de Chía. Mas su importancia va más allá. Cuando esté concluida y en funcionamiento, las tractomulas con carga pesada que van entre Bosa y Cúcuta dejarán de moverse por las vías principales de Bogotá. Ojalá Petro olvide sus prevenciones ideológicas y considere al menos que en esa obra han sido invertidos $ 180.000 millones.
Control aéreo
La administración nacional garantizó ayer a los controladores del tráfico aéreo en Bogotá que descansarán cada seis días. Fueron aumentadas en 57 las plazas y con destino a salarios asignaron $ 7.000 millones. Los controladores venían quejándose de verse forzados a laborar hasta 12 horas por fecha los siete días de la semana. Y recordaban que en los países serios, por razones de salud, no se trabaja más de seis horas con un máximo de seis días por semana.
Auxilio millonario
Tarde o temprano las verdades se saben. El ex paramilitar José Gelves Albarracín confirmó que su sector auxilió con $ 600 millones a cada uno de los legisladores apreciados por ellos como amigos. El cartagenero Javier Cáceres Bejarano inicia en Bolívar la lista de favorecidos.