Aunque el presidente Barack Obama se esforzó para dejar atrás la “mala noche” que tuvo en Denver en el primer cara a cara con su retador republicano, Mitt Romney no logró marcar positivamente una diferencia y por tanto ganar el segundo duelo verbal en la carrera por la Casa Blanca.
Si bien el presidente demócrata se mostró más agresivo que el primer debate, también estuvo a la defensiva y en varios temas se vio exaltado al replicar al candidato republicano, quien no desaprovechó el escenario de la universidad Hofstra de Hempstead, 40 km al este de Nueva York, ante un grupo de 80 ciudadanos que se denominaron “indecisos” electoralmente, para poner contra las cuerdas a su contrincante en aspectos clave para la elección como la reactivación económica, el déficit, la salud y, por primera vez un asunto vital para los latinos: la reforma migratoria.
Como lo había vaticinado el equipo demócrata, Obama se mostró enérgico y vehemente pero se encontró con un Romney seguro, pausado, de gran imagen y clara exposición.
Sin embargo, Obama y Romney se trenzaron con dureza el martes en el segundo debate televisado antes de las elecciones del 6 de noviembre en Estados Unidos, con el presidente mostrando una actitud más combativa que en el primer round dos semanas atrás.
El presupuesto, los impuestos, la política energética, la inmigración, Libia, las relaciones con China fueron algunos de los temas en los que los candidatos intentaron hacer valer sus argumentos, incluso interrumpiéndose varias veces.
En este juego, Obama, decidido a ganar este enfrentamiento para recuperar la ventaja sobre su adversario tras una mediocre presentación en el primer debate el 3 de octubre, asestó buenos golpes, entre ellos mencionar en sus últimas palabras al "47%" de los estadounidenses que según su adversario tienen mentalidad de "víctimas". Pero Romney también le asestó otros como al hablar de los cuatro años de gestión del mandatario en los que se disparó el déficit, el desempleo sigue alto y la clase media ha visto desmejorar su calidad de vida.
El debate en la universidad Hofstra de Hempstead, 40 km al este de Nueva York, comenzó con una pregunta de un estudiante para Romney acerca de la creación de empleo para jóvenes graduados y el peso de la deuda en las familias para pagar los estudios de sus hijos.
Desde ese mismo momento, Obama aprovechó para acusar al exgobernador de Massachusetts de querer favorecer sólo a los más ricos.
“El gobernador Romney dice que tiene un programa de cinco puntos. Su programa tiene un solo punto: asegurase que los más ricos puedan jugar con reglas diferentes”, afirmó el presidente demócrata.
La tensión aumentó cuando llegó la hora de hablar sobre política energética, marco en el cual Obama criticó a su adversario de querer dejar que las compañías petroleras “escriban la política” en el sector en Estados Unidos.
A ello Romney contestó con argumentos y defendió su plan en este aspecto pero mostrando las falencias del actual gobierno.
Otro momento importante del debate fue cuando se tocó la cuestión del ataque contra la representación diplomática de Estados Unidos en Bengasi, Libia, el 11 de septiembre, que se saldó con la muerte del embajador y otros tres diplomáticos.
Romney intentó en ese momento presentar al presidente como débil en materia de política exterior, asegurando que la estrategia de Obama en Oriente Medio “se cae a pedazos”.
“No puede transformar la seguridad nacional en un asunto político”, respondió un enojado Obama, apuntando al candidato republicano por realizar acusaciones “ofensivas”.
Romney también sufrió un revés cuando la animadora del debate, la periodista de CNN Candy Crowley, le mencionó que había presentado de manera incorrecta lo que Obama declaró tras el ataque.
Entre los golpes asestados por el republicano estuvo el de recordar los malos resultados del presidente en materia económica, asegurando que Obama conducía a Estados Unidos “por el camino de Grecia”.
“Hemos pasado cuatro años consecutivos en los que él ha dicho (...) que reduciría el déficit a la mitad y, en lugar de ello, lo ha duplicado. Hemos pasado de una deuda nacional de 7 billones de dólares a una de 16 billones. Eso nos conduce por el camino de Grecia”, afirmó Romney.
En inmigración, Obama y Romney también intercambiaron golpes y acusaciones sobre el modo de afrontar la cuestión.
Primero, Romney acusó a Obama de no haber presentado un proyecto de reforma migratoria durante su primer año de mandato, tal y como había prometido antes de llegar al poder.
"Cuando el presidente se presentó como candidato, dijo que presentaría en su primer año una legislación para reformar nuestro sistema migratorio. Proteger la inmigración legal, frenar la inmigración ilegal. No lo hizo", indicó Romney.
De su lado, Obama replicó afirmando que intentó impulsar esa reforma pero que chocó con la oposición republicana en el Congreso, y aseguró que el exgobernador de Massachusetts rechazaba en las primarias republicanas el "Dream Act" para legalizar a los estudiantes indocumentados y apoyaba las duras leyes antimigratorias de Arizona.
Obama llegaba presionado al debate, tras haber cedido cuatro puntos en las encuestas a nivel nacional en los días posteriores al primer round en Denver. El martes por la mañana el promedio de los sondeos
Una encuesta de USA Today/Gallup indicaba ayer una erosión del apoyo para Obama entre las mujeres, un 49% de ellas en los doce Estados "indecisos" apoyan al presidente, contra 48% que sostiene a Romney.
Si Obama disfruta aún, según la mayoría de las encuestas, de una ventaja en Estados clave como Ohio, el que Romney necesita para ganar la elección, una nueva derrota del presidente podría ser difícil de superar.
El presidente recibió una buena noticia judicial el martes, con el fallo de la Corte Suprema rechazando un intento de los republicanos de limitar el voto anticipado en ese Estado.
Tras este segundo debate que según los analistas no tendrá mayor incidencia en este cerrado cabeza a cabeza por la Casa Blanca, la expectativa se centrará en el último duelo verbal que se verificará el lunes en Boca Ratón y que podrá ser decisivo para la cita en las urnas el 6 de noviembre./EL NUEVO SIGLO - AFP