Existe un número significativo de colombianos que aceptaría una victoria electoral de los excombatientes de las Farc, encontró un estudio realizado por el Barómetro de las Américas, Proyecto de Opinión Pública de América Latina (Lapop), de la Vanderbilt University.
La politóloga Ana María Montoya, con base en datos recopilados en los estudios de campo del proyecto, analizó en su informe “el grado en que los votantes seguirán apoyando” el proceso de paz de La Habana “una vez que se enfrenten a la posibilidad de la inclusión formal de las Farc en el sistema político colombiano”.
A nivel general, se consignó en el informe, “una mayoría consistente de los colombianos en efecto, apoyan una solución negociada. Pero cuando nos movemos más allá de la medida general de la opinión pública para la estrategia de Santos nos encontramos con un panorama más complicado”.
Los resultados “resaltan el fuerte nivel de desaprobación entre los colombianos durante varias propuestas concretas que permiten una presencia política de las Farc en el sistema colombiano. A nivel local, sin embargo, cuando se les presenta el escenario de una victoria electoral de las Farc, cerca de la mitad de los encuestados para el Barómetro de las Américas del 2013 aceptaría ese resultado. Estos resultados son un tanto contradictorios y sugieren que, si bien aún queda un poco de resentimiento y de oposición a las Farc, sí existe una predisposición subyacente entre muchos colombianos, en particular los de las zonas de conflicto, a aceptar una solución política al conflicto, incluso si esto significa aceptar una victoria electoral de las Farc. No es sorprendente que los más propensos a apoyar esa ruta son los más partidarios de la democracia como sistema político”.
“Teniendo en cuenta que las Farc han insistido sobre las condiciones para su participación final en el proceso electoral durante todo el proceso de negociación, los resultados presentados en este informe de Perspectivas representan en muchos sentidos el próximo desafío para el gobierno de Santos para sostener el apoyo público al proceso de paz. Estos resultados, basados en datos de opinión pública, sugieren que un número significativo de colombianos aceptaría una victoria electoral de los excombatientes de las Farc a nivel local, incluso si ellos no los aceptan plenamente”.
Opinión pública
En su informe, Barómetro analizó “las actitudes de los colombianos hacia la participación formal de las Farc en el sistema político del país. En particular, se examinan las reacciones de los encuestados a una hipotética victoria electoral por un ex combatiente de las Farc en las elecciones locales de 2015. Si bien la mayoría desaprueba tal resultado, los más satisfechos con la democracia colombiana y los partidarios de las negociaciones de paz son más propensos a aceptar la elección de un ex combatiente de las Farc. Estos hallazgos podrían ofrecer un camino para la eventual aceptación por la mayoría de los colombianos de las Farc como una organización política legítima en el sistema colombiano de posconflicto”.
Guerra y democracia
En el informe, Montoya resalta la paradoja de que “en Colombia, la democracia y la guerra han coexistido durante décadas”.
“Por un lado, la democracia colombiana es uno de los sistemas políticos más estables de América Latina, con la celebración periódica de elecciones ininterrumpidas, y en gran medida libres y justas en las últimas décadas. Por otra parte, Colombia tiene uno de los movimientos guerrilleros más antiguos”, las Farc, “han realizado una oposición violenta al gobierno desde 1960. Tras un período especialmente violento de este conflicto durante la década de 1990 y principios de 2000, el gobierno colombiano inició negociaciones de paz con las Farc a finales de 2012”, anotó Montoya.
“En el marco de estas negociaciones, el gobierno ha creado un punto dentro de la agenda para que las los excombatientes de las Farc formen una eventual organización política y puedan participar en política, empezando desde el nivel municipal”, razón por la cual “en 2013, el estudio en Colombia del Barómetro de las Américas incluyó una sobremuestra en algunos de los municipios más afectados por el conflicto entre las Farc y el gobierno en las últimas décadas. Tanto en la encuesta nacional como en la sobremuestra, se les preguntó a los encuestados varias preguntas acerca de sus puntos de vista de las negociaciones de paz, la posible participación política de los excombatientes de las Farc, y el camino adecuado para llegar a un acuerdo con esta guerrilla”, contó el informe, detallando que la pregunta fue: “Si en las próximas elecciones locales, que son en el año 2015, un excombatiente de las Farc es elegido como alcalde de su municipio, ¿qué haría? 1)Aceptaría los resultados; 2) No aceptaría los resultados.
Montoya comentó que “esta pregunta atañe a una característica fundamental de un sistema verdaderamente democrático en el posconflicto en Colombia. La aceptación generalizada de los resultados electorales como justa y legítima es un sello distintivo de cualquier sistema democrático. Por lo tanto, comprender en qué medida los colombianos aceptarían un resultado con el que no podrían estar de acuerdo es un paso esencial en la evaluación de las posibilidades de una transición relativamente tranquila a una democracia de posconflicto”.
El gráfico adjunto “muestra que una escasa mayoría de los encuestados (53,7%) en la muestra nacional no aceptaría los resultados si un excombatiente de las Farc ganara una elección local. Por el contrario, en la sobremuestra de las zonas de conflicto un porcentaje significativamente menor de los encuestados (45,5%) se opone a ese resultado electoral. En otras palabras, los que viven en las zonas más afectadas por el conflicto con las Farc parecen ser un poco más abiertos a la búsqueda de un camino que permita a las Farc convertirse en un actor legítimo en la democracia de Colombia en comparación con los colombianos que no viven en las zonas de conflicto”.