1. PULULAN CARTELITOS: una de las principales dificultades para combatir de una manera más eficiente el narcotráfico en Colombia es la atomización de las estructuras que se dedican al negocio. Ya no hay los grandes carteles del pasado, que tras convertirse en objetivo prioritario del Estado poco a poco fueron desmantelados. Ahora los cartelitos priman, con jefes de bajo perfil, menos ostentación y fachadas mejor confeccionadas para evitar ser detectados por las autoridades.
2. EXTRADICIÓN NO ES COCO: a diferencia de lo ocurrido en las décadas de los ochenta y noventa, la posibilidad de ser capturados y entregados a la Justicia de EU ya no asusta a los narcotraficantes. Todo lo contrario, muchos de ellos han terminado negociando con la DEA sus procesos de sometimiento y, a través de una cadena de delaciones y entrega de bienes, rutas y dinero, logrado sustanciales rebajas en sus condenas así con nuevas identidades, traslado de familias y otras gabelas.
3. PAÍS CONSUMIDOR: las redes de microtráfico de estupefacientes se han incrementado casi geométricamente en la última década. A mediados de los noventa sólo 5 por ciento de la población admitía haber consumido drogas, pero hoy, según algunos estudios, ese porcentaje bien podría haberse duplicado. Colombia se volvió, además de productor y exportador, consumidor, fortaleciendo así el mercado interno de los narcos.
4. EXPECTATIVA DE LEGALIZACIÓN: sería ingenuo negar que cada vez es más abierto, público y al más alto nivel el debate sobre una posible legalización de las drogas o, al menos, de la despenalización de su consumo. La misma ONU, Estados Unidos, Gobiernos latinoamericanos, incluido Colombia, han puesto el tema sobre la mesa. Desconocer que ello desaliente a la Fuerza Pública y la a Justicia en su lucha antidroga, es negarse a la realidad.
5. ALIANZAS BACRIM-GUERRILLA: las bandas derivadas del paramilitarismo y las guerrillas de las Farc y el Eln se han convertido en actores de primer nivel dentro del negocio del narcotráfico. No sólo dominan zonas de narcocultivos y participan directamente de la refinación, transporte y exportación de cargamentos, sino que sellaron alianzas en varias regiones con este objetivo.
6. LENTA EXTINCIÓN DE DOMINIO: pese a todas las reformas penales, de procedimiento penal y administrativas implementadas en los últimos años, el porcentaje de bienes muebles e inmuebles que el Estado ha podido quitarles a los narcotraficantes y testaferros es todavía muy bajo, además de estar sometidos a largos y engorrosos procesos. Mientras no cambie esa realidad, el atractivo de dinero fácil y riqueza al por mayor derivado del negocio de la droga, no cambiará.
7. SALUD PÚBLICA INTERNA: mientras que países como Colombia destinan gran parte de su presupuesto militar y policial a combatir el narcotráfico, en los presupuestos de Estados Unidos y Europa los recursos para combatir la producción de estupefacientes en el exterior se han ido disminuyendo en tanto aumentan los dineros que invierten para prevenir el consumo o asumir la drogadicción como un problema de salud pública interna. El marchitamiento del apoyo económico de EU al Plan Colombia, un ejemplo de ello.
8. MOVILIDAD DEL NEGOCIO: si se analiza la evolución de la última década del área sembrada con narcocultivos, así como de detección de narcolaboratorios en Colombia, se evidencia que hay una alta capacidad de desplazamiento del negocio, ya sea hacia otros Departamentos con menor presión de la Fuerza Pública o hacia países vecinos como Ecuador o Venezuela. No se trata de traslados definitivos de narco-operaciones, sino de movidas temporales mientras baja el ritmo de erradicación y presencia de Fuerza Pública.