El ultraderechista Anders Behring Breivik, quien desea se lo considere penalmente responsable por la matanza de 77 personas el año pasado en Noruega, acusó a los psiquiatras que lo examinaron de inventar declaraciones para hacer creer que está demente.
"Son inventos mal intencionados", declaró Breivik, refiriéndose a un informe psiquiátrico realizado el año pasado que consideraba que el acusado era psicótico y por lo tanto penalmente irresponsable.
"Tal vez no haya mala intención, pero es falso", puntualizó Breivik posteriormente.
"El 80% del contenido de las entrevistas (en que se basaron los psiquiatras) es inventado", afirmó el imputado en el octavo día de su proceso.
Los dos expertos psiquiátricos, Synne Serheim y Torgeir Husby, concluyeron en un informe el pasado noviembre que Breivik desarrolló "una esquizofrenia paranoica", y que sus pensamientos y gestos obedecían a "sus delirios".
"No tenemos ninguna duda sobre nuestras conclusiones", había afirmado Husby, uno de los autores del informe.
La salud mental de Breivik es la cuestión central del proceso. Si se le reconoce penalmente irresponsable, podría ser internado en un centro psiquiátrico de por vida. Si se le considera responsable, podría ser condenado a 21 años de cárcel, una pena que podría luego ser prolongada si se le considera peligroso.
El acusado teme que su ideología islamófoba quede invalidada por un diagnóstico que lo declare demente.
"Para un militante político, lo peor que puede suceder es terminar en un asilo, porque eso deslegitimaría todo aquello en lo que creemos", explicó el acusado, que no obstante reconoció que el asilo es "más cómodo" que la prisión.
Tras el primer informe entregado en noviembre, otro nuevo encargado a dos expertos distintos concluyó el 10 de abril que Breivik estaba sano de mente.
Según esos dos expertos, Terje Toerrissen y Agnar Aspaas, Breivik es "narcisista" y "asocial", pero no psicótico.
El interesado reaccionó diciendo que no está de acuerdo "con ninguno de esos diagnósticos".
Finalmente, serán los jueces quienes dictaminarán si el acusado es penalmente responsable. El veredicto se espera en julio.
El 22 de julio, el extremista mató a 69 personas al abrir fuego contra cientos de jóvenes laboristas reunidos en un campamento de verano en la isla de Utoya, cerca de Oslo. Poco antes había matado a otras ocho con una bomba colocada frente a la sede del gobierno noruego, en el centro de la capital.