Desde hace varios meses se viene afirmando que Colombia sufre de la llamada Enfermedad Holandesa, fenómeno por el cual la economía de un país se ve afectada por ingresos excesivos de dinero.
Incluso, la economía nacional presenta algunos síntomas de la enfermedad holandesa, aunque no es una prueba concluyente de que se esté presentando este fenómeno. Es el caso de la revaluación, crecimiento desbordado de las importaciones y una industria con poco crecimiento.
No obstante, el Gobierno nacional ha descartado en repetidas oportunidades que la economía colombiana esté sufriendo de este mal, aunque acepta que hay un riesgo de que se produzca. Una de los más recientes pronunciamientos en este sentido provino del ministro de Comercia, Industria y Turismo, Sergio Díaz-Granados.
“Para tener enfermedad holandesa hay que cumplir con unos supuestos que no se están teniendo hoy. Lo que sí hay es un riesgo que hay que atender con tiempo”, dijo el Ministro.
Sin embargo para el senador Camilo Sánchez (Partido Liberal), no cabe duda de que la enfermedad holandesa ya está en el país.
“No hay duda, nuestra economía tiene síntomas de la enfermedad holandesa, pero el Minhacienda y los miembros del Emisor no lo aceptan”, señaló el legislador. Añadió que esta situación agrava el panorama, “pues las autoridades económicas no están buscando alternativas para la problemática actual y la que se nos avecina”.
Sánchez explicó que nuestras exportaciones en el 2001 fueron de 12.329 millones de dólares, de los cuales 5.481 tuvieron origen en exportaciones tradicionales, representando el 44 por ciento del total; entre tanto, las no tradicionales, representaban un 56 por ciento, quedando claro que no dependíamos de las exportaciones tradicionales, como petróleo, carbón y minerales.
Diez años después (2011), las exportaciones alcanzaron los 56.953 millones de dólares, de las cuales las tradicionales fueron 39.785 millones de dólares (más del 70 por ciento del total).
Como se observa, dijo, Colombia tiene una concentración superior del 70 por ciento de las exportaciones en cabeza del sector minero-energético, lo que acrecienta la vulnerabilidad de los demás sectores productivos.