Tras la polémica por el reciente ascenso del general Francisco Patiño, no fueron pocos los que pidieron modificar la forma como el Senado autoriza este procedimiento o, incluso, que el Legislativo deje de ser competente en este tema. Sin embargo, lo cierto es que los cambios no irían más allá de reglamentar este mecanismo.
En este sentido hay un proyecto (336/13 Cámara, 92/12 Senado) que ya hizo tránsito en Senado y está a la espera de su tercer debate en la Comisión Segunda de la Cámara de Representantes, el cual busca reglamentar el artículo 173 de la Carta Política sobre atribuciones del Congreso, entre las cuales está “aprobar o improbar los ascensos militares que confiera el Gobierno, desde oficiales generales y oficiales de insignia de la fuerza pública, hasta el más alto grado”.
Sin embargo más allá de la necesaria reglamentación que indique, por ejemplo, cuántos días antes de la ceremonia programada de ascenso debe enviar el Gobierno al Congreso, el decreto respectivo con el objetivo de que los senadores tengan el tiempo suficiente para estudiar las hojas de vida de los uniformados, al final termina por imponerse el poder discrecional del Parlamento para aprobar o improbar estos actos administrativos.
La atribución del Senado para aprobar o improbar ascenso de militares ha estado en el ojo del huracán en el último tiempo, particularmente por el caso de Mauricio Santoyo, quien pasó de coronel a general, aunque tiempo después fue condenado en Estados Unidos a 13 años de prisión tras confesar que le colaboró a paramilitares a cambio de prebendas; y ahora con el ascenso del general Patiño, quien había sido vinculado en su calidad de comandante de la Policía Bogotá a la investigación por la muerte de un joven grafitero a manos de un uniformado.
Sin embargo luego del boom mediático que se dio por estas decisiones de la Comisión Segunda y la plenaria del Senado, se reglamentaría este procedimiento, como se dijo anteriormente por medio de un proyecto que ahora hace tránsito en la Cámara, pero persistirá el debate en cuanto a si el Congreso debería acudir a razones de conveniencia para pedir el aplazamiento de un ascenso o incluso negarlo en casos de personas cuestionadas o, como lo ha hecho hasta ahora, autorizarlos escudado en que no hay medidas graves en contra del aspirante, como sería una resolución de acusación en materia penal o pliego de cargos en materia de una investigación disciplinaria.
Se está cumpliendo
El senador Carlos Barriga defendió el papel que ha cumplido el Senado en el cumplimiento del procedimiento establecido para el ascenso de oficiales del Ejército y la Policía. Por lo que salió al paso a quienes consideran que su función es parecida a la de un notario, en el sentido que se limitaría a refrendar un decreto gubernamental. “El notario lo que hace es certificar que le llegó un decreto y puede dar fe de eso, pero nosotros podemos inclusive tomar la decisión de no aprobar el ascenso”.
Añadió que hasta el momento el Senado no ha tomado la decisión de no ascender a un oficial “porque no ha habido méritos suficientes como para hacerlo. En el tema por ejemplo de Patiño, el hecho de que tenga una investigación preliminar, no es motivo para negarle el ascenso, cosa diferente es que haya hechos más relevantes, de más fondo. Seguramente en cualquier momento el Congreso va a decidir no ascender a un miembro de la Fuerza Pública, cuando tenga los suficientes argumentos. Considero que no se puede cometer una injusticia con un oficial”
Barriga fue más allá al señalar el riesgo que se correría si el Congreso actuara en esta materia por rumores, señalamientos o incluso negar un ascenso a un uniformado con una investigación preliminar. ¿“Cuál sería el mensaje que se le envía a todos esos oficiales que aspiran a ascender, y que en su gran mayoría tienen una preliminar? Sería terrible porque es que una preliminar se le abre por cualquier cosa. Por ejemplo un bandido quiere hacerle el daño a un oficial, entonces se monta un testigo falso, manda una información a la Fiscalía y le abren una preliminar con eso, ¿y entonces esa persona no ascendería”?
Por su parte, el senador Luis Carlos Avellaneda, quien votó en plenaria en contra del ascenso del general Patiño, no le vio mayor problema al mecanismo establecido para estos ascensos, “lo que no está bien es la manera como se ejerce por parte del Congreso”.
En ese sentido dijo que “hay necesidad de que el Congreso se coloque unos límites y la función que tiene no la use discrecionalmente, entendiendo discrecionalidad como sinónimo de arbitrariedad. Tiene que aprender a entender hasta dónde la razón da para aprobar un ascenso y hasta dónde esa misma razón y los límites que tiene, en este caso el Congreso, puede o no aprobar un ascenso”.
Intereses ocultos
Por su parte el (r) Harold Bedoya, quien fungió como comandante de las Fuerzas Militares, indicó sobre el particular que previo a que la hoja de vida llegue a manos del Congreso, “cuando a un oficial se lo considera para un ascenso, desde que uno sale de subteniente, le miran absolutamente todo, eso hace parte de la selección”.
Añadió que el problema es que gana fuerza el hecho que hay “gente interesada en destruirle la carrera a un oficial, este es un país de calumniadores. Así como se habla del cartel de los mentirosos que empapela a medio mundo, pues eso también lo hacen a la hora de los ascensos”.
Añadió que de esta forma el daño no solo se le hace al oficial en discusión sino a la institución.