Los 11 indígenas que murieron esta semana por el impacto de un rayo en la Sierra Nevada, en el norte de Colombia, no serán enterrados sino que serán dejados en la choza donde estaban en el momento de la tragedia y el pueblo será abandonado.
"Los cuerpos se van a quedar en la 'unguma' (choza ceremonial) donde murieron y la comunidad va a abandonar el lugar, según lo que dictan sus costumbres y sus tradiciones", dijo este domingo a la AFP, José Gregorio Rodríguez, asesor para los wiwas de la la Organización Nacional Indígena deColombia (ONIC).
Los 11 indígenas murieron el lunes luego que un rayo los alcanzara cuando participan en un ritual en la reserva Kemakúmaque, en el corazón de la Sierra Nevada, una cadena montañosa ubicada al norte de Colombia, frente al Mar Caribe.
La comunidad, compuesta por 60 familias, que está establecida a unas cinco horas por tierra de la ciudad de Santa Marta (Departamento de Magdalena, norte), todavía no ha establecido el lugar donde se ubicará el nuevo pueblo.
"Cuando los indígenas mueren por hechos trágicos de la naturaleza, la comunidad abandona el lugar para evitar otros fenómenos peligrosos de la naturaleza", explicó Rodríguez, quien afirmó que hay posibilidades de que se vuelva a producir un evento.
En la descarga eléctrica resultaron heridos con quemaduras de segundo y tercer grado 20 personas de la comunidad, que evolucionan favorablemente según las autoridades de salud del Departamento de Magdalena.
Tras la tragedia, los indígenas han realizado un largo ritual funerario, cuya primera parte concluyó el viernes, quedando pendiente una ceremonia de sanación que tiene una duración de 10 días.
"Este rito es una sanación para las personas pero también para los territorios afectados y en castellano podría traducirse como 'mortuoria'", explicó Rodríguez.
Un día después de que el rayo impactara a los wiwa, la comunidad indígena arhuaca, que habita también la Sierra Nevada, sufrió un alud que provocó la muerte a seis personas, incluidos cinco niños.