EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo ve la ya próxima visita del Papa a Colombia?
LIBARDO RAMÍREZ: Se siente bien de nuevo la presencia de un Papa en este país que no es “constitucionalmente laico”, como falsamente se ha pretendido aseverar. Qué bien que venga el Papa a recordar puntos básicos en nuestro credo religioso, esto es una gran bendición.
ENS: ¿Qué evoca su presencia?
LR: Su presencia evoca grandes principios como defensa de la vida desde el vientre materno hasta la muerte natural; respeto y exaltación de la familia bendecida por Dios, iniciada por un hombre y una mujer, destinada a procrear y educar hijos al servicio de Dios y de la patria; postura en alto de actitudes de cambio social, de servicio y no de egoísmo, de honestidad y nada de corrupción.
ENS: ¿Su llegada no es una muestra de confianza en la paz de los colombianos?
LR: Su venida a Colombia es para rescatar las costumbres morales, limpias y sin desbordamiento ni de lascivia; exaltación de la fe en Dios y en el mandamiento del amor, del perdón y la reconciliación entre hermanos realmente arrepentidos de sus pecados.
ENS: ¿Cree que algunos grupos pueden aprovechar su presencia para distorsionar su mensaje?
LR: Esperamos gran respeto hacia nuestra cabeza espiritual de tan connotadas cualidades, con total rechazo a calumniosas aseveraciones que se hacen tergiversando sus generosas afirmaciones. Estar seguros de su ninguna simpatía por las tesis marxistas, ni aplauso de ellas cuando ha pedido diálogo civilizado en confrontaciones. Que no se pretenda convertir la venida del Santo Padre en aplauso y bendición a partidarios o adversos al “acuerdo de paz”. Se ha de poner de relieve que el Papa bendice los pasos que damos todos hacia la paz. Pero no matriculándolo en un discutido camino que nos divide y que así no llevará a la paz. Que bendiga un gran entendimiento nacional, que sí lleve, tarde o temprano, a una paz verdadera y estable, será la ferviente súplica al papa Francisco.
ENS: ¿Cómo ve el avance sobre implementación del acuerdo de paz?
LR: Es de celebrar los pasos que se están dando, como el desarme y manifestación del grupo guerrillero más grande de querer hacer política y no violencia armada, ni continuar con crímenes atroces como lo hicieron por más de cincuenta años. Pero actitudes que toman de países como Venezuela, merman el entusiasmo y la credibilidad de sus propósitos. Es de celebrar que hagan pública su manifestación de querer la paz y el progreso del país, y que pidan perdón a las víctimas de sus crímenes, pero a renglón seguido oímos que celebran haberse lanzado al camino de la violencia, dizque como contribución al bien de Colombia, y querer justificar sus crímenes como algo hecho con esa finalidad. Entendemos la necesidad de algunas concesiones e indulgencias en la aplicación de la justicia para atraer a quienes han estado delinquiendo a una nueva vida de unidad nacional, pero se señala exceso de concesiones y como premio a su pasado y desmedida benignidad hacia crímenes atroces.
ENS: ¿Qué hacer entonces?
LR: Se requiere convencimiento de lado y lado, de que para llegar a la paz se necesitan sacrificios, que hay que aprovechar lo poco o mucho de bueno en lo que se ha avanzado, sin propósito de “volver trizas” cuanto se ha logrado. Se ha de aceptar a la vez, que la oposición a ese “acuerdo”, y la manera impositiva de quererlo llevar adelante, no es mero capricho político sino porque se requieren enmiendas en ellos y en la manera de implantarlo. Es preciso aceptar la necesidad de un acuerdo en grande, con gran sentido patriótico, y voluntad en grande hacia superar todo obstáculo a una verdadera paz, como requerimiento de toda la Nación. Con arrogantes actitudes, y despectivos términos de lado y lado no llegaremos a ninguna parte.