El primer ministro británico, David Cameron, inició unas negociaciones con sus homólogos de la Unión Europea para reformar el grupo de los 28 y asegurar su permanencia en su seno.
"Habrá mucho ruido, muchos altibajos en el camino", dijo Cameron en Riga, donde se celebraba una cumbre europea dedicada a las relaciones con el Este, empeoradas por la crisis ucraniana, y el rechazo de Rusia a aceptar lo que considera una reducción de su zona de influencia.
El jefe de gobierno británico manifestó su "determinación" de lograr esa reforma antes de un referéndum hacia finales de 2017 sobre la permanencia del Reino Unido en el bloque, que eventualmente podría conducir a su salida.
Para defender una nueva relación de Londres con la Unión Europea, Cameron viajará la semana próxima a París y Berlín, indicaron este viernes fuentes del gobierno británico.
El dirigente británico quiere recuperar algunas competencias actualmente en manos de Bruselas y endurecer las condiciones de acceso a las ayudas sociales para los ciudadanos de la UE, procedentes especialmente de los países del Este.
Sus homólogos europeos no parecían tener tanta prisa por abordar esas cuestiones, lo que deja presagiar unas negociaciones complicadas en los meses que vienen.
"No hubo ninguna conversación" sobre la reforma de la UE, declaró el presidente francés, François Hollande, a los periodistas, añadiendo que "no era ni el lugar ni el momento" para ello.
- Optimismo sobre los visados -
En cuanto al tema central de la cumbre, la UE reafirmó que no se dejará intimidar por Moscú y que seguirá acercándose económica y políticamente a seis exrepúblicas soviéticas: Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Georgia, Moldavia y Ucrania.
Los 28 repitieron, no obstante, que no se plantean una adhesión de Ucrania, Moldavia y Georgia, los tres países que más se han acercado a la UE con la firma de acuerdos de asociación, que deberían dar lugar a pactos de libre comercio en el futuro.
"Nadie prometió que la colaboración oriental traería automáticamente una adhesión a la UE", dijo el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. "La UE es un socio a largo plazo", declaró, añadiendo que la cooperación no siempre puede avanzar "a pasos agigantados".
Georgia y Ucrania solo obtuvieron señales alentadoras respecto a una posible liberalización en 2016 del régimen de visados para entrar en la UE, una medida que ya se tomó con Moldavia.
"Soy muy optimista" sobre esta cuestión, dijo el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que recordó, sin embargo, que Kiev y Tiflis todavía deben llevar a cabo una serie de reformas, que estudiará la UE el próximo 15 de diciembre.
Hollande opinó, por su parte, que la colaboración con los países del Este no debe hacerse en detrimento de sus relaciones con Rusia, que considera el acercamiento entre Bruselas y las seis exrepúblicas soviéticas como una intrusión en su zona de influencia.
"No tenemos que convertir esa colaboración oriental en un nuevo conflicto con Rusia", declaró el presidente francés, tras reunirse con la canciller alemana, Angela Merkel, y su homólogo ucraniano, Petro Poroshenko.
Las aspiraciones proeuropeas de Ucrania y la caída del presidente Viktor Yanukovich en 2014, a raíz del movimiento popular del Maidán, llevaron a Moscú a anexionar la península de Crimea y a apoyar una rebelión separatista prorrusa en el este del país.
La deuda griega también estuvo presente en la capital letona, un tema que trataron la canciller alemana y el presidente francés, François Hollande, con el primer ministro griego, Alexis Tsipras, el jueves.
"Queda mucho por hacer", declaró este viernes la canciller, mientras Grecia negocia un acuerdo con sus acreedores para obtener los 7.200 millones de euros restantes de un segundo paquete de asistencia financiera que expira a finales de mayo.