Irán y las grandes potencias culminaron dos días de tensas negociaciones en Bagdad sobre el programa nuclear de Teherán y prevén reunirse nuevamente a mediados de junio en Moscú, si bien subsisten "importantes desacuerdos" entre ambas partes.
Le jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, subrayó en conferencia de prensa que subsisten "importantes desacuerdos" con la República Islámica, incluso si Teherán está dispuesto a "tratar" el tema del enriquecimiento de uranio a 20%.
"Vamos a mantener contactos intensivos con nuestros homólogos iraníes para preparar una nueva reunión en Moscú (...) los días 18 y 19 de junio", indicó Ashton.
Por su parte, el negociador iraní Said Jalili afirmó que su país tiene el "derecho absoluto" de enriquecer uranio.
"Insistimos en que tenemos derecho a tener un ciclo pacífico de energía nuclear y enriquecimiento. Es un derecho inalienable de la nación iraní", declaró.
No obstante, el enriquecimiento de uranio "puede ser un tema de conversación en aras de una cooperación", agregó.
Las conversaciones, previstas solamente para el miércoles, fueron prolongadas un día más. Participaron en ellas Irán, la Unión Europea y los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Rusia, China) más Alemania.
El objetivo de la reunión de Bagdad era sentar las bases de un proceso de negociaciones destinado a resolver la crisis que envenena desde hace años las relaciones entre Irán y las grandes potencias y hace planear la amenaza de un conflicto armado en la región.
El grupo 5+1 (por los cinco países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania) quiere tener "garantías" por parte de Irán de que no trata de fabricar el arma atómica, mientras que Teherán desearía, entre otras cosas, que se levantaran las sanciones impuestas por la ONU y que pesan sobre su economía.
Este jueves las negociaciones se abrieron en un clima que un representante iraní definió como "muy malo". Según esa misma fuente, la jefa da la diplomacia europea, Catherine Ashton, y el jefe de la delegación iraní, Said Jalili, mantuvieron tres reuniones bilaterales.
Según una fuente diplomática occidental, las conversaciones se bloquearon porque Irán pidió que se le reconozca la posibilidad de enriquecer uranio, lo cual le fue negado por las grandes potencias.
Jalili tuvo una breve e inusual "conversación" con la jefa de la delegación estadounidense, Wendy Sherman, al margen de las negociaciones, según diplomáticos occidentales. Un miembro de la delegación iraní desmintió sin embargo dicho encuentro.
El último encuentro entre el negociador iraní y un responsable estadounidense remontaba a octubre de 2009, en Ginebra.
El miércoles, el grupo 5+1 había presentado a Irán un paquete de propuestas. El detalle no se dio a conocer, pero, según ciertos medios, implicaban que Irán suspendiera su enriquecimiento de uranio al 20%.
Las grandes potencias temen que Irán adquiera la capacidad de enriquecer uranio a más de 90%, una tasa que le permitiría fabricar el arma nuclear.
Teherán afirma que su programa nuclear es pacífico, pero numerosos países ven una tentativa de unirse al club cerrado de las potencias nucleares. Israel, que se siente amenazado y duda de la eficiencia de las sanciones contra Teherán, no excluye una eventual operación militar.
El jueves por la mañana, varios medios de comunicación iraníes acusaron a las grandes potencias de haberse alineado con Israel en las discusiones de Bagdad sobre este tema.
"El discurso (de los representantes 5+1) en las conversaciones se parecen mucho al del primer ministro israelí (Benjamin Netanyahu) y de su ministro de Defensa", Ehud Barak, según el corresponsal del canal de televisión en árabe Al Alam presente en Bagdad.