Los negociadores de una nueva convención mundial de lucha contra el cambio climático se comprometieron a tener listo un anteproyecto de aquí a finales de octubre, para ser aprobado por los ministros en París en diciembre, declararon este jueves los copresidentes de los debates.
"Tendrán de aquí a finales de octubre el anteproyecto" prometió ante la prensa el argelino Ahmed Djoghlaf, que colideró once días de debates en la sede de la Convención en Bonn (Alemania).
"Hemos hecho un enorme trabajo", añadió el otro presidente de la conferencia de Bonn, el americano Daniel Reifsnyder.
El nuevo acuerdo de la ONU debe sustituir, con objetivos más ambiciosos, al Protocolo de Kioto de 2011. El objetivo prioritario es mantener en 2ºC como máximo el aumento de la temperatura media del planeta.
Según los científicos, ese el umbral tolerable antes de que el mundo sufra cambios irreversibles en su clima, lo que a su vez tendría un gran impacto en las regiones más vulnerables, desde el Ártico a las zonas tropicales.
La temperatura del planeta ya aumentó en 0,8ºC respecto a la era preindustrial, según los científicos que defienden la necesidad de tomar medidas urgentes.
El calentamiento del planeta se debe en un 70% a la combustión de energías de origen fósil.
La nueva Convención incluye tanto medidas de lucha como de adaptación, puesto que los expertos consideran que es demasiado tarde para invertir totalmente el modelo de cambio climático que se aceleró en la segunda mitad del siglo XX.
- Esconder sus bazas -
Otras fuentes negociadoras consultadas en Bonn advirtieron sin embargo en que la gran mayoría de países escondió sus bazas, a la espera de inclinar la balanza de las negociaciones en el último minuto.
Un signo de esa precaución negociadora es la tardanza en publicar los objetivos de reducción de emisiones de gases.
Además de negociar el texto actual, las 196 partes del convenio se comprometieron a presentar paralelamente contribuciones de reducción antes de París.
A seis meses de la gran cita, de esos 196 tan solo 40 (once países y la Unión Europea) han publicado sus compromisos, y de ellos tan solo un latinoamericano, México.
"Nosotros no estamos esperando. Como nos percibimos como altamente vulnerables al cambio climático, tenemos una ley que nos obliga" a fijar objetivos, explicó a la AFP el negociador jefe mexicano, el subsecretario de Medio Ambiente, Rodolfo Lacy.
México propone reducir un mínimo de un 25% sus emisiones con efecto invernadero de aquí a 2030, la UE un 40%.
Para esta ronda negociadora de Bonn que terminó este jueves, los copresidentes repartieron el complejo texto, de más de 100 páginas en español, entre once grupos de trabajo liderados cada uno por dos "cofacilitadores".
Fue una forma muy eficaz de hacer avanzar los debates, revelaron los copresidentes a la prensa.
Pero el adelgazamiento del texto avanza lentamente, reconocen partes involucradas.
Los principales puntos son mitigación del cambio climático, la adaptación, los instrumentos económicos, la transparencia y la revisión periódica, mutua, de los compromisos.
"En cada uno de los diferentes capítulos la gente se mueve a ritmos diferentes, pero ya cerramos el capítulo de reducción de emisiones por deforestación", aseguró a la AFP la negociadora jefe de Costa Rica, Giovanna Valverde.
También se han cerrado oficialmente el capítulo de agricultura, añadió.
Pero en una Convención de este calibre, en el que se pretende sentar las bases a largo plazo de un nuevo modelo económico sin emisiones de CO2, nada está totalmente cerrado hasta que todo está pactado.
Tras la reunión de Bonn quedan al menos dos rondas más antes de la cita de diciembre en París.
El objetivo es reducir el texto a 20-25 páginas en París, para someterlo a los ministros.
Esta Convención tiene conceptos novedosos, como el compromiso de los países ricos de poner en marcha, a partir de 2020, un Fondo Verde de inversiones, y la transferencia tecnológica.
"Algunos países desarrollados ya se han dado cuenta de que eso deberá ser una parte importante del acuerdo" explicó a la AFP Jennifer Morgan, experta del World Resources Institute.
"El bebé está entre las manos de los copresidentes. Pero el diálogo debe acelerarse también a nivel político", explica Pierre Cannet, de la organización WWF.