A la cabeza de Europa en incautación de cocaína, España refuerza la cooperación internacional en la lucha contra el narcotráfico pero, lejos de desalentarse, éste modifica sus estrategias para mantener abierta la puerta de un continente que puede convertirse en su mayor cliente.
Unos sobre otros, miles de paquetes de droga envueltos en cinta adhesiva yacen en una nave industrial. La imagen corresponde a la última gran confiscación, anunciada el 6 de febrero: más de cuatro toneladas de cocaína oculta en un cargamento de pieles de vacuno llegado desde Colombia.
"España es el país que más droga intercepta porque es el país dentro de la Unión Europea que más recibe, el principal punto de entrada", explica a la AFP Susanne Gratius, autora de un informe para el Parlamento Europeo sobre la lucha contra el narcotráfico en Europa y América Latina.
Según el observatorio europeo sobre las drogas, España fue responsable del 40-50% de toda la cocaína incautada en el continente en 2001-2010 y del 27% en 2011.
Entre enero y noviembre de 2012 se confiscaron en el país 17,65 toneladas, más que en todo 2011 (16,60 toneladas), informó el secretario de Estado de Seguridad, Ignacio Ulloa, en diciembre.
Esta cifra está sin embargo lejos del récord de 2006: 49,65 toneladas. "A partir de ese año se observa una tendencia marcadamente decreciente, lo que puede deberse a posibles cambios en las rutas internacionales", explica un informe de la policía española.
Así, ante la fuerte presión policial en Galicia (noroeste), tradicional punto de entrada, en los últimos años la droga comenzó a introducirse por el sur del país y "muchas veces ya no viene directamente desde América Latina, sino que pasa por Africa utilizando las vías que ya existían para el hachís", explica Gratius, citando países como Ghana, Liberia, Malí, Nigeria o Senegal.
También está cambiando la composición de las redes en España, señala Ignacio Cosidó, director general de la policía. "Ahora, seis de cada diez grupos detectados son mixtos, grupos claramente transnacionales", con presencia de españoles y extranjeros, explica.
Instaladas en el país desde los años 1980, las redes colombianas van abriendo paso a las organizaciones mexicanas, hasta ahora menos presentes, señala Gratius, investigadora de FRIDE, un 'think tank' con sede en Madrid.
En agosto, la policía detuvo en Madrid a cuatro miembros del cártel de Sinaloa, entre ellos un primo de Joaquín "El Chapo" Guzmán, que pretendía "establecerse en España para expandir su actividad criminal en Europa", afirmó el ministerio del Interior.
El interés de los cárteles reside en que "el mercado europeo de cocaína está creciendo mientras que en Estados Unidos está bajando", dice Gratius. "El norteamericano es todavía el principal mercado, pero Europa podría pasar por delante dentro de unos años", asegura.
En la última década se duplicó el número de consumidores de cocaína en Europa al tiempo que la demanda caía un 33% en Estados Unidos, precisa.
Conscientes del problema, los países europeos refuerzan la cooperación entre sí y con Latinoamérica.
Reunidos en Cádiz en octubre, los directores de policía de España, Portugal y los otros 12 países de la comunidad iberoamericana acordaron "incrementar la cooperación en la lucha contra el crimen organizado transnacional", en especial el narcotráfico, una cuestión también evocada en la cumbre UE-CELAC de Santiago de Chile en enero.
En el mismo sentido, España y Francia firmaron en octubre un Plan de Acción Trienal de lucha contra el narcotráfico que contemplan extender a otros Estados, como Marruecos -principal origen del hachís- o Portugal.
Expuesto como España por su situación geográfica, Portugal realizó importantes confiscaciones de cocaína entre 2003 y 2007, con un máximo de 34 toneladas en 2006. "Sin embargo, desde 2008, cayó a 3-4 toneladas por año", explica un informe del observatorio europeo, con sede en Lisboa, reconociendo que "los decomisos de cocaína en Portugal siempre han sido muy grandes, habitualmente los mayores de Europa".
Pero en los últimos años el tamaño de los alijos ha disminuido, señala una fuente policial española. Dado que los grandes cargamentos son muy vulnerables, los cárteles tienden ahora a fraccionar las entregas para escapar al control, concluye.
AFP