Revisada la perspectiva del PIB para 2017, en 2% fijó el Gobierno el crecimiento para el cierre del año. En muchos casos los analistas son más optimistas que el propio Banco de la República.
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Luego de un semestre en que la economía colombiana no ha tenido un desempeño notable y cuyas cifras no superan el 1,6% estimado por algunos analistas para el segundo trimestre, el Gobierno nacional determinó revisar la cifra de crecimiento del PIB para el presente año de 2,3% al 2%.
Esa tendencia a la baja, confirmada por el propio Estado, ya se había dado a conocer por parte de analistas y entidades multilaterales.
El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, señaló al informar la determinación que "nuestros pronósticos de crecimiento económico para la elaboración del presupuesto 2018 coinciden con los del FMI: 2017, 2.0% y 2018, 3.0%".
Cárdenas destacaba también los comentarios del economista del FMI, Alejandro Werner, sobre la situación de la economía colombiana.
"En Colombia, gracias a un oportuno endurecimiento de la política monetaria, la desaceleración económica ha continuado en forma ordenada este año, a medida que la demanda interna —en particular la inversión— se ajusta al shock permanente del ingreso nacional relacionado con la caída de los precios del petróleo", señaló Werner en un artículo puesto en el sitio Web del Fondo.
"El ciclo de flexibilización de la política monetaria que comenzó con la disipación de las presiones inflacionarias debería respaldar la recuperación a corto plazo, mientras que el acuerdo de paz, el programa de infraestructura y la reforma tributaria favorable a la inversión deberían incentivar el crecimiento inclusivo a corto plazo", señaló.
Las cifras oficiales señalan que la economía colombiana comenzó el año con un leve crecimiento de 1,1%, jalonada por sectores como el financiero y el agropecuario, con caídas importantes en minería y construcción.
Analistas
La encuesta realizada por el Banco de la República con los principales operadores del mercado tanto nacional como extranjero, no deja muy bien paradas las expectativas de la economía nacional.
Los resultados del sondeo señalan que Alianza Valores considera que el PIB en 2017 crecerá a niveles de 1,6%, ANIF lo fija en 2,0%, Banco de Bogotá, 2,5%, Bancolombia 2,0%, BBVA 2,1%, BTG Pactual 1,9%, Corficolombiana 2,8%, Corpbanca 2,3%, Corredores Davivienda, 2,0%, Credicorp Capital 2,1%, Davivienda 2,0%, Fedesarrollo,2,4% y Ultraselfinco 2,4%.
Entre los analistas externos los pronósticos revelados por la encuesta del Emisor indican que Citibank considera que el PIB se expandirá a niveles de 1,8%, Deustche Bank 2,0%, Goldman Sachs 2,3, JP Morgan 2,2%.
De acuerdo con análisis de ANIF, los efectos de la desaceleración de la economía colombiana ya se convierten en campanazos de alerta sobre el equilibrio fiscal del país.
De acuerdo con el informe de ANIF, la desaceleración económica está haciendo muy difícil que se logre la meta de elevar la relación Recaudo/PIB a los niveles presupuestales del 14.2%, consistentes con el déficit del 3.6% del PIB.
Lo que se requiere son reformas estructurales en los temas laborales, pensionales y en el complejo manejo de los gastos en salud, donde el país tiene cifradas las esperanzas en los pronunciamientos de fondo que pueda hacer la Comisión de Gasto antes de finalizar este año.
Para el Departamento de Investigaciones Económicas del Banco Itaú, la decisión tanto del FMI como del Gobierno nacional de revisar a la baja la proyección de 2,3% a 2%, la entidad de origen brasileño proyecta que la economía tendrá un desempeño más moderado, creciendo 1,6% durante todo 2017.
El Banco de la República por su parte, desde abril había bajado la proyección de crecimiento y la ubicó en 1,8%.
Fedesarrollo
Para la Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo, Fedesarrollo, la prospectiva de la economía aunque existen factores propicios para el crecimiento de 2017 como las mejores condiciones climatológicas, un mejor panorama en los precios de los commodities y una recuperación del crecimiento de los socios comerciales, siguen existiendo riesgos a la baja.
Entre los riesgos externos se destaca la incertidumbre global, pero especialmente lo alusivo a la política monetaria y comercial de Estados Unidos, además de la recesión en varios de los principales socios comerciales de Colombia, en particular Venezuela y Ecuador.
A esos elementos se unen varios factores domésticos como la lenta reacción de las tasas de interés del crédito de consumo a la relajación de la política monetaria, las pobres perspectivas de la construcción de edificaciones en un entorno de baja confianza de los consumidores y los empresarios y la incertidumbre alrededor del desempeño del sector de obras civiles, asociada a los riesgos de ejecución de las obras de concesión de cuarta generación (4G) y al aumento de los ataques a la infraestructura petrolera.
Pese al pobre crecimiento del primer trimestre de 2017, a partir del segundo semestre del año esperamos que la economía colombiana se reactive lentamente y que alcance una tasa de crecimiento del orden de 2%, similar a la del 2016.
Lo anterior irá en línea con la prolongación del repunte de la actividad agrícola, un desempeño menos adverso del sector minero, una paulatina mejora en la confianza de los consumidores y empresarios que impulsen la demanda interna y una mayor ejecución de obras civiles (incluyendo las 4G y las obras impulsadas por los gobiernos locales).
Para el tanque de pensamiento económico, el balance de riesgos para 2017 está sesgado a la baja. Los factores que afectarían positivamente el crecimiento son: una mayor producción de petróleo debido al aumento en la inversión y un ritmo de ejecución mayor al esperado de las obras civiles a nivel regional.
De otro lado, los riesgos a la baja del crecimiento son: un menor precio del petróleo ante la baja reacción del mercado al acuerdo renovado de la OPEP y a un aumento en la producción de Estados Unidos, la desaceleración de la demanda externa principalmente por el empeoramiento de la crisis en Venezuela y la recesión en Ecuador, sumados a los retrasos en la ejecución de las obras de infraestructura de concesiones de cuarta generación.
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