Un día antes de entregar el solio de Bolívar a su sucesor Iván Duque, el entonces presidente Juan Manuel Santos pronunció su último discurso radiotelevisado. En una corta alocución, Santos advirtió: “No voy a molestar a nadie, no voy a intervenir y no voy a ser un aguijón en la nuca de mi sucesor”.
Desde entonces, con muy pocas excepciones, el Nobel de Paz lo ha cumplido. Siguiendo el ejemplo del expresidente conservador Belisario Betancur, que tras su retiro de la Casa de Nariño decidió dedicarse a la literatura y la poesía, Santos se dedicó por completo a su familia.
En los últimos meses su vida se ha movido entre Bogotá y “cualquier parte del mundo” a donde es invitado con mucha frecuencia a dictar conferencias sobre Europa, el Medio Oriente, la economía y, por supuesto, la paz.
Pero, especialmente, Santos ha estado dictando una serie de conferencias en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, de la que alguna vez dijo “siempre he soñado con ser profesor”.
Pero entre unas y otras, Santos ha aprovechado para hablar de lo que más le gusta: la política, y para ello ha utilizado diversos escenarios.
A comienzos del año pasado, por ejemplo, Santos fue nombrado miembro de la Comisión Global sobre Políticas de Drogas, uno de los ‘tanques de pensamiento’ de mayor reconocimiento a nivel mundial en materia de lucha contra las drogas y del que forman parte expresidentes, exsecretarios de la ONU y premios nobel de diferentes especialidades.
En una de sus primeras intervenciones, el Expresidente sugirió “un cambio mundial de paradigma” en la lucha contra las drogas, en la misma línea de su homólogo César Gaviria que forma parte del mismo selecto club.
Pero a final del año pasado, Santos volvió a ser noticia, en esa ocasión por una falsa noticia según la cual tendría una “millonaria cuenta en el exterior”, exactamente en el Instituto para la Obras de la Religión (IOR), coloquialmente conocido como el ‘Banco del Vaticano’.
Sin embargo, aunque la información dio para todo tipo de comentarios, fue la propia Santa Sede la que se encargó de desmentir la noticia.
Y llegó la pandemia
En los últimos meses, el expresidente Santos ha estado dedicado por completo a su nieta Celeste. De hecho, aunque ha cumplido su propósito de mantenerse alejado de toda actividad política, sus escasas apariciones han sido a través de su cuenta de Instagram, en la que tiene cerca de 300.000 seguidores. Allí ha publicado varias fotos mostrando a su nieta en brazos, al lado de su esposa María Clemencia Rodríguez y otras en ambientes familiares.
No obstante, a finales de abril pasado, Santos aceptó responderles a sus seguidores en esa red social varias preguntas a través de la herramienta de historias, de esa red social.
Allí aprovechó para contar que su paso como catedrático de Harvard lo tiene “verdaderamente realizado”, pero comenzó además a dejar de lado su idea de mantenerse alejado de la política.
En esa sesión le dijo a Uribe que “la paz es mejor que la guerra”, que le quedó pendiente en su administración lograr la paz con el Eln y arrepentirse de dos errores que admitió haber cometido: “el plebiscito por la paz y haber dicho que el tal paro no existe”.
¿En campaña?
Pero fue hace exactamente dos semanas que el Expresidente decidió romper su silencio, dejar de lado la premisa de no hablar de su sucesor y comenzar a opinar de lo divino y lo humano.
Y lo hizo con uno de sus alfiles, el senador de La U Roy Barreras, quien inauguró un nuevo formato de opinión en Facebook Live, y lo hizo con su exjefe en el proceso de paz.
Ese día, 14 de julio, Santos habló de la economía que dejó y la que tiene hoy el país, de las obras que ha inaugurado Duque, las que él dejó en marcha y obviamente, del proceso de paz.
“Todas las obras que se han inaugurado hasta el momento fueron hechas por nuestro gobierno”, dijo el Exmandatario. De ahí que el presidente Duque no pierde oportunidad para refutarle que “las obras no son de nadie”, y que la misión de su gobierno es “concluir, concluir, concluir”.
Y Uribe no se ha quedado atrás. En su cuenta de Twitter le ha respondido casi que a todas las opiniones de su sucesor. También, en esa ocasión, Santos habló por primera vez del acuerdo con las desmovilizadas Farc.
“Hay ciertas cosas que se están destruyendo o que se destruyeron, o se pueden destruir”, le dijo a Barreras.
También le recomendó al presidente Duque “recobrar la gobernabilidad”.
Un día después, Santos fue noticia al sumarse al también expresidente Andrés Pastrana y otros 140 líderes mundiales para reclamar de la comunidad internacional una vacuna universal contra el Covid-19.
Pero tal vez sus declaraciones con mayor carga política las dio el viernes en Caracol Radio, donde dijo de todo: salió en defensa de la paz y de la JEP, a la vez que dijo estar dispuesto a hacer las paces con Uribe, que siempre cuidó “sus tres huevitos -seguridad democrática, confianza inversionista y cohesión social-”.
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También se lamentó del apelativo de “traidor” que le puso el uribismo, y hasta le propuso al presidente Duque “un gran acuerdo nacional” para sacar al país adelante tras los efectos de la pandemia.
De esta forma, el expresidente Juan Manuel Santos parece comenzar a romper el hielo que él mismo se autoimpuso al terminar sus ocho años de administración, de no opinar sobre el gobierno de turno.
Lo que está por definirse es si el promotor de la Tercera Vía criolla está pensando en apoyar a alguien para las elecciones de 2022, pues aseguró que “la ausencia de liderazgo en América Latina es evidente y muy triste”.