EL NUEVO SIGLO consultó a varios epidemiólogos para evaluar si la estrategia, que podría extenderse a otras localidades, es funcional. Fenalco Bogotá también se pronunció
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Durante 15 días, que comenzaron a contarse a partir de ayer a la media noche, la localidad de Kennedy estará convertida, por efectos del cerco epidemiológico para contener el foco de contagio del Covid-19, en una isla al interior de Bogotá. Una isla que, al no poderse aislar físicamente del resto de la capital del país, será muy difícil de controlar, más aún porque estamos hablando de más de un millón de habitantes en una urbe de más de nueve que se reactiva gradualmente tras casi tres meses de cuarentena general.
La decisión de la Administración Distrital sustentó su decisión de una cuarentena más drástica allí en el hecho de que la localidad de Kennedy representa hoy casi el 30% del número de contagios en Bogotá y tiene una tasa de expansión del virus más alta que en el resto de la ciudad.
Al cierre de la edición tenía 2.584 contagios, 75 fallecidos y 12 personas en estado crítico. Por ello se decidió someter la localidad a una cuarentena estricta y focalizada. La pregunta es ¿Qué tan efectivo y funcional será el modelo de control de la epidemia que se está aplicando allí y que eventualmente podría ampliarse a otras localidades como Bosa, que tiene casi el mismo número de contagios que Suba pero menor población?
Lo cierto es que ayer la localidad amaneció bajo estricta vigilancia; con puestos de control y vigilancia apoyados por el Ejército y la Policía; con acordonamientos de las zonas en dónde están los focos de contagio, como Corabastos, y con la movilidad de la ciudadanía restringida, mediada por un formulario que toda persona que salga debe diligenciar en la aplicación “Bogotá cuidadora”, so pena de ser sancionada.
Cuarentenas más focalizadas
En diálogo con EL NUEVO SIGLO, Luis Jorge Hernández, epidemiólogo y profesor de la Universidad de los Andes, explicó que hoy la tendencia es a hacer cuarentenas más focalizadas. “Aquí se cerró una localidad, que es casi como cerrar Medellín. Lo ideal es que lo hubieran hecho más focalizado, identificando las cuadras y las UPZ, y haciendo aislamiento sanitario con ayuda psicosocial y apoyo económico a sus habitantes”, dijo.
Agregó que “necesitamos una vigilancia más fina. Cerrar una localidad completa es algo demasiado grande y más una localidad como Kennedy. Se puede hacer pero la idea debe ser la de avanzar hacia cuarentenas más focalizadas y que se acerquen más a los conglomerados, es decir que busque tener más información de dónde están los focos de infección, los contactos y aislarlos”. Reiteró que entre más pequeña sea una población, es más manejable hacer un cierre efectivo.
Según Hernández no solo se debe contemplar el aumento de casos y la velocidad del contagio en una determinada zona, sino que median otros factores de vulnerabilidad, como el del número de personas adultas mayores con enfermedades crónicas y comorbilidades en esas zonas, así como la propensión a las aglomeraciones.
“Por ejemplo, en Quibdó priman las aglomeraciones y toda la gente está siempre en la calle. Las localidades de Bosa y de Kennedy son muy propensas a las aglomeraciones, y hacen muchas más que, por ejemplo, localidades como Teusaquillo, en donde casi no hay reuniones masivas en las calles. Este es un factor en donde hay que hilar más fino. Mirar en dónde se concentran las personas y buscar casos”, añadió el experto.
El epidemiólogo precisó que lo que se tiene que hacer en estos momentos es testeo, una búsqueda más puntual de casos y de contactos. “Hacer aislamiento (estrategia ETI), pero sobre todo, de acuerdo con él, masificar las muestras en toda la ciudad y no solo en la localidad de Kennedy”, sostuvo.
“Esto es hacer vigilancia epidemiológica. Entonces, en vez de esperar a que el virus nos busque, nosotros salimos a buscar el virus. Y uno no busca el virus solamente en las personas que están enfermas, sino en las personas asintomáticas, a través del testeo, por ejemplo, a la población en la calle, a la gente que va en Transmilenio, a los vendedores informales, a los rappitenderos”, puntualizó.
Más contagios internos
Aunque el director del Departamento de Ingeniería Biomédica de la Universidad de los Andes, Juan Manuel Cordovez, le aclaró a EL NUEVO SIGLO que no ha estudiado a fondo el caso puntual de esta localidad, de acuerdo con el profesor esta medida sí sería funcional para Bogotá mas no para la localidad de Kennedy.
La tesis: Asumiendo que se pueda contener una población de estas dimensiones y características, con ayuda de la Policía Metropolitana, la contención podría resultar en un aumento de las infecciones al interior de la localidad.
“Digamos que tú confinas a la gente en esta isla de Kennedy y les impides salir. Aun así, muchas de las personas que están allá están en una economía informal y van a tener la necesidad de salir a trabajar. Lo que tendremos es que saldrán el mismo número de personas pero a un área mucho menor. A menos de que decretaras un toque de queda en la localidad y nadie puede salir de sus casas, los encuentros al interior de la misma van a aumentar de manera significativa”, precisó Cordovez.
Aclaró que, no obstante, hay que examinar más en detalle cuál es el tamaño de la localidad y el número de recuperados, factores clave a la hora de mirar la llamada “inmunidad de rebaño”.
Por último, de acuerdo con el epidemiólogo de la Universidad del Rosario, Carlos Trillos, “la localidad tiene muchísimos casos y sí hay que implementar medidas epidemiológicas un poco más drásticas porque las personas no están haciendo caso de las medidas preventivas. No obstante, bloquear totalmente las salidas de Kennedy es muy difícil y se necesitará de mucha comunicación con la ciudadanía”, le dijo a EL NUEVO SIGLO el profesor Trillos.
Factor político-económico
Ahora bien, política y económicamente hablando, ¿qué tan funcional será esta medida? De acuerdo con el director ejecutivo de Fenalco Bogotá, Juan Carlos Orrego, la medida es coherente, pero precisó que se debería permitir que siguieran funcionando muchas de las funciones que son vitales para la ciudad y la economía, que nuevamente fueron restringidas.
“Habrá inconvenientes grandes porque hay un exceso de limitaciones que son necesarias pero hay que ponerles la coherencia y la lógica que se requiere para que la gente pueda seguir funcionando, pero cuidándose de no contagiarse”, le dijo a EL NUEVO SIGLO Orrego.
En el plano político también se analiza la medida distrital. Por ejemplo, de acuerdo con el concejal del Centro Democrático, Andrés Forero, a estas alturas será muy difícil para la Administración Distrital garantizar que las personas no salgan, pues durante este periodo hubo pocas ayudas que llegaron a la localidad.
“Cuando uno revisa “Bogotá Solidaria en Casa” lo ve, solo llegaron 16.000 mercados y solo se hicieron 40.000 transferencias. Por las necesidades, muchas personas tendrán que salir porque la Alcaldía no cumplió con su promesa”, le dijo a EL NUEVO SIGLO el cabildante, quien reiteró que, aunque la Administración no lo dijo abiertamente, “habrá un toque de queda allí todos los días, de 7 de la noche a las 5 de la madrugada y eso preocupa”.